Lo más importante...

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Cuando era niña me gustaba buscar códigos en la Biblia, un pasatiempo algo extraño; Cree varias teorías, que con el tiempo se fueron contradiciendo, hasta que luego de varios intentos por ser cristiana, decidí no creer en ese santo libro.

Aún así para mí es un buen libro, uno a veces incomprensible, pero también reconfortante, como algunos poemas o cuentos que satisfacen el alma.

En aquellos tiempos de búsqueda de códigos y teorías, para mí la Biblia se podía reducir a un párrafo:

“Tres cosas hay que son permanentes:

la fe, la esperanza y el amor;

pero la más importante de las tres es el amor.”

- I Corintios 13:13

Pensaba en el inmenso amor de Dios, me sentía protegida, abrazada por el encanto del universo; Pensaba en la inmensa capacidad de los humanos de amar, en los actos sorprendes que se llevan a cabo por este sentimiento, en la entrega a la que lleva.

Pensaba en los pecados y la culpa, en que si al amor era lo permanente, lo más importante, el perdón era un acto cotidiano. Pensaba que si el amor era lo más importante, lo curaba todo.

Me imaginaba a Dios apenándose por los humanos; por llenarse de reglas con lo que creían era palabra divina, sin ser capaces de amarse, sin ser capaces de aceptarse, sin ser capaces de considerar a todos como la creación de Él; Sin ser capaces de ver que Dios ama a todos, a todos. Y que nuestra misión es perpetuar ese amor.

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PD: A veces tampoco soy capaz de perpetuar ese amor.

Presentimiento...

Tengo un buen presentimiento... Es extraño, pero desde hace días que estoy muy contenta; No sé muy bien las razones, quizá sea sólo un cambio hormonal prolongado, o el simple hecho de estar apreciando más el estar viva, no sé.

Tengo un buen presentemiento, ojalá se cumpla.


¡Gracias Dios!

Cumpleaños!


Algunos momentos se podrían almacenar para cuando se los necesiten; como algunos abrazos, de esos extensos e intensos que protegen; conversaciones amenas; tardes tirada en el pasto o paseos que quedan en la memoria.

El jueves fue mi cumpleaños, y para sorpresa de muchos y la mía misma, he llevado veintiún años sobre este planeta y aún no enloquezco (no por completo al menos).

Aquel día fue uno de esos dignos de enmarcar, y me pesa no haber tomado fotos, me encanta captar los momentos gratos, aunque sea en imágenes, le ayuda a la memoria a recordar la alegría.

Mi día comenzó con un lindo desayuno preparado por mi hermana, que incluía quequito y canto. Luego en la U uno que otro saludo, con burlas por la vejez y más canto. Y para mi no sorpresa (por alguna extraña razón lo esperaba) “manifestaciones”, lo que implicó que saldría más temprano, y lo medianamente planeado se llevaría a cabo con más tiempo.

Con un par de amigos y mi hermana fuimos a comer pizza, aquello en que concordamos todos, o más bien yo, gracias a mi vegetarismo (las hamburguesas y yo no nos llevamos bien); Un almuerzo ameno, divertido y rico. Luego a la “Piojera”, bar mítico y típico que desde hace años quería conocer. La pase demasiado bien, me reí mucho y lo mejor es que estaba con la gente que más comparto, a la que más veo y con la que mejor me llevo.

Luego de vuelta a mi casa, con uno que otro incidente por el camino, digno de contar en un próximo carrete. Cuando llegué a mi hogar (no tan tarde, nunca tan desubicá) mi madre me esperaba con una torta de chocolate, perfecta para mí que enloquezco con aquella droga.

Pasaron muchas cosas lindas ese día, sorpresas y golpes de suerte; También conocí (mejor dicho converse) con un compañero que me cayó muy bien, un proyecto de amigo, y yo que no lo había tomado mucho en cuenta.

Me sentí muy querida y por primera vez me prohibí deprimirme, nada de hacer balances o cuestionamientos, me tome el cambio de folio con humor, no queda de otra, cada vez serán más traumantes.

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Antiguo spot publicitario...

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Cuando era chica daban un spot publicitario (¿Así se llaman?), donde aparecia algo parecido a un cerdo (¿O rinoceronte?) que repartía mala onda, basura; Y había un pajarito que era algo así como el antagonista, yo quería ser como el, súper, entera de amorosa (como diría un amigo, sin siquiera cambiarle la terminación que denota el género).

Me acorde, porque hoy me senti como las personas a la cual este personaje le repartía mala onda...

Me voy a dormir, ya me dío sueño...

Día de la madre

Tengo ganas de salir; Pero tengo prueba el miércoles de Informática y falté a las clases importantes, si no fuera por una compañera con alma de pedagoga, la materia aún sería para mí arameo, debo repasar y estudiar Álgebra, para que después no se me acumule todo y entre en colapso nervioso.

Extraño a una amiga que lo dejo de ser, por una acción quizá involuntaria que termino destrozando el lazo tan fuerte y longevo que nos unía; Recuerdo a los puente y un post de Alejandro sobre unir a las personas…

La vida es extraña… Confusa y contradictoria.

Hoy es el día de la madre, cuando comenzó este tributo, se le asignó el día 10 de mayo (algo así dicen por ahí), ahora ese es el día internacional de la madre, y en chile se celebra el domingo siguiente.

Los origines de esta festividad tiene varias versiones, de las cuales la más plausible para mí, es la que dice que sus orígenes están en Grecia, donde se le rendían honores a Rhea, la madre de los dioses Júpiter, Neptuno y Plutón.

Supongo que en Chile, comenzó a celebrarse esta festividad por pura imitación a algún otro país, que decidió hacerlo por un motivo particular.

Para mi este tipos de festividades tiene un doble discurso, al igual que la navidad o el día de los enamorados; Queda verlos como días comerciales, en donde los mall se repletan, y que tal festividad nació porque a algún vendedor se le ocurrió, o verle lado amable, el más espiritual.

Por mi parte le tengo más fe al género humano y no creo que todo sea tan superficial y materialista, dudo que la mamá se fije en cuánto costó el regalo.

Por mi parte saludé a mi madre, el jueves con un abrazote, tarjetita y pastel; Y hoy con otro abrazote y con un gorrito hecho por mí, en nada gasté mucho, así que no es tan comercial, más bien dedicado.

Me gustan las tradiciones, aquellos actos en que toda una comunidad participa, siento que son el alma de la esta, es decir, son los actos que nos unen, que nos representan, y hoy por hoy, en esta sociedad empeñada en avanzar, que ya rara vez se detiene a compartir la mesa, así como antes, en donde las tres o cuatros comidas diarias eran en familia, en un acto casi ceremonial; Nos vamos quedando vacíos, sin respeto.

“Muertas las ideologías, el mundo quedó en manos de gente práctica, que anula el cerebro bajo montañas de nada”

-Jorge Valdano.

Supongo que siempre se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. O interpretar de distintas maneras los hechos.

Creo que hoy estoy confusa…

En cuanto a las madres, son importantísimas, nos cuidan y dan cariño; la mía cumplió con los principios básicos; Me entregó amor, me cuido y me educó, lo demás son detalles…

¡Feliz día a las madres!!!

Divagaciones del momento...

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En este preciso instante, me gustaría estar frente al mar, en un día medianamente nublado y sin frío extremo; tirada y descalza, enterrando mis pies en la arena y jugando con mis dedos a ser cascadas, mirando el cielo, viendo los matices de las nubes y el azul entre medio, observando a veces atentamente el vuelo de una gaviota, dejando mi mente viajar a la belleza, quizás a la nada, volviéndome arena.

Es extraño, a veces siento que tengo tanto, no en el sentido de poseer, sino en el más abstracto, el menos frívolo; Me siento enormemente bendecida, llena de milagros a mi alrededor, regalos de Dios, de la vida. También existen los momento en que siento lo contrario; me siento sin patria, sin suelo, ni raíces, con el estigma de no pertenecer a lugar alguno, de no poseer, de ser enormemente huérfana y maldecida.

Y también están los momento en que no siento ni lo uno ni lo otro, y aunque parezca extraño, a veces el equilibrio llega a tal punto, inmovible, que me aburro y mi cuerpo se tensiona, se contrae, en un reclamo al parecer legendario que me grita que no estoy viviendo.

Tengo la loca fijación de aprovechar cada instante, de sentir, de vivir; pero a veces los minutos se me van en tedios y no me doy cuenta, a veces la vida parece tan monótona que me frustro y la imaginación o el coraje no me alcanzan para hacer algo. No creo en el más allá, y la mitad de mí dice que aparte de esta vida no hay otra, quizá he ahí la desolación que me golpea cuando la vida y mis emociones, acciones y vivencias se estancan en un movimiento parejo.

Escribir o no escribir... ¿Qué escribir?



