Justicia, según Abel

Hace algunos meses, un compañero de universidad, me contó que había reprobado el ramo por el que más estudió, y aquellos con los que había sido medio irresponsable los aprobó sin mayo problema, yo le dije: “suele ocurrir”, y él casi sin escucharme, como ido, me dijo que era injusto, luego como volviendo en sí, declaró humilde: “Pero quién sabe lo que es justo, sólo Dios”

Mi compañero es católico y extrañamente tiene una tendencia derechista, digo extrañamente porque yo pensaba que la gente de derecha no estudiaba pedagogía; Además su papá es un ex militar y el tiene bien arraigadas algunas ideas que me desagradan, así que me sorprendió cuando, para mí, dijo una frase con gran sentido.

Estos días han sido un poco complicados, el tiempo libre, el tener que hacerla de dueña de casa, el tener que cuidar a mi sobrino, el limpiar y volver a limpiar sin que dure para que se note: El pensar que los dos meses que me quedan por delante no se ven muy auspiciosos; El intentar encontrar trabajo sin mayor éxito; El tener que decir no a salidas, a carretes por cuidar al hijo de mi hermana, favor por el que ni siquiera recibo las gracias; El pensar en la suerte, en cómo para algunos las cosas les resultan simples y para otros casi imposibles; Me han hecho reflexionar en la justicia, en la injusticia.

Quizá es verdad lo que dijo mi compañero, quizá sólo Dios sabe lo que es justo y por eso hemos herrado tanto en el camino.

Aprobé cálculo!!

Yo intento ser positiva, ver el vaso medio lleno, detenerme a pensar que quizá esto que parece tan malo hoy tenga un propósito para mañana, que por algo Dios hace o deja que pasen los sucesos; “pensamientos positivos”, a los que los metafísicos tanto poder le otorgan, y fe, aquella de la que habla la Biblia, Coelho y tanta gente en la calle.

Resulta señoras y señores, que a veces me canso, me cansa pensar positivamente, me cansa tener fe, me cansa tener esperanza, me cansa esperar y me entran una ganas enorme de llorar y mandar todo al carajo; Pero hay dos cosas al menos que sé no puedo hacer, una es dejar de vivir con migo, así que no me puedo mandar al demonio, y la otra es mandar al carajo a Dios, está en mi mente, y supongo que en mi alma, soy una imitación barata de evangélicos fanáticos, aunque sin creer en la Biblia y sin juzgar tanto, sin la idea de “convertir” a otros, pero tenemos en común, supongo yo, el lugar que ocupa Dios en nuestras vidas, y en la mía, a pesar de los enojos de a veces niña caprichosa, es uno muy importante.

Y a pesar de la tristezas, de las perdidas y las derrotas, sigo teniendo fe, aún a veces sin quererlo, sigo creyendo que en la vida hay que pasar por todo, para vivirla y sentirla, y sigo creyendo en Dios, he intento aceptar y confiar en sus decisiones, sigo hablando con Él, en un discurso mental casi eterno, sigo reclamando, agradeciendo, rogando, encomendándome, amándolo.

Como lo dije, soy una imitación barata de un evangélico fanático…

En realidad este post es para agradecerle a Dios, de una forma extraña, el pasar cálculo, me costó, estudié mucho, me fui a examen y el reprobar o aprobar dependió de una prueba, no me saqué un 7, ni siquiera una nota excelente, pero me fue bien, y aprobé, tuve la suerte que me preguntarán lo que sabía, y eso señores es gracias a Dios y en parte al trabajo.

Y como decía mi profesor de religión de la media, con el cual rara vez concordábamos: “Trabajo y oración”

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PD; Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es unmilagro. - Albert Einstein

Instantes...

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Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría
más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería
más helados y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.



Jorge Luis Borges




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Yo tengo 21...



Casi corriente de la conciencia

He pensado en varias cosas ultimamente, en las políticas educacionales, en como la escuela reproduce el orden social en vez de hacer lo inverso; En sueños de proyectos que habran mentes y corazones; He pensado sobre todo que primero debo alimentar y cultivar mi propia mente, mi propia alma.

He pensado en Dios, en las treguas y las luchas, en la permanente nube negra, la soledad y la suerte a veces de estar en el momento preciso a la hora precisa. He pensado en las perdidas, en lo que extraño sin nunca haber tenido.

He pensado en números, en leyes de lógica, en la trampa que se tiene al demostrar un teorema, en como se llegó a la regla de la cadena...

He pensado en mi mala ortografía y mi gran capacidad para decir palabrotas.

He pensado en los imposibles y cuáles serán los sazones de la vida; Si será verdad que la felicidad depende uno mismo o de la suerte que corre al vivir.

He pensado en las canciones románticas y como ya no me causan rechazo, he pensado en los años, en como estaré en diez años, he pensado si fue lo mejor decidir estudiar, he pensado si realmente lo que está escrito: Maktub, es que yo sea preofesora.

He pensado en la vida que ya no tuve y a la que tanto le temi por un tiempo; He pensado en mi cambio de carrera.

He pensado en los milagros, en los regalos de Dios.

He pensado en como llegar más rápido a mi casa o cómo no llegar.

He pensado en el tiempo y cómo cambia la vida, cómo algunas cosas, sentimientos, permanecen iguales.

He pensado en tomarme un ron entero, tirarme al pasto y mirar el cielo azul...

He pensado en lo milagros y si realmente Dios se enoja con alguien por las propias "debilidades" de los humanos.

He pensado en el mar, en la playa y mi temor a ponerme traje de baño.

He pensado en la U, mi constante ocupación; He pensado en cálculo y si lograré pasarlo...

He pensado en las vacaciones, en el tiempo libre y mi adicción a la nostalgía...

He pensado en la desigualdad, en cómo pocos tienen mucho y muchos tienen poco.

He pensado que tengo que estudiar.

Elefante



La desolación reinó entre los pasillos de esa escuela.




Me he quedado pensando… imágenes se pasean por mi mente, quizá soy susceptible, quizá es humano serlo.

