Cuando iba en tercero medio una vez soñé que se acaba el
mundo, llegaba el Apocalipsis, fue una mezcla de Matrix y como me lo imaginaba
de chica en las reuniones de los testigos de Jehová cuando leían un libro rojo
con el mismo título (Apocalipsis).
En ese tiempo estaba mortificada por las grandes disyuntivas
de ser o no ser atea, de ser o no ser creyente, de ser o no cristiana… Y bueno,
el sueño lo vi como un mensaje de Dios o una señal del cielo, mejor ser “creyente”.
No quise creer que podría ser una jugarreta de la mente o
del inconsciente, por tanto pensar en Dios y en las religiones. Mejor creer, hacerle
caso a la tan repetida frase de Einstein y pensar que todo es un milagro,
porque aunque sea mentira la vida sabe mejor.
A veces pienso que la gente cree en Dios, porque lo
necesitamos, y ante las situaciones injustas o terribles, se prefiere pensar
que Dios está mirando hacia otro lado porque no somos lo suficientemente
piadosos, tenemos que arrepentirnos y abrir nuestros corazones, y ahí Dios o
Jesús actuará en nuestras vidas; Y es que creer eso, pensar que uno tiene
cierto grado de control, y que dios está ahí esperando para actuar, es más
fácil que pensar que estamos total y absolutamente solos.
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