Cuando decidí estudiar matemática le temí a este momento, en el que al sentarme frente al teclado nada naciera de mis manos, ese instante en el que al coger mi cuaderno, que anda dando vueltas por mi pieza, nada fuera capaz de plasmar…

Por eso cree este blog, y la meta era sentarme una vez por semana a reflexionar, sobre cualquier tema, obligarme a escribir, a pensar, hacer trabajar a este músculo, situado en mi cráneo, en algo más que números (al final son letras), no mecanizarme, ensayar el acto de comunicar, aprender a comunicar, adquirir técnicas, experiencias, léxico ¡Léxico!! Es que tengo la sospecha que el léxico con el pensamiento están en una razón proporcional, a más palabras, más razonamiento o algo así… Ya lo decía Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente” (Ni idea quién es él, me gustó la cita)

A veces me pasa que tengo tanto que decir, que los pensamientos se me aglomeran en la salida y comienzan a pelearse para mostrarse primero, entonces entre tanto empuje ninguno sale y se quedan adentro provocándome una jaqueca. Otras veces nada tengo, mi mente se toma unas vacaciones donde nadie la puede hallar y le deja un espacio enorme al corazón, quizá no sea al corazón. Quizá es sólo vacío. O quizá alguna extraña patología.

(¿Cuál es el antónimo de pragmático? Me falta ampliar mi vocabulario)


Desde el baúl...

Ya estoy comenzando a percibir los síntomas del “Aburrimiento extremo con patologías invernales”; Desde pequeña, cuando mi madre comenzó a trabajar y mi hermana a ser una oveja descarriada, siempre me he encontrado sola en casa, con la cabeza dispuesta para pensar en cualquier lesera; Claro, hace mucho soñaba con las vacaciones, necesitaba descanso; pero recuerdo siempre a los días como hoy, desde días inmemorables, a mí con una flojera inmensa, una pequeña jaqueca por exceso de sueño o televisión, y pensando; sometida a las más cansadoras tertulias, mi mente casi ingobernable se aleja a explorar los más grandes problemas; desde la infelicidad colectiva a horrores del diario vivir; lo alarmante es que cuando esta patología comienza a avanzar comienzo a cuestionar todo, todo, en lo que creo y en lo que no y la idea que vivamos en una matriz comienza a sonarme razonable.

Hoy iba a salir con una amiga; La llame para que no fuéramos debido al temporal que está cayendo afuera; me arrepiento, preferiría haberme que dado botada, sin micro ni colectivo, a estar aquí con la ansias un tanto enfermizas de escuchar la música de Ameli sin poder encontrarla (Siempre en algún formateo olvido respaldar algo importante).

Cuando paso por estos momentos los apaleo con una lectura; suena ñoño lo sé, pero los días fríos y lluviosos están hechos para leer, transportarse a algún mundo que algún loco escritor soñó.

No tengo mucho que leer, mis libros ya están leídos o son fomes, así de simple, no leíbles, inducciones de sueño y a mí no me gusta dormir mucho.

No puedo dejar de pensar en una palabra: “Cobarde”, sí como lo leyó, “cobarde” y es que a lo largo de mi vida ha habido palabras que en cierta forma me han logrado quitar el sueño como “esfuerzo”, “honor”, “sacrificio”, “amor”, “nunca”, “siempre”, etc. Palabra utilizadas, quizá a diario, que por lo común pocas personas se han detenido a buscar en el diccionario y a las cuales la connotación las engrandece o falsea.

Hoy le toco a cobarde, antes ya había pensado en esta palabra, trisílabo, grave, sin tilde. Donde según la Real Academia de la lengua Española (RAE) significa:

cobarde. (Del fr. couard). 1. adj. Pusilánime, sin valor ni espíritu. U. t. c. s. 2. adj. Hecho con cobardía.

cobardía. (De cobarde). 1. f. Falta de ánimo y valor.

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Esto lo escribí en Julio del año pasado, cuando estaba en vacaciones de invierno, y aún no me enfrentaba al desastroso segundo semestre.

He pensado en cuánto me ha cambiado la vida desde que escribí este texto, proyecto para el blog, y cuánto a seguido igual.

Han cambiado varios puntos de lo que escribí (y de lo que no); ahora sí me gusta dormir, mucho, lo que más pueda, será porque ya no tengo tiempo y en promedio duermo seis horas diarias, harto comparado a cuando estoy en época de pruebas.

Ya no pienso tanto en las palabras, sino más bien en circunferencias, y en las distintas formas de determinar sus tangentes con un punto externo, centro; o problemas parecidos.


Tampoco pienso tanto en aquel personaje que me inspiro para reflexionar aquella tarde, en aquel adjetivo. Y pienso más antes de referirme (o ver) a alguien como cobarde.

Pero también hay demasiadas cosas que permanecen, que pareciera no avanzan… Y otras que se extrañan…

He pensado en los trueques de la vida, y es que al parecer al momento de ganar un algo, se pierde otro algo, sea por tiempo o espacio.