El poder de las palabras



El otro día miraba una película, una buena por lo demás, donde un tipo poderoso debido a su inmenso capital, le ofrecía a un hombre acusado por asesinato la absolución. Con una llamada la consiguió; Me quede pensando si eso ocurría en la realidad, si era así de simple (quizá no fácil) violar la justicia. De seguro sí, pensé. El poder del dinero.

Luego pensé en el poder de las palabras…

María Carolina Geel es una escritora chilena, del tiempo de la Gabriela Mistral; ella con su salud mental algo dudosa, como al parecer la es la de todo escritor; Se plantó ante su amante, en un restaurante lujoso, donde se celebraba una fiesta y le disparó, lo mató con la pistola que él le había ayudado a comprar, acción por la que se conocieron. La idea de ella era suicidarse frente a él, pero en un acto involuntario, quizá de puro despecho, quizá de odio inconsciente o puro instinto de supervivencia, en vez de dispararse a sí misma le disparó a él.

Pasó tres años en la cárcel, en pensionado, donde las monjas la cuidaban y veía desde lejos las locuras y romances de las otras reclusas, ella siempre observadora, rara vez agente.

Por esos años la Gabriela Mistral gozaba de la “alegría” de haberse ganado el premio Novel; Y dado que mantenía algún tipo de amistad con la asesina pasional; Le pidió al presidente de la época que la absolviera, que la indultara, que la dejara libre; Vaya a saber uno que palabras utilizó, pero imagino que la Mistral podía ser persuasiva si se lo permitía y proponía. Entonces el presidente accedió diciendo que no se podía negar a una petición de la ganadora del Novel, quien había ensalzado el nombre de la patria y blabla.

Así que la María Carolina Geel, quedó  libre, gracias al poder de la Mistral, que se lo ganó con sus palabras.

No hay comentarios.: