¡Feliz Navida!!!

Hace casi dos años decidí no creer en la Biblia, fue una decisión difícil que me llevó años tomar (luego de varios intentos de ser parte de una comunidad cristiana o religión), sentía que eran tantas las contradicción, tantas las limitaciones que determiné creer en todo y en nada. Supongo que al final me construí una “Fe” paralela, una en que las grandes deidades de la historia y del planeta conviven.

En estos tiempos pienso en Dios, se supones que en Navidad celebramos un milagro, la llegada de Jesús quien dio su vida por la humanidad. Se supone que no creo en eso, ya no creo en la Biblia. Por lo mismo no puedo evitar hacerme un gran número de preguntas o quizás una, la que predomina ¿Qué es lo que estoy celebrando?

Cuando era niña en mi casa no celebrábamos la Navidad, mi mamá pertenecía a una religión donde este tipo de celebración era un evento pagano y por lo mismo prohibido, así que desde muy pequeña me estuvo vetado este acto de adornar la casa e intercambiar regalos, así que por estas fechas lo único que hacia era ver películas, me la pasaba frente a la TV mirando cómo otros seres eran felices, personas a las que se les concebían milagros de Navidad. De tanta reproducción de alguna forma se me impregnó el espíritu, el cuál no se destruyó ni por la omisión, ni por la fealdad.

Hace casi cuatro años en mi casa comenzamos a celebrar la Navidad, desde hace como ocho mi mamá comenzó a alejarse de aquella religión con la me críe y de a poco, en una metamorfosis lenta se convirtió en laica; la primera navidad fue sin árbol, con una cena improvisada y no recuerdo si hubo regalos, creo que yo cociné, supongo que algo no muy elaborado, estábamos pasando por una mala una época económica, estábamos mi hermana, el enano, mi mamá y yo.

Creo que en cierta forma los niños les dan un toque mágico a todo esto, el año pasado por el enano mi madre venció el miedo a la ira de Dios y se atrevió a comprar un árbol, lo adornamos y recolectamos regalos, vino mi papá, un amigo de la familia y quienes ya estábamos en esa primera improvisada Navidad.

Este año me gusta, con mi sobrino, el enano, quién tiene cuatro años -sí la misma cantidad de años que llevamos celebrando la navidad- adornamos el árbol hace como dos semana, luego de días de insistencia por su parte; de a poquito se ha ido llenando de regalos, cosa que sucede por primera vez en mi casa, y aún cuando suene algo materialista eso me emociona, por favor compréndanme, no es que sea yo banal e interesad, es sólo que es primera vez que espero con ansias la cero horas del día veinticinco, así como los niños, en una especie de retroceso para vivir lo negado.

Soy extremadamente escéptica y crédula a la vez, supongo que en cierta forma rara vez creo en el común de las cosas en las cuales la gente deposita su fe, pero a la vez como que invento en qué creer, cada cual necesita sus pilares, yo me sostengo en esas conclusiones extravagantes que construyo con lo observado…

¿Qué celebro en Navidad?

Supongo que hay mucha gente que ya se ha olvidado que celebra en esta fecha, y el icono de esta fiesta es un viejito pascuero (extrañamente llamado así) y no el nacimiento del salvador, así que en cuanto a eso no estoy tan perdida con respecto al resto; Pero esto va más allá…

¿Qué celebro en Navidad?

Supongo que el amor, usted dirá que me puse melosas, es la época.

Creo en Dios, en los milagros, en esos bellos detalles de la existencia que nos mantiene viviendo y con fuerzas.

Creo en Dios, no en ese que envío plagas para que todo el que no fuera judío se rindiera, sino en uno distinto, uno diverso y lleno amor, uno que inventa oportunidades para que las personas se sienten a la mesa a cenar algo rico y se demuestren el cariño que se tienen. Y ese para mí ya es un gran milagro.

¡ FELIZ NAVIDAD ! !