El otro día, junto a una amiga y una sala casi vacía, vi una película de Gus Van Sant. Sabía a lo que iba, sabía ya el final, lo que no sabía era el inicio, lo del medio, el enfoque, los diálogos, la música, los colores, la mirada.

Me encontré ante una película lenta, que seguía a unos chicos, su vida: Un fotógrafo aficionado, sus tomas, sus caminatas por el colegio, su trabajo en el laboratorio; Una pareja de novios, sus diálogos amorosos, sus planes, sus juegos; Un grupo que habla de homosexuales, sus hipótesis, sus risas; Un trío de chicas que habla de chicos, de comida, que come y vomita; Un chico que intercambia el papel con su padre, su llanto, su espera, sus caminatas dentro de la escuela; Una chica solitaria, “inadaptada”, que quiere usar pantalón, que recibe burlas; Un chico que toca bien el piano, al que sus compañeros le tiran cosas, y su amigo que pasa la noche en su casa…

Un día normal, rutinario, quizá aburrido, hasta que sin mayor explicación, dos chicos, por algún motivo que jamás se sabrá, armados para la guerra, comenzaron a disparar dentro de la escuela, sus blancos; todo aquello que se moviera.




He ahí, que la muerte reinó entre los pasillos de esa escuela y a quienes se le observó vivir, ya no respiran.




Me quede pensando…


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La música

Mi vida social ha disminuido, heme aquí un viernes por la tarde en mi casa, media aburrida, medio torturándome, esto tiene pinta de domingo…

Cuando era chica me costaba sociabilizar, aún me cuesta, aún rechazo ir a lugares (carretes) por no enfrentar a la gente, a las conversaciones, a que me quede sin palabras.

Hoy iba en la micro, camino a la universidad, con la duda de si estaba abierta o no y con la certeza de que no llegaría a la clase, iba medio pensando en un trabajo que debía hacer y medio pensando en la vida, leí que Lou Andrea Salomé dijo: “El mundo no te regalará nada, créeme. Si quieres tener una vida, róbala”. Pensaba en que robar…que espacio llenar; Un deseo en el alma, un secreto que no me atrevo a mencionar, una amistad desecha, un oído que ya no escucha, un hombro que siempre estuvo, que parecía incondicional y se esfumo entre el viento; Un sueño por el que alguna vez luche y se me fue negado, una sospecha que quizá me imagino…

Entre esa ensalada de pensamientos medio formulados, un trío folclórico se subió a la micro; Un tipo algo mayor, otro muy alto y uno bajo, comenzaron a cantar, Violeta Parra y el emprender el viaje a las raíces…

Heme ahí en la micro, buscando algo que robar para descubrir y llenar el vacío, y un trío de hombres que no conozco, con su canto, me traslado al espacio de los satisfechos, sobretodo gracias al canto de el de menor estatura, su voz fue una melodía maravillosa…

Es fascinante lo que a veces logra la música.

CHUATA!

CHUATA!!

Mañana tengo prueba de cálculo, estoy media asutá...




Estos días he andado media negativa, media triste, media vaga...

Me gustaría tener plata y una casa en la playa, tirarme en la arena y leer como desquiciada, volverme crítica o escritora...

He dudado de mi vocación, no pensé que esta cuestión sería tan complicada, a ratos tan afixiantes, tan vacía;Estoy en una crisis vocacional, quizá es más el miedo que la falta de vocación...

A veces le temo a la vida...

No tenía ganas de escribir, pero siento que debo dejar un registro y este acto es una eficaz catarsis.

Catarsis...
Catarsis...


Dios...

Divagaciones de libro ojeado


Hace algunos años, cuando iba en el colegio, se me ocurrió la brillante idea de ir a gastar mi tiempo a una librería, comencé a hojear libros, leer las partes de atrás y uno que otro comienzo, pesadilla de algunas compañías y de algunos vendedores. Entre ojeada y ojeada, me encontré con algún libro de tendencia budista, supongo yo, donde aseguraban que el sufrimiento provenía de los deseos o sentimiento de posesión, usted quiere un “algo”, no lo tiene, sufre, usted supone tener “algo”, teme perderlo, sufre, usted crea su sufrimiento por querer tener “algo”; Y con ese “algo” no sólo se referían a los objetos, sino también a las circunstancias. El deseo de ser escritora, madre, arquitecta o lo que fuera, también implica un sentimiento de posesión, la idea del autor, y lo concluí ojeando el libro, era que para ser felices hay que dejar afuera todo deseo o sentimiento de posesión; Mire con cara estupefacta el libro y lo deje donde mismo estaba. Me vine de regreso a casa peleando con el autor, que ni siquiera recuerdo, argumentando que sin deseos no avanzamos, yo quiero ser profesora, quiero vivir en un lugar lindo, quiero volverme escritora (en ese tiempo) y por ello lucho, por esos deseos me levanto cada mañana y voy al colegio, estudio, me esfuerzo, mejoro; Sin deseos no habría avance.
Con el pasar de los años, cambios y permanencias; mi opinión sobre el tema creo que ha cambiado; Ya no encuentro tan descabellada aquella teoría (aunque debo aclarar que rara vez encuentro que alguna lo sea); comienzo a verle algo de lógica…

Tiempo...

A veces siento que pierdo mucho, o que las oportunidades se me van; A veces siento que soy un ser enormemente suertudo y que parte de los logros han sido por jugadas del destino, mezcladas quizá, con las ocasiones en he sido valiente.

Hoy llegue a mi casa temprano, mi mamá a estado trabajando mucho y toda la semana ha llegado después de las diez, pensé que hoy no trabajaría, por eso vine a almorzar con ella, la quería invitar a dar una vuelta. Pero tubo que ir a trabajar de nuevo y yo me quede dormida.

A veces extraño al trío maravilla, ahora casi no los vemos, supongo que el semestre pasado fue una serie de bellas coincidencias, nuestros horarios calzaban, teníamos tiempo y ganas, salíamos harto, a puro dar jugo por ahí, conviviendo con el pasto.

