Cosas que pasan



A veces mientras camino, me dan ganas de comenzar a hablarle a Dios y decirle que ya estoy cansá de la “soledad”, que ya no quiero tardes de caminatas a solas con mis pensamientos… 

Y me propongo crear argumentos para convencer a Dios que me envíe un “príncipe azul”… 

Y pues nada, o me encuentro con algún paisaje lindo que admiro, o niños que corren y me recuerdan al “enano” (que extraño), o por casualidad llego a alguna biblioteca e intento recordar algún título que me falta por leer y termino sacando algún libro livianito, casi de niños, porque los que recordé no estaban… 

Luego, leo en alguna banca, y a ratos observo este nuevo  barrio, tan distinto al que crecí, y a veces me siento un poco arribista, y comienzo a soñar que me consigo un buen empleo, rento un lindo y pequeño departamento en donde dibujo objetos de colores en las ventanas, y en donde puedo cocinar… Y mezclo lo que estoy leyendo con lo que sueño y siento el tenue sol, que igual me da calor, y me dan gana de abrazar… Y  pienso en mi madre, que a veces la extraño, pero no sé, no sé, y vuelvo a leer y pienso en ese hogar en el que quiero pintar objetos de colores y me reclamo el poco espíritu laborioso y me reto por no estar creando material, miro el cielo y programo una jornada en que sí me sentaré frente al computador y produciré, luego vuelvo a leer y vuelvo a caminar mientras mi mente divaga entre comida sana, colores, historias leídas y vuelvo a recordar que le quería argumentar a Dios que me enviara un  príncipe azul… 

Y vuelvo a distraerme.


… Cosas que pasan.
 

Añorando el sol

Tengo ganas de ser como Frances
de "bajo el sol de Toscana",
y construirme un hogar...

Pero en Valpo

o en cualquier lugar que tenga mar
y teatro.

...