Y no olviden demostrar su cariño, de cualquier forma, un gesto, un abrazo…

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Un pequeño en agonía

Hay un libro de Marcela Serrano: “Lo que está en mi corazón” en donde se narra un episodio que me llama mucho la atención, ahí está Camila, la protagonista, en Chiapas caminando hacía el lugar donde fue atropellada su nueva amiga, “Reina Isabel”, por estar involucrada en toda esa maraña política, social y humana de la revolución zapatista. Camila se encuentra cerca de un templo dedicado a San Cristóbal, ella agobiada por la pena se pregunta donde estaba el Santo mientras su amiga vivía un intento de asesinato. Recuerdo que mientras leía le contesté a aquella mujer agobiada, inventiva de Serrano-“en el intento”- le dije, ahí estaba la divinidad, haciendo que la mujer soportara aquel vehículo pasándole encima y concibiendo que justo una mujer viera el incidente para que aquellos quienes cometían el horrendo crimen huyeran, y llamara a una ambulancia. Camila contestó, de otra forma, adjudicándole al Santo algún tipo de ceguera y que por aquella ceguera no merecía ningún templo.

Ayer mientras lavaba la loza y escuchaba las noticias, me asaltó la misma pregunta que a Camila, en otro tono, involucrando a otra divinidad, a un Dios sin nombre; con las manos jabonosas me acerqué a la tele a escuchar una de las noticias que más me ha conmocionado: un pequeño llamado Igor murió abandonado en su hogar, sólo, bajo una cama y aferrado a un pedazo de pan.

Así murió un pequeño de un año y medio, en Iquique. La autopsia dice que el hambre, la sed y los problemas respiratorios que lo tenían afectado hace semanas terminaron con su vida. Un ataque de epilepsia mató a su madre el 29 de noviembre pasado en plena vía pública. Llegó como NN a la morgue y tras 15 días nadie se interesó en saber quién era. Nadie apuró trámites, nadie la reclamó. Por eso nadie supo tampoco que mientras Teresa Salazar era ingresada a una bóveda sin registro, su bebé moría de inanición y abandono. Varios vecinos escucharon al niño llorar por las noches desde el interior de la vivienda ubicada en Algarrobos 3848. Pero nadie hizo nada…

Luego salió la presidenta, no escuché muy bien lo que dijo, mi mente estaba ida, se notaba molesta y triste, fue lo que noté y como yo me sentía en ese instante “¿Dónde estaba Dios en ese momento?...” Cuando Igor moría lentamente…

Una respuesta irónica llego a mi cabeza, donde mismo está cuando las personas se vuelven monstruos y se asesinan a sangre fría, por mandato de otros o por algo tan estúpido como el dinero, donde está mientras niños mueren de hambre en otros países a la vista de un cielo lejano y a veces cercano, donde mismo está mientras el mundo se va a la mierda, por el escusado de un universo extenso y a veces maldito.

Me quede pensando en Igor, llorando, llorando y pidiendo auxilio en ese idioma de los que aún no dominan el habla, sin que nadie lo socorriera, me pregunto a dónde hemos llegado ¿Dónde estaba el resto de la familia? ¿Dónde estaba el papá, la abuela, las tías? ¿En qué estaban los vecinos que a pesar de oír su llanto no acudieron?

¿Dónde estaba Dios? Ya no está en el intento, ni en el casi, ni en último momento, algo malo paso, de esos “algos” horrendos, donde las palabras no logran describir lo horrible, lo cruel.

Siempre pienso en Dios y en cierta forma lo culpo, tengo una extraña política de no culpar, de intentar ver el problema desde la raíz, desde la esencia y en ese afán de ver a las personas como el producto de un trato social y a la sociedad como el producto de la historia y a la historia como el producto de la creación, no puedo evitar culpar al ser Supremo y sentirme mísera por ese acto, llena de miedo por el hecho de alguna forma retar al Todopoderoso.

Me descubro llena de miedos y el instinto le hace un corte a la mente, no pienses que es peligroso.

Entonces esa parte conciliadora que ha evitado que vea a Dios como un ser despreciable o que me vuelva atea, me dice que hay algo que no veo, que no tengo todas las respuestas, que Dios dio señales, le puso el llanto al pequeño, pero no fueron capaces de socorrerlo, esto te está enseñando Claudia, esto le debería enseñar a mucha gente a prestar la mano cuando se le solicita, esto no es culpa de Dios, es responsabilidad de un todo identificable, de un todo que tiene que aprender a decir nunca más, para que los errores de hoy no se vuelvan a repetir mañana.