Me acuerdo que en la media con una amiga caminábamos cuadras y cuadras para poder ir a comprar un helado gigante, según nosotras, con la caminata gastábamos algo de las calorías que íbamos a consumir con semejante banquete. Después nos acostábamos en el pasto y medio filosofábamos, luego devuelta con la caminata. Es raro, pero en ese tiempo no apreciaba tanto este rito extraño, a veces sentía que tenía que estar en otra parte, sobretodo cuando mi amiga me tiraba pasto, pero ahora lo recuerdo hasta con nostalgia, y a pesar de todo creo que fue una maravillosa forma de gastar el tiempo.

Tengo una obsesión con el gastar el tiempo; Que la última semana no se ha manifestado mucho, por unas pastillas raras que me recetaron, que me dejan sin muchas emociones, no muy extremas al menos, que hoy se me ocurrió mezclar con otras, de otra índole, que había olvidado tomar a la hora y me hizo dormir como rara vez lo hago.

Soy obsesiva con el tiempo, normalmente, cada vez que estoy haciendo nada me siento culpable, a veces me obligo, para hacer el intento de meditar, así como los monjes y ponerme en contacto con el universo, pero no me resulta mucho. A veces cuando estoy sola y sin mucho que hacer, siento que la vida se me va y comienzo a lamentarme, estoy en campaña de eliminar ese destructivo rito, me ha medio resultado.

Se acabaron las vacaciones

Hoy desperté temprano, para lo común de estas últimas dos semanas; En realidad flojíe casi todo el rato, con pocas salidas, un carrete y comidas familiares varias donde veía como comían carne.

Hace algunos días me enfermé y me recetaron pastillas varias y jarabe, me dejaron soñolienta, así que los últimos cuatro días he andado como una sonrisa serena, sueño y sin la molestia que me ataca cuando estoy haciendo nada; Pero ayer me acorde de un trabajo y que ya vuelvo a clases, así que las últimas horas me la he pasado entre páginas diversas de la Web y libros, buscando algo que me sirva para mi vida académica.

Entre todo eso, he estado pensando en el karma, en realidad no sé muy bien que es, he leído muchas definiciones, que a ratos casi no se parecen, ente destino y causa y efecto, quizá ambas; A veces cuando algo no me resulta me digo que está escrito o algo parecido; No creo en un destino que no deja salidas, o que se impone, como si cada segundo estuviera pautado, quizá sólo a veces, cuando algo tiene que pasar para llegar a donde se debe… Tengo una maraña en la cabeza, que me costó formula para llegar a un equilibrio medianamente sano para mi mente.

A veces me consuelo diciendo que hay tiempo para todo, que lo que hoy no resulta quizá mañana sí, ya será la hora o quizá notaré que no es importante…

Pienso en Dios, no un ser con rostro o cuerpo, sino un algo más grande y maravilloso, inimaginable que es parte del todo, como el universo, que trabaja a nuestro lado, que ve de una forma más macro y sabe donde vamos, a que vamos y porqué vamos, que nos da fuerza y nos encamina.

Por algo suceden las cosas…

Es extraño que justo cuando el tiempo no me sobra me dan ganas de filosofar…

Las 106 cuecas del peda!!!

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Viernes seis de septiembre…

Seis amigos, un almuerzo en el casino y un hurto en el que me convencí que no participé; vasos transparentes ocultos en la mochila del alto amigo… Compras en el supermercado, vino, helado, bebidas, extraños suflés y ramitas, todo en pro de la economía estudiantil, división de la cuenta total.

Cuecas entre escuchadas, 106 quizá, imitación de terremotos, intención de no ser tan tiesa para el intento del baile nacional, admiración por quienes lo hacían bien, polvo por el zapateo, risas, fotos, cuidar al más borracho, más risas, conversaciones, sorpresas, búsquedas y encuentros; Más cuecas, más pasto, más polvo, más risas y la sensación de estar en el campo, en tiempos de antaño cuando en las fondas se escuchaban cuecas…

Risas y más risas, gran viernes, grandes compañías, buenas cuecas.

Tarde de escape

Gracias a los encapuchados estoy aquí en mi casa, frente al computador en vez de estar en la U, en una desquiciante clase de Informática.

Hoy, mientras iba a almorzar, vi a los famoso personajes con el rostro cubierto mientras corrían, sin un destino muy fijo, como vacilando, y supe que quedaría la “cagá”, claro tenía la esperanza que no, que las clases siguieran, suena tirado de las mechas, lo sé, como voy a querer salir a las siete de la tarde, pero hemos perdido tantas clase con el paro, que ya estoy dudando de la educación que recibo, y es que no solemos recuperar estas horas perdidas, ni las del paro, entonces vivo un semestre comprimido, donde los profesores (algunos) hacen su mayor intento para pasar todos los contenidos, pero es complicado, medio destructivo…

Y me pregunto ¿Qué voy a enseñar...? ¿A saber correr mientras las lacrimógenas causan su efecto? ¿Qué lo más estúpido que se puede hacer bajo tales circunstancias es mojarse…? Útil, lo sé, pero es una clase muy repetida y que está lejos de beneficiar.

Creo que recibir una buena educación es primordial para poder otorgarla…

Chanfles estoy sonando como... un algo extraño…

Intento de ver el vaso medio lleno

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Hace un par de meses tuve una mala tarde, fue un darme cuenta de los hechos que iban en contra de mis propias ilusiones, actúe, actúe a estar en un día común, donde semejante revelación no se había hecho presente.

Pero cuando venía camino a casa y me quede yo sola en la micro -estrictamente con docenas de personas- me deprimí, por algún azar del destino y quizá la misericordia de Dios, único ente que sabe de ese acontecimiento desilusionador, me senté, así es, fui de las afortunadas que a la hora pico se pudo sentar en un bus repleto del transantiago. Mire un buen rato por la ventana, sólo sintiendo la pena, a mitad del camino comencé a hablar con Dios -que para los incrédulos sería el equivalente a hablar con uno mismo con múltiples personalidades- y le dije, y mí también, que sólo me permitiría estar triste hasta que llegará a mi casa, así que ese era el momento de sentir la pena y desilusión, luego agarraría fuerzas y seguiría con mi vida, con la frente en algo y cultivando la capacidad para reírme de mi misma y de la mayoría de los acontecimientos.

