A poco de terminar el 2017


Este año ha sido difícil, Kyonin diría agradece, siéntate tomate un té, has zazen.

Ha sido un año difícil, cuánta locura ha bailado a mi alrededor, cuánto suceso que me ha sorprendido y decepcionado total y profundamente empujándome al abismo, cuánta locura he hecho yo misma.

¿Cuán llenas de mí están estás palabras?

El budismo es una filosofía que no termino de entender, quizá no me he esforzado lo suficiente, pero a veces siento un tipo de recelo, ¿qué tal si toda esa filosofía se diluye con el tiempo, con la evidencia empírica de la vida? Así como me pasó con el cristianismo o con las “grandes” lecciones del Alquimista de Cohelo.

¿Cuán llenas están de mí estas palabras?

El budismo me ha coqueteado hace años, comenzó pareciéndome una locura, una filosofía extraña que contradecía a Cohelo y su frasecita: Cuando una persona desea realmente algo, el universo entero conspira para que pueda realizar su sueño.

He cambiado mucho desde que el manual del guerrero de la luz era mi biblia. Aunque a veces me siento tan perdida como en ese tiempo.

Este año ha sido difícil, por varios motivos, desempleo, un nuevo empleo, una ruptura amorosa, problemas en el trabajo, problemas económicos, una salud mental a ratos dudosa, muchas preguntas sin respuesta y ante la adversidad laboral, económica, social y romántica mi estrategia ha sido preguntarme ¿cuán lleno de mí está todo esto?, ¿cuánto hay aquí de complejo dramático? Una sacudida a la basura mental, sigue, avanza, piensa en los demás, en cómo mejorar por el bien común, que también te incluye a ti.

Este año ha sido de dulce y agraz y en estos escritos, llenos de mí, ¿cuáles han sido las lecciones? Algunas:

- Muchos de nuestros problemas son pensamientos que dan vueltas en nuestra cabeza y que obedecen a un complejo dramático (sospecho que implantado por la televisión).
- Que seas generoso con alguien no quiere decir que ese alguien te guarde respeto o lealtad. (Agraz).
- Ante la duda, es mejor preguntarse: ¿cuán lleno de mí está todo esto? (Lo adapté de Kyonin).
- La vida es extremadamente dinámica (empírico y del budismo).
- En la vida aparece gente que es muy buena contigo y otra que no, que hasta puede llegar a ser cruel y en muchas ocasiones ninguna de los dos sucesos nos los ganamos (empírico y de observaciones).
- A veces el trabajo no da los frutos que uno espera, pero supongo que es mejor trabajar, aprender (lección en construcción).
- No debo usar la comida como consuelo, le hace mal al alma, al carácter y al cuerpo.

Este año ha sido tremendamente difícil, pero ha habido peores y hasta ahora he sobrevivido.

Le haré caso a Kyonin y agradeceré.

Agradezco que:

- Conseguí trabajo.
- Mantuve mi hogar a pesar de los desequilibrios amorosos, mentales, laborales y económicos.
- En mi trabajo me senté en la mejor mesa del universo, bueno es una exageración, pero me encantó esa mesa, llena de gente amable, generosa y hasta sabia.
- Aprendí mucho en mi rubro, oooh educación una palabra tan reutilizada, pero grandiosa.
- Me re encanté con la pedagogía.
- Conocí a personas maravillosas, estudiantes que me mostraron que hay mucha nobleza, compañeros de trabajo que me mostraron que hay docentes geniales llenos de humanidad y sabiduría.
- Conocí a personas maravillosas y creo que de algunos me hecho amiga.
- Seguí manteniendo amistades geniales y mi familia siguió presente.
-Tuve muchas lecciones, algunas aún tengo que estructurarlas.

Creo que a pesar de lo difícil de este año he sido afortunada he ido a parar a hermosos lugares y me he encontrado con gente hermosa.

Sé que este escrito está lleno de mí, pero algo que aprendí y sigo aprendiendo es a hacer más espacios que no estén llenos de mí, como preguntarle más seguido a la gente cómo está y no sólo como saludo, si no con preguntas específicas como: ¿cómo sigue lo de tu hermana?, ¿lograste ver la película que querías ver?, ¿solucionaste ese problema que me contaste el otro día?... y así. También aprendí a reunirme más seguido con la gente que quiero, preguntar si quieren ir a tomar tesito y no enojarme o sentirme mal si me dicen que no, hay mucha gente y siempre te encuentras con alguien que está dispuesto. Sospecho que con pequeñas acciones como dedicar tiempo a preparar una comida familiar o entre amigos, ayudarle a un compañero de trabajo atareado y así con pequeñas acciones que ocupen tus pensamientos en ser generoso se va dejando menos espacio para que todo esté lleno de ti.

Iré a tomarme un testigo y hacer zazen.



Carta y Violeta

Señor Piedrazo:

Hoy es el cumpleaños de Violeta Parra, cumpliría 100 años, me lo ha recordado harto Facebook y la radio.