...

A veces, creo conocer plenamente los confines de lo que significa la palabra "presión"...

A veces, aplasta...

A veces, ahoga...

Mafalda

¡!
¡Sonamos muchachos!!

Resulta que si uno no se apura en cambiar el mundo,

después es mundo el que lo cambia a uno.



- Quino.

Añoranza

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"No hay nostalgia peor que añorar
lo que nunca jamás sucedió"

Joaquin Sabina
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¿Quién es más feliz?

A veces me desespera la idea que algo pase, el silencio, la quietud.

Cuando estoy mucho tiempo en mi casa comienza el proceso de la locura; las carencias me golpean el rostro y ese hoyo que tengo en el pecho se hace presente.

Creo que por eso no duro mucho de vacaciones, huyo, me escapo donde sea, a veces al mar, al campo, donde tías que sólo veo en verano y donde me aburro; Leo, leo, leo mucho, me devoro muchos libros en esos veranos de ocio, de escape.

Me pregunto sobre los fantasmas de otros seres, yo sé cuáles son los míos, a veces los nombro como “soledad”, a veces son más que eso, o no tienen nada que ver con esa palabra; un nudo en el tórax; sueños insistentes que rondan mi mente, que al verlos incumplidos se vuelven un castigo.

He leído tanta cosa pesimista, tanto que el mundo es una mierda, tanto que todo se va a acabar…

A veces observo a las personas, las interrogo de una forma sutil y a veces descarada. Llego a la conclusión que todos tienen fantasmas, a algunos se les nota más que a otros; Lo disfrazan mejor, o quizá no lo llevan tan en la espalda, pero igual los poseen, basta a veces con una palabra para que este fantasma se agigante, se fortifique y sea más notable.

Creo que todos tiene una forma de luchar con sus fantasmas; eso fantasmas que andan alrededor esperando un silencio para susurrar al oído algo que no se quiere oír…

También pienso en eso

¿Es más feliz alguien rubio o moreno?

¿Alguien que va mucho a fiestas o quien va mucho al cine?

¿Es más feliz quien come carne o quien gusta de los vegetales?

¿Es más feliz quien hace deporte o quien duerme hasta medio día?

¿Es más feliz quien besa en cada fiesta o quien sólo besa cuando se enamora?

¿Es más feliz quien tiene sexo o quien hace sólo el amor?

¿Es más feliz el que prefiere el morado o quien prefiere el verde?

A veces me enamoro de los fantasmas, como que nacen de los prejuicios, los propios y los de otros, en cierta son nuestros hijos, esos que nacen de la no aceptación, del creer que la situación del otro es mejor; del creer que el vecino con su mercedes se la está pasado mejor que el del cacharrito y ahí vamos deseando el mercedes, sin darnos cuenta que el cacharrito cumple la misma función, que a cambio de no ser tan TOP consume poco combustible y contamina menos. Y ahí va el fantasma susurrando al oído que no eres capaz de tener un mercedes…

Entupido ¿No?

Mujer...

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Hace como un mes leí un artículo de fenocidio, no recuerdo las estadísticas, recuerdo las historias.

Hace tres días Leonor llego a mi casa con el miedo en la cara, yo estaba con una compañera hablando de trivialidades, perdiendo el tiempo en historias ya contadas.

Leonor me contó que había discutido con su conviviente, este en un acto cobarde y horrible había agarrado un cuchillo. Me mostró sus brazos con lesiones, pruebas de su intento de sobre vivencia, de un acto reflejo para protegerse la cara.

No supe bien que hacer, fantasmas de una época ya pasada volvieron, el cuerpo me comenzó a temblar, me quede en silencio un instante, le dije que por ningún motivo debía sentirse culpable, que nada en absoluto justificaba aquella agresión, que por ningún motivo podía volver con él; había pasado la barrera, el límite del respeto físico, no había vuelta atrás, así es la vida, iba a costar, pero con el tiempo se curan las heridas, ya vendrían nuevos amores.