Creo que resulto, el hecho que rompió una ilusión aquella tarde lo guardé bajo siete llaves, más por el bien común, que por actuar que no había sucedido, y me lo tome con pasividad, la frente en alto y con la certeza que todo pasa, que cada hecho tiene un motivo, viendo el vaso medio lleno.

Supongo que ahora debo hacer algo parecido, permitirme estar triste y luego seguir con mi vida, viéndole el lado gracioso a lo que más pueda; Pero en esta ocasión no sé muy bien a raíz de qué es la pena, quizá es la suma de varios sucesos que han quedado sin ser zanjados por completo y están haciendo estragos en mi alma que se debilita con la proximidad del verano.

Voy a permitirme estar triste hoy, sólo hoy, luego analizaré los hechos, agarraré fuerza y coraje, zanjaré algunos sucesos y me tomaré el resto con la frente en alto y volveré a cultivar la capacidad para reírme.

Lo sé, mi salud mental es medianamente dudosa, eso lo acepte hace rato y he aprendido a vivir con ello.

Me hace bien escribir, efecto catarsis, aún más acá, ordena un poco mis ideas, mis recuerdos.

Paciencia… Gran virtud


Vaso medio vacío

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Han sido poco gratos los últimos días, más bien por mi posición ante el mundo que por los hechos; Tengo ganas de tirarme en el pasto, mirar el cielo y esperar que mi alma alcance mi cuerpo…

Es raro como la tristeza invade el organismo, sin mayor motivo, aprovechando una grieta en la armadura, ingresa, se anida y comienza a crecer, tal cual bacteria, a una velocidad impresionante… Al parecer el alma (o lo que queda de ella) se defiende, de una forma extraña, donde el enojo la hace de salvavidas o quizás de hasta instrumento nocivo.

Es impresionante el poder de la perspectiva, como a veces los mismos hechos o situaciones causan estragos y otras sólo se viven, con pasividad y la frente en alto.

Una alucinación proyectada ...

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A veces sueño con hacer clases en las cárceles, me proyecto en una aula ante una treintena de convictos que no están muy contentos de estar hay, aún menos convencidos, algunos bromean, otros me observan esperando a que les explique qué rayos hacen hay, que les de una explicación del tiempo perdido.

Entonces, yo misma me pregunto las mismas interrogantes, me y les repito, en mis alucinaciones, discursos redichos sobre la importancia de la educación y luego, ante el poco convencimiento de mis inventados alumnos, les saco en cara mi esfuerzo, los años que invertí para lograr estar ahí, para que ellos adquirieran lar herramientas para que al salir de ahí enfrentaran la vida de una forma honesta, para que no le causaran más dolor a la gente que los ama, para que se ganaran el pan, y más que eso que lo disfrutaran, porque realmente es de ellos, porque se lo ganaron y cada bocado sabe mejor. Mi mente divaga entre discursos filosóficos que a ratos son exagerados y a ratos retadores.

Entonces, ante un ataque de soberbia les digo que nadie los obliga a estar ahí, que se pueden ir, algunos se van y uno, que aún sigue sentado, me mira y pregunta: “¿Usted qué hace aquí? ¿Qué la llevo a perder tantos años en lograr esto? ¿Qué gana?” Mi mente se estanca, me cuesta responder, primero digo que no sé, luego pienso que es mala respuesta, la borro de mis fantasías, espero, miro al cielo y a lo honesto ¿Será que tengo tan poco que busco ser buena para tener algún valor? Sigo pensando, no rechazo por completo la teoría, entonces una respuesta llega mi alucinación: “Lo hago porque no me gusta que me asalte, no me gusta que asalten a mi madre, detesto escuchar disparos entre las casas, detesto ver niños delincuentes, detesto ser victima… Pienso que la forma de erradicar a los que cometen delitos no es encerrándolos, agrupándolos en algunos puntos, eso es sólo un parche, un tapar lo que no se quiere ver, es someter, encasillar, hacer que la cadena siga; La solución no está ahí, mas bien está en prestar atención al génesis, en cómo nacen estas conductas y para mí la educación, el estar aquí, el aprender, el educarse puede cambiar muchas cosas, mejorarlas, es justamente aquí donde pueden crearse un fututo mejor, para ustedes y para sus hijos. Es aquí donde podemos ampliar el horizonte, las posibilidades...”

Sigo pensando, quizá la única diferencia entre un llamado “antisocial” y yo, es el lugar dónde nacimos, un simple factor geográfico, un simple factor fortuito.

¿Hay clases??

Luego de varias idas a la U a asambleas inexistentes, de tomarme las cosas con clama, de maldecir el sistema y entes sin una identificación bien definida, de masticar la rabia, de úlceras en gestación, de soñar con que matemática se organiza, de detestar el tiempo libre y mi cero voluntad de crear el hacer algo productivo; Al parecer el lunes vuelvo a clases, mañana, y me siento casi como ante el primer día de clases de un nuevo año, con ansiedad y un poco de miedo, con más miedo, los paros tienen el don de echar a perder lo que se llevaba y hay que volver a construirlo, volver a tomar el ritmo de sopetón, luchar contra el tiempo, volver a organizarse y además hay que escuchar las quejas generalizadas contra el paro.

Somos un pueblo dividido y por eso somos vencidos…

¿Qué se consiguió?

Lo estoy averiguando…

El peda continúa en paro.

La situación política del Peda está, por decirlo menos, complicada. Estoy en paro desde el miércoles el miércoles 20 de junio, justo cuando me enfrentaba a la semana más complicada, aquella llena de pruebas y de entrega de trabajos, la de final de semestre. No me alegró la noticia, ni siquiera me alivio, yo quería terminar el semestre pronto y por esos días andaba con la idea de no involucrarme mucho con los “sucesos” de la U, pero al final me la ganó la conciencia y empecé a ir a las asambleas, el acto más involucrado que se puede llevar a cabo en el Depto. de Matemática, gracias a su “maravillosa” organización.