Hay varias canciones de ella que me recuerdan a esa vez, hace años, que se me rompió el corazón; el señor Anki, supongo que fue mi primer amor, o algo así. Es extraño, lo quise mucho y me costó mucho “superarlo”, pero nunca le dije “te amo”, tampoco a ti, supongo que es porque me tomo muy seriamente ese vocablo, ese maldito vocablo diría la Violeta…

En realidad, no recuerdo mucho a Anki, sé que fue importante, tengo la idea que era un buen tipo, alguien con escrúpulos, alguien que me tuvo paciencia, que me demostró cariño y pasión… La Violeta me recuerda los tiempos en que lo lloré. Me dolió esa ruptura y no fue porque me proyectara con él, ni porque lo creyera mi propiedad, me dolió porque lo extrañaba inmensamente, extrañaba su compañía, lo que aprendía con él, su manera de seducirme, extrañaba verlo cocinar y el hecho que yo era más “sana” con él en mi existencia y la Violeta, Viola Violenta con su “run run se fue pal norte”, “el gavilán” y ese montón de canciones que le salían y salen desde las entrañas me hacían “canalizar” esa pena, me recuerdo cantando sus canciones, maldiciendo el vocablo amor con toda su porquería… Curiosa época.

Lo superé, como se supera todo o casi todo, que no es lo mismo, pero es como igual, supongo que fue el tiempo y que la vida siguió.

Es extraño, hay mucha gente, amigos, que creen que cuando finalmente saliste de mi vida yo sucumbí, que me partiste. Una amiga me llegó a decir que quizá yo soy ese tipo de mujer que no sabe “estar” si no es en una relación (algo que supongo le costó decirme, porque en “nuestro código de mujeres empoderadas e independientes ese es un gran insulto”); y yo pienso que quizá no sé “estar” no más y que quizá no se tiene porque saber, se “está” no más, sepamos o no.

Acabo de recordar que al señor Anki yo le decía que de seguro la Violeta no se había suicidado por amor como dice la leyenda, él me decía que sí: La Violeta se suicidó por amor… Yo creo que no, yo pienso que fue “de cansá”; Quizá nuestra querida Violeta no tenía la mejor de las saludes mentales, pero creo que lo que más “pesa” en esos momentos es el agotamiento, ver que por más que luchas, por más que construyes, la vida te golpea y te sigue doliendo el mundo… el cansancio es avasallador.

Me he ido por las ramas, lo sé, creo que el punto de esta carta que sé no leerás, es que esta vez, en todos estos meses que han pasado, no han habido canciones de Violeta Parra, no canté por el dolor, no canté maldiciendo el vocablo amor, no hubo canciones en el mundo con las que me sintiera identificada…

Querido Piedrazo, yo creo que te quería y mucho, quizá aún te quiera, yo soy así, quiero y quiero un montón, supongo que esa es mi fortaleza, me encariño de la gente, le regalo comida y las abrazo porque las quiero y me gusta ese sentimiento. Me gusta ver a la gente que quiero y que nos acompañemos; y vaya que tu y yo nos acompañamos…


Yo te quería y quizá todavía te quiera, pero nunca he cantado una canción de la Violeta o cualquier otra porque me hayas roto el corazón y creo mi querido “ex amor tortuoso” que eso significa mucho.

Chispazo de sabiduría



Últimamente ando más contenta, me llegan momentos de profunda paz y agradecimiento. Por ejemplo, el otro día venía del trabajo; una compañera se ofreció a acercarme, había dejado de llover hace poco y junto con otros compañeros conversábamos sobre el buen ambiente laboral que hay (debo admitir que mis intervenciones en la conversación fueron bien pocas, consecuencias de no ser tan sociable y porque estoy ahí desde marzo), entre la charla, el lindo paisaje después de llover y el cobijo que sentía en el auto, caí en cuenta que he tenido suerte, digamos que seguido he sentido orfandad, más antes que ahora, pero en ese instante tuve un chispazo de sabiduría y noté que la Vida (sí así con mayúscula) me ha llevado a lugares maravillosos donde conozco a gente maravillosa, me pasó cuando me cambié de escuela en primero medio y me hice amiga de personas que aún están, que han sido una gran compañía y un apoyo grandísimo; Como Karim con quien siempre tenemos maravillosas conversaciones y a ratos me hace parte de su familia sintiendo ese inmenso amor y cobijo que se siente en un hogar. También está Catalina, mi amiga gruñona, tiene una gran capacidad para hacer comentarios que descolocan, pero ha estado ahí en momentos que simplemente necesitaba de una compañía y eso se agradece.

Francamente he conocido a mucha gente maravillosa que formaron parte de mi vida por un tiempo o que aún permanecen, me pasó en la escuela, me pasó en la universidad, me pasó en los trabajos en donde más tiempo me he mantenido, me pasó en el grupo de meditación y me está pasando ahora en el trabajo “nuevo” donde estoy, el grupo es maravilloso, es muy humano y me ayuda a pensar que estudiar pedagogía no fue tan mala decisión como pensé por tanto tiempo. 

Hay tanta gente maravillosa que ha pasado o está en mi vida que si escribo de todas esta entrada tendría un record Guinness por extensión. Así que por ahora agradezco, y espero que esta visión no solo tenga que ver con los antidepresivos que estoy tomando desde hace un tiempo, sino también por algún tipo de crecimiento.

Estoy muy agradecida.
Gracias Vida.