Se quedo en mi casa, con la idea de comenzar otra vida, sin él.

Hoy ya no llegó a mi casa, se quedo con él, tengo rabia, de esa rabia que produce ulceras, de esa rabia que no puedo gritar porque es secreto, creo que por eso recurro a este espacio, bajo un nombre que ella jamás usa, sabiendo que muy pocos saben de este lugar.

No entiendo, tengo miedo que ella sea una más de las cifras que llenan las estadísticas del fenocidio en América Latina.

No entiendo.

Un algo oculto...


I

Imagine una isla, excelente clima, tierra fértil, aguas tranquilas donde tomar largos baños, un río de agua dulce, una laguna al interior; simplemente el paraíso.

Pero además de todas estas cualidades paradisíacas, la isla tiene algo muy especial, en este lugar sólo viven mujeres ¿Raro? Sí, es muy raro, y más raro aún si se toma en cuenta que estas bellas mujeres con tostada piel no tienen ni la menor idea que existen los hombres.

Sus vidas son distinta a el resto del mundo, saben que existe el universo, que este se formó quizá de la explosión de un cúmulo de energía, pero creen, es más tiene la certeza que el único pedazo de tierra habitable en el planeta es su isla, que los bebes provienen de una cueva cerca del volcán, que la vida se produce gracias a sus bailes organizados por la “bruja” de la tribu, que esa pequeña cicatriz que se forma en su abdomen cuando entran a la pubertad se crea por un viaje, en sueños, en la cueva, que se hace al más allá, como muestra del paso de la niñez a la adultez…

Muchas de ellas son felices, sabias, en ese pedazo de tierra reflexionan y descubren la belleza de estar vivas, muchas otras viven encantadas con las tareas diarias, viendo crecer a sus compañeras que nacen de la danza; Pero también existe las que por las tardes se sientan en la playa y miran el atardecer, se preguntan que habrá más allá, más allá de esas aguas, si la vida es sólo lo que ven en isla, si no será todo eso un experimento de un poco ético científico… Se preguntan si los dioses en los que le han enseñado a creer realmente existen. Algo falta, un algo inmenso, algo no encanja; un vacío en el pecho, un grito sordo desesperado, unapregunta en el aire…

Ella observa su cuerpo, menos tostado que el resto; los placeres que siente al recorrerlo. Acaricia su cicatriz, esa que todas llevan con orgullo, para ella es distinto, intuye que algo le quitaron, a veces piensa que es el simple echo de no querer crecer, pero su alma le está gritando algo, un algo inentendible; sabe que algo anda mal, que algo se esconde tras el sol, tras el bello paisaje… Sabe que hay algo más, algo a lo que no sabe nominar…

Algo así siento a veces, como si algo faltara, como si en la maraña que es la vida algo se ocultara…

Supongo que las limitaciones mentales, espirituales, cronológicas, sociales con las que vivimos nos hacen estar en una isla donde no está un “algo” desconocido, pero que existe.

O quizá ese "algo" está tan cerca que no simplemente no se ve.

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Una postal...

“El rincón maulino”, José Caracci.

Existen episodios en la vida en que la luz se escapa, quedamos oscuros; a solas con nuestros propios seres. A veces esas épocas duran mucho, en donde el alma llora por las penas y se va entrenando para luchar en la “batalla” constante de la vida.

También existen estos otros episodios, donde el corazón reboza de alegría y las ganas de vivir “no te las quita nadie”.

Entonces, nos damos cuenta que ambos episodios están conectados, entrelazados; Que sin uno, no existe el otro.

Entonces: cuando tengas penita, siente harta pena, llora; Luego te ponte de pie, te lavas la cara, pateas la puerta (o lo que haya cerca) y le bailas a la luna y a las estrellas, te embrujas con la existencia y te acuerdas de los locos de la historia que la pasaron pésimo, pero que pasaron por la vida sintiéndola a concho.