El principio del paro lo usé para hacer un portafolio, que parece eterno y estudiar una que otra materia, luego comencé a ir a las asambleas -las cuales pueden llegar a durar horas- a escuchar gente pelear, desvirtuando los temas a tal punto que discuten por quién hace más ruido (sonoros) en el departamento, el asistir llega a ser un acto de voluntad enorme y se necesita de una mentalización budista para que no salga una ulcera.

Claro, todo esto es conocido, ya he vivido otros paros, pero se ve todo tan en nebulosa que me estoy hartando. Resulta que el martes llegué a una asamblea que supuestamente era a las 11.00hr, y que fue a las 14.00hr, y me dicen que el rector mandó un comunicado diciendo que se mantenía la candelarización inicial y estábamos en vacaciones, mi sorpresa fue grande y el enojo también, claro él hace como si nada y nosotros con cuello, le dediqué uno que otro improperio, luego supuse que yo en su lugar hubiera hecho lo mismo.

Ahora me dicen que no estamos en vacaciones, que el rector negó haber mandado el comunicado, que estamos en paro, que hay asamblea el martes, que no se sabe más. Y mate con la genial organización de siempre (lo último fue irónico).

En síntesis mi año académico se ve nebuloso. Y yo ya me estoy sintiendo vaga, con miedo a la vuelta de clases, con miedo a que esto se extienda demasiado, con miedo a perder el ritmo (creo que ya lo perdí), con miedo a que esto se ponga más feo aún…

Además extraño a mis compañeros, a mis amigos y por raro que suene, el tener clases, es que el descansar y “carretear” no tiene el mismo sabor cuando uno hace algo productivo primero. Y por más nerd que suene a mí me gusta ir a la U, quiero ser “profe” luego…

Pero supongo que en la vida hay que aprender más cosas, además de saber demostrar que raíz de dos es irracional.

¿Por qué quise ser profesora?

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"Dale un pescado a un hombre y comerá un día,

enséñale a pescar y comerá todos los días"



-Proverbio chino.

V. Para leer...

Nosotras

-¿Te has fijado que ellos, los otros, lo están contagiando todo?- Interrogó Ana rompiendo el silencio, miraba por la ventana, con su habitual taza de café en la mano. Estaba en un departamento espacioso, blanco, en el cuarto piso, la vista daba a un hermoso parque - Lo peor – prosiguió - Es que ellas, las otras, los están imitando en todo. Y ya no sé si soy de “las otras” o de las de “nosotras”.

Susana, algo desconcertada, dejó a un lado su periódico. Ella siempre al día, como cada mañana se informaba de las atrocidades del día anterior, leyendo de vez en cuando alguna bella noticia.

-No entendí muy bien- declaró Susana reteniendo su primera impresión: “Suenas como una loca”

-Sí, ellos, los otros, los que gobiernan el mundo ¿Te has fijado que ellas, las otras, en ese intento desmedido de superarlos, los imitan?

-¿Te refieres a los hombres?- Pregunta poniéndose de pie y acercándose a su amiga.

-Sí, a ellos, a los otros, a los prácticos.

Susana dudo, su amiga, quién vivía con ella desde hace un par de meses, desde tiempos inmemorables había sido indescifrable, metafórica, casi abstracta, ilusa.

-De tanta lucha se nos está olvidando la esencia –prosiguió Ana- Ellas, las otras, las que los imitan; estudian, trabajan, pero lo hacen sin esencia, como máquinas, compiten, destruyen; No como nosotras, nosotras somos distintas, somos seres que amamos, adictas al cariño, a los abrazos. Ellas, las otras, lo ven como defecto, debilidad, se están convirtiendo en clones de ellos, de los otros.

…Para ellas, las otras, sentir se volvió delito.

Susana pensó en llamar al psiquiatra; Ana ya había pasado por un episodio similar, donde las palabras se volvieron un torrente de críticos lamentos y la pena la agarró tanto que intento dejar de existir. Quiso preguntarle si había tomado sus píldoras, pero pensó que era similar a declararla loca.

-¿No crees que es muy alto el precio que hay que pagar por un espacio? El pragmatismo lo está dominando todo, nos estamos dejando de ver como personas, para vernos como prácticas y eficaces máquinas, y la raíz de este fenómeno es que las mujeres dejaron de llevar su rol.

-¿Cuál? ¿El de ser nanas en su propia casa?- Interrogó Susana dejando salir a la mujer moderna que era.

-No, el de criar a sus hijos.

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Nosotras, como nos llamaba Ana lo entendíamos…

Viajábamos a los confines de la historia, nuestra historia, cuándo el cariño comenzó a ser sinónimo de dependencia y la dependencia se decretó pecado. Ahí viajamos, cuando de a poco fuimos construyendo armaduras, grandes y fuertes armaduras, impenetrables, para cambiar la historia, para cambiar el mundo, para cambiar la vida.

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-Estamos igual de jodidas que antes, sólo cambiamos el delantal y la cocina por computadores y desamores- Declaró Ana.

-Estas siendo injusta.

-Quizá, pero a ellos, a los otros, también los jodimos, los dejamos sin madres, sin esa primera figura realmente femenina, amorosa, protectora… y sin aquello que ellos buscaban en nosotras, aquello que no poseen en abundancia, los dejamos sin… nuestra esencia…

Nosotras, como nos llamaba Ana lo entendíamos…

.·*·., .·*·., .·*·., .·*·., .·*·., .·*·., .·*·., .·*·., .·*·., .·*·., .·*·.,

Este cuento lo cree hace tiempo, más de un año, ahora sólo lo transcribí intentando recordar qué tenía metido entre las entrañas en ese instante, qué teoría desequilibra rondaba en mi cabeza. Algo me gusto de este escrito, que no quise que se perdiera entre los papeles, proyectos de cuentos, apilados en mi pieza que de a poco van siendo olvidados.

Terremotos y cálculo.

Ayer iba en el metro, con una nueva amiga: Sandra y con mi buen amigo José, veníamos de un bar: “La Piojera”, y por primera vez en mi vida no mostré resistencia física al alcohol y me sentí mareada (quizá fue el echo que mi almuerzo fue deplorable), de echo el más sobrio extrañamente era José, tuvimos que esperar un rato antes de tomar el metro.