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Esta es una postal que escribí hace mucho, para una amiga que estaba triste y la que deje de ver, creo que por eso no se la entregué; y ahí quedó en mi cajón lista para entregarme consuelo…

A veces cuando estoy triste leo lo que escribo; en mi cuaderno, cartas a Dios (registros de mi vida) o borradores de cartas a amigos, ensayos de un optimismo enorme.

Creo en lo que escribo, pero a veces se me olvida; Creo que la dicha está entrelazada con la pena y no sólo por una cuestión de comparación, va más allá de eso, es el armado de la vida; Como que para estar parado donde se está, todo lo sucedido juega un papel fundamental, y cuando se está feliz, si se pone un poco de atención al pasado, se puede notar que las penas ayudaron a llegar ahí.

Creo que hay que vivir a concho, no sólo en acción o proceder desenfrenado, como algunos lo intentan; va por el sentir, el no negarse a sentir, el no cuidarse a sentir; Yo creo que lo que nos diferencia de los seres inertes es justamente sentir, ese sentir en el pecho, que se aprieta, duele y reboza, el sentir de vivir…

PD: La postal original era una obra de Pedro Bernal Troncoso “Las alturas de Machu Pichu”

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11 de Septiembre.




























En la mañana, en la radio, hicieron una encuesta a las personas de entre quince y veinte y tantos años, la pregunta: ¿Qué once fue el que más lo marcó, el del “Chile” o el de “Estados Unidos”?

A mis adentros pensé: “Los gringos son tan ególatras que hasta nos roban la fecha en que se recuerda un acto ‘terorrista’ y llora a los muertos”. Pensamiento no muy elaborado.

Seguí cocinando el menjurje ultra vitamínico que fue mi almuerzo.

Escuche los comentarios de las personas; En la memoria estás más fresco el “11 de septiembre estadounidense”, ese que trasmitieron en directo desde la isla de Manhattan, ese donde millones de auditores vieron en directo a personas tirarse desde un edificio gigante y humeante; ese en que se pudo ver casi en el momento en que sucedía a un avión estrellarse en la torre compañera; ese en que se pudo ver en nuestras pantallas el horror en directo.

Claro paso después del “11 de septiembre chileno”, nuestro golpe de estado fue hace 33 años, ni yo, ni la gente encuestada había nacido. Lo de Manhattan fue hace cinco años, cuando yo tenía quince y de un plumazo se me quitaron las ganas de ser gringa. Sí cómo lo leyó, pasé gran parte de mi vida, infancia sobre todo, soñando que paseaba y vivía por esas bellas calles que mostraban en las películas; todo ese cuento de libertad y la tierra de las oportunidades me lo tragaba todito. Pero ese 11 de Septiembre algo pasó, el miedo a que me cayera un avión encima fue más grande que las ansias de pertenecer al país más “poderoso, bello y libre” del mundo, yaaa…

De ahí se agarró Bush para comenzar la guerra contra el terrorismo, sé que eso es cliché y todas esas teorías que hay sobre la guerra inventada para robar el oro negro, usted lo sabe, yo lo sé, lo sospechamos mejor dicho, nadie hace algo… Pero es para la risa que sea titulada “La guerra contra el terrorismo”, cuando 28 años antes, dicen las malas lenguas (o buenas, ahí usted pórgale el adjetivo que quiera); que el país donde la libertad es una estatua ayudó a que aquí ocurriera un acto terrorista.

Supongo que el “11 de Septiembre chileno” para algunos sólo es el sinónimo de cortes de luz, olor a neumático quemado, desmanes y el quedarse botado en la Alameda porque ya no pasan micros.

En mi casa cortan la luz, como año por medio, ahora anda un helicóptero y sólo se ve la luz de una que otra fogata; es como estar en la U, pero sin electricidad y sin tanta lacrimógena. Las manifestaciones me persiguen…

Al parecer el quitarle el “rojo” al 11 no sirvió de mucho; Supongo que Lagos pensó más en la economía que en los desmanes a la hora que se le ocurrió esa maravillosa idea. Si sale electo la próxima vez quizá le de por quitarle el feriado al dieciocho porque se deja de producir muchos días seguidos y la “caña” baja la productividad en los días posteriores; y dirá que es por no ser el aniversario de la independencia; entonces ahí el 70% de las personas que se habían intoxicado en nombre de la independencia se enterarán que el “hachazo” del día siguiente lo sufrieron sólo por la celebración de la primera junta nacional y que se quedarán sin lo uno no lo otro porque el 12 de febrero está muy cerca del día de los enamorados y doña Lucia se puede enojar si lo opacan, me estoy confundiendo parece…

Ahora no veré noticias, ni los desmanes, ni a los gringos. Sólo prenderé velas como poseída y mi pieza se llenará de olores dulces, y mientras siento culpa por esforzar mis ojos me maldeciré por no comprar una súper potente linterna o lámpara a baterías.

11 de Septiembre chileno…Aquí pasaron muchos horrores, no fueron televisados por antenas satelitales en vivo y en directo, pero pasaron, más en silencio, más en anonimato, más a escondidas, más largo, más lento, más parecido a la “ropa sucia se lava en casa”, más a oscuras.

Creo que deberíamos tener más memoria, copiarles a los gringos algo medianamente bueno que tienen que es el patriotismo y no la forma de vestirse, fumar o cantar…

Memoria, para no cometer los mismos errores, memoria para sujetarse de las buenas ideas y explotarlas, ¡Memoria señores! Para que “señores” que saben hasta cuando se mueve una hoja, no vuelvan a tener el poder.

PD: Escrito a la luz de varias velas, bajo el hechizo de la oscuridad, el pseudo silencio y el no tener ni TV ni PC.

Tipiado al día siguiente.


Números...


Se me secó el cerebro, no sé qué escribir. Quizá los números están haciendo estragos en mi cabeza y lo único que sea capaz de formular sean enunciados del tipo: “Si tiene cinco manzanas y se come dos, regala dos, a usted le regalan seis y debe a fuerza de la putrefacción botar tres ¿Cuántas manzanas le quedan?”, y cosas por el estilo, pero en algunas ocasiones con malas intenciones, o quizá buenas, y para llegar a la solución haya que hacer 12.000 pasos… Y no sólo sumar y restar.

Tengo vacaciones de Septiembre, eso se consigue cuando vas en una Universidad con memoria y en la que se manifiesta de una forma particular o común, dependiendo del punto por donde se le mire.

El miércoles hubo batalla, yo tenía presentación, una que estaba mal organizada, así que no me quejo, los encapuchados me salvaron de hacer el ridículo.

Es bien extraño, mientras yo estaba en prueba de física, ramo que hago por segunda vez, afuera estaba la “cagá”, cerca de Grecia. Fui hasta los pastos centrales; ahí también había algo, pero menos, mis compañeros estaban felices mirando, la Carla decía que quería sacar fotos, bombas de ruido, según el Mario disparos; “No si son disparos, yo cuando los escuché me imaginé con el balazo en la pierna, sangre; paralítico”, un “yaaaa…!!” colectivo. “Me quiero ir, me cargan ver cómo rompen los semáforos y después salir corriendo por las bombas”, nadie me pone atención hasta que la Andrea se apiada de mi cara y me acompaña a almorzar. Comemos mientras a unos 100 metros los encapuchados les tiran botellas incendiarias a los “señores carabineros”, Andrea me habla de algo importante, yo la escucho, se me olvida que si no suspenden las clases tengo que actuar de libertad y no he ensayado, olor a lacrimógena, llanto compulsivo, todos hacia Arte, la salida, luego a Irarrazabal…

Algo así pasa seguido. Quizá me cerebro se humedezca.



Más un día.


Ayer, hace un año renuncié a la universidad; Mi intento de profesora de castellano se fue con la lluvia de aquel largo día. Fue un paso difícil, pocas veces en mi vida he sentido tanta pena, de esa pena que de tan grande ni siquiera te deja llorar y como que los ojos se te secan, moverse es un acto agotador y la mente está como ida, incapaz de concentrarse completamente. La Drita me acompañó ese día lluvioso y luego me llevo al preu para que volviéramos a ser compañeras y yo empezara desde el principio. Por esos entonces, mi mente repetía incansable la frase: “Claudia las cagaste…”.