Mi nueva amiga, a la que denominé así ayer, la conozco hace tiempo es simpática, graciosa y divertida por naturaleza y con un terremoto encima se hiperventiló un poco, me hizo reír muuuucho, se volvió sociable al punto de entablar conversación con cualquiera que estuviera cerca.

El asunto es que mientras íbamos en el metro apareció cálculo en nuestra conversación, de hecho dos de los nueve compañeros que nos juntamos en el bar (de distintas generaciones) están dando cálculo por tercera vez, es decir, elevaron la gracia y si lo reprueban quedan eliminados de la carrera.

El miedo apareció, ese miedo que le tengo a cálculo aún cuando no lo he tomado… Ya que según las estadísticas, lo más probable es reprobarlo: De cinco a diez estudiantes lo aprueban, de un total de sesenta aprox.

Pero como siempre le busco lo positivo a casi todo, o una palabra de aliento que le daría a un amigo. Me puse a pensar en las excepciones de mi vida; Los hechos en los cuales lo más probable no se cumplió:

Soy prematura, me faltaron nueve semanas de gestación, y bajo las condiciones en que nací lo más probable era que me muriera, obviamente eso no sucedió; Luego dijeron que tendría alguna clase de retraso mental, lo cual creo que no es cierto (espero no sea cierto), al menos en el colegio me fue bien y mi desarrollo sicomotor es normal.

De mi cuadra, de las aproximadamente cincuenta personas que rodean mi edad, la mitad terminó el colegio, otros cuatro van a institutos y sólo dos vamos a la universidad. Con lo cual creo estoy en la minoría, al igual que las que aún no somos madres o no lo fuimos a los quince años.

Así que entre mi media ebriadez, que ya esa altura ya casi no existía, supuse que también podría pertenecer a la minoría que pasa cálculo.

Lo quiero recordar… Lo quiero creer; Quiero dar la pelea.



Dilema moral...

Tengo un dilema moral.

Mientras mi parte práctica, me dice que no me involucre con los conflictos de la U. Mi parte idealista me cuestiona, regaña, sermonea, predica: me tortura.

Supongo que así se asesina al espíritu de lucha (y al espíritu en sí), no obedeciéndolo, no escuchándolo, luego de a poco simplemente se calla, deja de existir. Se deja de creer en la capacidad de producir cambios.

Soy una traidora…

Catarsis...

El año pasado cuando hubo paro en la U, por la revolución pingüino y la derogación de la L.O.C.E , fui a todas las asambleas, incluso fui a algunas de otros departamentos, por puro amor a la información y un tantito a la revolución.

Hoy cuando iba a clases, vi un montón de pancartas en el Peda: “Básica en paro”, “¿Dónde están los 15.000 millones”, “¿Dónde está la nueva biblioteca?”, “Historia en paro”, “Castellano en paro”, etc. Y yo con clases normales, había una asamblea en mi depto. a la una; yo preferí ir a almorzar. Un compañero de historia algo me informó sobre la contingencia nacional, pedagógica y universitaria, en una palabra: Estafa.

Me carga que pase esto, al parecer el paro es inminente y extrañamente no quiero.

Detesto los finales de semestre; Ya se acerca, el tiempo se agota, el humor colectivo disminuye, las tarde tirados en el pasto -o en cualquier otro lugar, en su defecto- dejan de existir, la vida social se ve enormemente afectada y las oportunidades para que duelan los abdominales de tanto reír disminuyen notoriamente.

Estudio, estudio, tardes pegada ante un libro, un lápiz mina, un montón de hojas y la goma. Trabajos lateros y el tener que dedicarles tiempo…

Además están las derrotas, las propias y la de los amigos, a los que expulsan por cálculo y el miedo colectivo se va agigantando. El asado de los de Física por “los caídos”, filas interminables ante las oficinas de los profesores. Los paranoicos mitos de pasillos…

Quiero terminar pronto el semestre, que esto se acabe y seguir con el paso siguiente.

A veces dudo; No me gustan estos procesos, por lo general cuando dudo, lo hago de mis “pensamientos positivos”, de aquellos del tipo: “Cuando se cierra una puerta se abre una ventana”, o clichés por el estilo.

A veces soy demasiado… no encuentro el adjetivo preciso ¿Ilusa? Por eso a veces dudo, no me la compro. Me dura poco, una tarde, dos días, luego la fe arraigada a mi alma me intoxica y vuelvo a ver el mundo en colores, parecida a la perspectiva, resignación y sentido del honor de un protagonista de tragedia griega y/o con la ironía de un bufón.

Estoy resfriada, con una lista enorme de actividades por hacer, como estudiar para las tres pruebas de esta semana, el portafolio que tengo que terminar, los tres trabajo que aún no comienzo, el aseo de mi pieza, la limonada que me hace falta y el anti-inflamatorio que deseo automedicarme. Pero estoy con ganas de hacer catarsis…

A veces el miedo es un agente en extremo limitador. El año pasado mi profesora de psicología nos hizo “conversar con nuestro cuerpo”, el objetivo era descubrir aquello que nos hacia menos felices; se suponía que una parte de nuestro cuerpo, donde más sentimos, nos diría tres causas y luego la que era más destructiva; A mí, mi pecho sólo me dijo una: “El miedo”.

Resurge una cita:

“Dios es el Dios de los valientes”.

¿Cuál es la diferencia entre un loco y un valiente?

Carcajadas...

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Me encanta reír a carcajadas...
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Pucha me siento inspirada y tengo mucho que estudiar;

Prioridades...

Tarde inesperada

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Ayer me levante pensando en que mi tarde estaría dedicada a estudiar trigonometría, y la lucha contra mi complejo (casi no desarrollado) de protagonista de novela rosa.

En la mañana tuve que ir al banco a pagar la U, después a ponerle el sello al pase. Luego a clases, el viernes sólo tengo un bloque a las 11.30 hr.

Pensé que almorzaría y me vendría a mi casa, pero apareció José (estaba de fugitivo de la U) y me propuso hacer algo (no piense mal), armar un carrete. La Andrea ya tenía un panorama, el trío maravilla estaba cojo, pero con él éramos dos e igual se podía inventar algo; Me invitó a la “Piojera”, me emocionó la idea.

Al final no fuimos, ninguno cumplió con sus planes, y nos quedamos todos en la U, un grupo de siete; El trío maravilla y cuatro amigos más.

Es rara la vida; Últimamente he estado re contenta, sin ningún motivo en particular, no me gané el Kino, ni me enamoré, tampoco me he convertido en una genio matemática, ni he adelgazado. Pura locura. Pero mi posición positiva ante la vida se ha puesto a prueba: una casi desilusión y una bofetada en la cara (metafóricamente hablando, nadie me a golpeado últimamente).

Me gustan cómo están las cosas; o cómo estaban, quizá algo cambio, pero lo importante permanece. Además los cambios son necesarios; cuando “algo” se vuelve monótono deja de producir estímulos y es cómo si no existiera. Raras mis reflexiones, y no estoy segura si vienen al caso.

La tarde de ayer fue entretenida, a pesar de mis presagios de aburrimiento y de lucha contra algunos estímulos tortuosos, la pase de maravilla: con juegos de antaño, batucada, intentos de capoeira, intento de baile (por mi parte), canciones con guitarra coreada por los presente y alguna que otra invención graciosa; Ron con coca cola, papas fritas, maní y pancito; Conversaciones amenas y risas compulsivas.

La vida sorprende…

Es rara la vida, hace algunos día me desperté con el peso de Atlas en el cuerpo y antes de hora, miraba el techo mientras transcurría el tiempo y el ánimo era un agente desconocido en mi cuerpo, me atrasé, y la decisión de si levantarme o quedarme acostada debatía en mi mente. Al final oré, siempre lo hago, sobretodo cuando siento que me fallan las fuerzas. Oré y me levante, surgió el ánimo.

Al final, la semana fue linda.

Sigo contenta y el buen presentimiento permanece; Así de tozuda.

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PD: Me voy a estudiar trigonometría.

Lo más importante...

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Cuando era niña me gustaba buscar códigos en la Biblia, un pasatiempo algo extraño; Cree varias teorías, que con el tiempo se fueron contradiciendo, hasta que luego de varios intentos por ser cristiana, decidí no creer en ese santo libro.

Aún así para mí es un buen libro, uno a veces incomprensible, pero también reconfortante, como algunos poemas o cuentos que satisfacen el alma.

En aquellos tiempos de búsqueda de códigos y teorías, para mí la Biblia se podía reducir a un párrafo:

“Tres cosas hay que son permanentes:

la fe, la esperanza y el amor;

pero la más importante de las tres es el amor.”

- I Corintios 13:13

Pensaba en el inmenso amor de Dios, me sentía protegida, abrazada por el encanto del universo; Pensaba en la inmensa capacidad de los humanos de amar, en los actos sorprendes que se llevan a cabo por este sentimiento, en la entrega a la que lleva.

Pensaba en los pecados y la culpa, en que si al amor era lo permanente, lo más importante, el perdón era un acto cotidiano. Pensaba que si el amor era lo más importante, lo curaba todo.

Me imaginaba a Dios apenándose por los humanos; por llenarse de reglas con lo que creían era palabra divina, sin ser capaces de amarse, sin ser capaces de aceptarse, sin ser capaces de considerar a todos como la creación de Él; Sin ser capaces de ver que Dios ama a todos, a todos. Y que nuestra misión es perpetuar ese amor.

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PD: A veces tampoco soy capaz de perpetuar ese amor.

Presentimiento...

Tengo un buen presentimiento... Es extraño, pero desde hace días que estoy muy contenta; No sé muy bien las razones, quizá sea sólo un cambio hormonal prolongado, o el simple hecho de estar apreciando más el estar viva, no sé.

Tengo un buen presentemiento, ojalá se cumpla.


¡Gracias Dios!

Cumpleaños!


Algunos momentos se podrían almacenar para cuando se los necesiten; como algunos abrazos, de esos extensos e intensos que protegen; conversaciones amenas; tardes tirada en el pasto o paseos que quedan en la memoria.

El jueves fue mi cumpleaños, y para sorpresa de muchos y la mía misma, he llevado veintiún años sobre este planeta y aún no enloquezco (no por completo al menos).

Aquel día fue uno de esos dignos de enmarcar, y me pesa no haber tomado fotos, me encanta captar los momentos gratos, aunque sea en imágenes, le ayuda a la memoria a recordar la alegría.

Mi día comenzó con un lindo desayuno preparado por mi hermana, que incluía quequito y canto. Luego en la U uno que otro saludo, con burlas por la vejez y más canto. Y para mi no sorpresa (por alguna extraña razón lo esperaba) “manifestaciones”, lo que implicó que saldría más temprano, y lo medianamente planeado se llevaría a cabo con más tiempo.

Con un par de amigos y mi hermana fuimos a comer pizza, aquello en que concordamos todos, o más bien yo, gracias a mi vegetarismo (las hamburguesas y yo no nos llevamos bien); Un almuerzo ameno, divertido y rico. Luego a la “Piojera”, bar mítico y típico que desde hace años quería conocer. La pase demasiado bien, me reí mucho y lo mejor es que estaba con la gente que más comparto, a la que más veo y con la que mejor me llevo.

Luego de vuelta a mi casa, con uno que otro incidente por el camino, digno de contar en un próximo carrete. Cuando llegué a mi hogar (no tan tarde, nunca tan desubicá) mi madre me esperaba con una torta de chocolate, perfecta para mí que enloquezco con aquella droga.

Pasaron muchas cosas lindas ese día, sorpresas y golpes de suerte; También conocí (mejor dicho converse) con un compañero que me cayó muy bien, un proyecto de amigo, y yo que no lo había tomado mucho en cuenta.

Me sentí muy querida y por primera vez me prohibí deprimirme, nada de hacer balances o cuestionamientos, me tome el cambio de folio con humor, no queda de otra, cada vez serán más traumantes.

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Antiguo spot publicitario...

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Cuando era chica daban un spot publicitario (¿Así se llaman?), donde aparecia algo parecido a un cerdo (¿O rinoceronte?) que repartía mala onda, basura; Y había un pajarito que era algo así como el antagonista, yo quería ser como el, súper, entera de amorosa (como diría un amigo, sin siquiera cambiarle la terminación que denota el género).

Me acorde, porque hoy me senti como las personas a la cual este personaje le repartía mala onda...

Me voy a dormir, ya me dío sueño...

Día de la madre

Tengo ganas de salir; Pero tengo prueba el miércoles de Informática y falté a las clases importantes, si no fuera por una compañera con alma de pedagoga, la materia aún sería para mí arameo, debo repasar y estudiar Álgebra, para que después no se me acumule todo y entre en colapso nervioso.

Extraño a una amiga que lo dejo de ser, por una acción quizá involuntaria que termino destrozando el lazo tan fuerte y longevo que nos unía; Recuerdo a los puente y un post de Alejandro sobre unir a las personas…

La vida es extraña… Confusa y contradictoria.

Hoy es el día de la madre, cuando comenzó este tributo, se le asignó el día 10 de mayo (algo así dicen por ahí), ahora ese es el día internacional de la madre, y en chile se celebra el domingo siguiente.

Los origines de esta festividad tiene varias versiones, de las cuales la más plausible para mí, es la que dice que sus orígenes están en Grecia, donde se le rendían honores a Rhea, la madre de los dioses Júpiter, Neptuno y Plutón.

Supongo que en Chile, comenzó a celebrarse esta festividad por pura imitación a algún otro país, que decidió hacerlo por un motivo particular.

Para mi este tipos de festividades tiene un doble discurso, al igual que la navidad o el día de los enamorados; Queda verlos como días comerciales, en donde los mall se repletan, y que tal festividad nació porque a algún vendedor se le ocurrió, o verle lado amable, el más espiritual.

Por mi parte le tengo más fe al género humano y no creo que todo sea tan superficial y materialista, dudo que la mamá se fije en cuánto costó el regalo.

Por mi parte saludé a mi madre, el jueves con un abrazote, tarjetita y pastel; Y hoy con otro abrazote y con un gorrito hecho por mí, en nada gasté mucho, así que no es tan comercial, más bien dedicado.

Me gustan las tradiciones, aquellos actos en que toda una comunidad participa, siento que son el alma de la esta, es decir, son los actos que nos unen, que nos representan, y hoy por hoy, en esta sociedad empeñada en avanzar, que ya rara vez se detiene a compartir la mesa, así como antes, en donde las tres o cuatros comidas diarias eran en familia, en un acto casi ceremonial; Nos vamos quedando vacíos, sin respeto.

“Muertas las ideologías, el mundo quedó en manos de gente práctica, que anula el cerebro bajo montañas de nada”

-Jorge Valdano.

Supongo que siempre se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. O interpretar de distintas maneras los hechos.

Creo que hoy estoy confusa…

En cuanto a las madres, son importantísimas, nos cuidan y dan cariño; la mía cumplió con los principios básicos; Me entregó amor, me cuido y me educó, lo demás son detalles…

¡Feliz día a las madres!!!

Divagaciones del momento...

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En este preciso instante, me gustaría estar frente al mar, en un día medianamente nublado y sin frío extremo; tirada y descalza, enterrando mis pies en la arena y jugando con mis dedos a ser cascadas, mirando el cielo, viendo los matices de las nubes y el azul entre medio, observando a veces atentamente el vuelo de una gaviota, dejando mi mente viajar a la belleza, quizás a la nada, volviéndome arena.

Es extraño, a veces siento que tengo tanto, no en el sentido de poseer, sino en el más abstracto, el menos frívolo; Me siento enormemente bendecida, llena de milagros a mi alrededor, regalos de Dios, de la vida. También existen los momento en que siento lo contrario; me siento sin patria, sin suelo, ni raíces, con el estigma de no pertenecer a lugar alguno, de no poseer, de ser enormemente huérfana y maldecida.

Y también están los momento en que no siento ni lo uno ni lo otro, y aunque parezca extraño, a veces el equilibrio llega a tal punto, inmovible, que me aburro y mi cuerpo se tensiona, se contrae, en un reclamo al parecer legendario que me grita que no estoy viviendo.

Tengo la loca fijación de aprovechar cada instante, de sentir, de vivir; pero a veces los minutos se me van en tedios y no me doy cuenta, a veces la vida parece tan monótona que me frustro y la imaginación o el coraje no me alcanzan para hacer algo. No creo en el más allá, y la mitad de mí dice que aparte de esta vida no hay otra, quizá he ahí la desolación que me golpea cuando la vida y mis emociones, acciones y vivencias se estancan en un movimiento parejo.

Escribir o no escribir... ¿Qué escribir?



Cuando decidí estudiar matemática le temí a este momento, en el que al sentarme frente al teclado nada naciera de mis manos, ese instante en el que al coger mi cuaderno, que anda dando vueltas por mi pieza, nada fuera capaz de plasmar…

Por eso cree este blog, y la meta era sentarme una vez por semana a reflexionar, sobre cualquier tema, obligarme a escribir, a pensar, hacer trabajar a este músculo, situado en mi cráneo, en algo más que números (al final son letras), no mecanizarme, ensayar el acto de comunicar, aprender a comunicar, adquirir técnicas, experiencias, léxico ¡Léxico!! Es que tengo la sospecha que el léxico con el pensamiento están en una razón proporcional, a más palabras, más razonamiento o algo así… Ya lo decía Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente” (Ni idea quién es él, me gustó la cita)

A veces me pasa que tengo tanto que decir, que los pensamientos se me aglomeran en la salida y comienzan a pelearse para mostrarse primero, entonces entre tanto empuje ninguno sale y se quedan adentro provocándome una jaqueca. Otras veces nada tengo, mi mente se toma unas vacaciones donde nadie la puede hallar y le deja un espacio enorme al corazón, quizá no sea al corazón. Quizá es sólo vacío. O quizá alguna extraña patología.

(¿Cuál es el antónimo de pragmático? Me falta ampliar mi vocabulario)