Por alguna extraña razón renuncié a la U y a mi sueño de ser la “profesora loca, chascona y por sobre todo poética de castellano”.

Las razones aún no las sé, creo que el instinto, ese que me habla cuando algún peligro se acerca, que me reta cuando dejo pasar alguna oportunidad. Ese mismo instinto que me ha hecho decir “no” un par de veces y me ha salvado de grandes desdichas, que me grita cuando ve alguien cínico, peligroso y me hace estar alerta. Siendo justa con ese instinto alojado detrás de mi estómago, les diré que las veces que he tenido el coraje para obedecerlo me ha convenido; Aunque más notorias han sido las veces que por pura cobardía no lo he escuchado, y luego no me han gustado las consecuencias.

Hay otros acontecimientos que no sé califacar, o aún no puedo.

Cambiarme de carrera ha sido el chiste de más de alguien; Para mí también, cuando comienzo a decir que pasaré por las 17 pedagogías del peda y que de ahí me decido.

Aun no sé si fue lo correcto salirme de la U, ir tres meses a un preu popular donde pagaba $3000 con mi amiga la Drita, volver a quedar en la misma U, al otro extremo y mirar con cierta nostalgia a mi antiguo depto y la imagen fabricada de “entonarles” algún poema a mis alumnos.

Supongo que jamás lo sabré a ciencia cierta, no hay “herramientas” para medir eso. Pero una vez a una amiga le dije en una de las tantas conservaciones filosóficas, en un arranque de embriagues espiritual: “Hay una gran diferencia entre saber algo y creer en algo”. La expresión de mi amiga ha sido la que más me ha gustado en todas las reacciones de la gente a la que le he dicho alguna de las pilas de disparaste que tengo en el alma. Su afirmación a mi tesis me invadió el corazón. Creo que me entendió, en uno de esos instantes mágicos de la vida en que el lenguaje logra su objetivo y sí existe comunicación.

Yo creo que salirme de la U ha sido una de las cosas más sabias y valientes que he hecho; No sé explicar muy bien los motivos; cada vez que me preguntan doy una versión distinta, sin ser ninguna de ellas mentira, ni ninguna de ellas la verdad, fue por poro instinto, el alma me lo pedía, me lo gritaba, yo le hice caso, y junto con ello a lo que creo.

Llevo un día más en la U que lo que alcance a estar el año pasado; Quizá la lista de las cosas que he aprendido en este último año no sea tan grande, una que otra moraleja de esta historia que aún no se termina, pero han quedado otros legados: huellas imborrables, e innominables.


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Tipo de entrevista bloggera...


La señorita Valentina me instó a contestar las siguientes preguntas, aquí van:


1- ¿Cuánto tiempo llevas blogueando?

Desde Febrero de este año, cuando la inercia de estar trabajando en una oficina contable me obligo a dedicarme a otra cosa más que hacer “Libros diarios”.



2- ¿Cómo te enteraste de la existencia de los blogs y por qué te animaste a participar?

Pese a mis 20 años pareciera que padezco alzheimer, o alguna otra enfermedad que involucre a la memoria.

Recuerdo a dos personas que me hablaron de los blog: La Carla, quien finalmente me dio la dirección para hacerlo, y una compañera de unos trabajos voluntarios, quien tenía uno y me comento sobre este mundo. No sé que paso primero.

Me anime porque no me quería convertir en una "calculadora humana".



3- Cinco blogs que sigas a diario o con mucha frecuencia:

“Alejandro Hevia”: Me gusta su estilo, a veces me llega a sorprender.

“Rayo de Plata”: Me agrada esta niña y su blog, que es entre diario de vida y cuaderno de apuntes.

“Anarko”: Gracioso y crítico.

“La Carlita”: Cuando actualiza.

Me falta uno, lo sé; pero visito con bastante frecuencia a los 8 que están en los link. Y a mí claro, es la forma de llegar a los demás…



4- ¿Eres lector anónimo de algún blog?, si es así. ¿De cuales?

Mmm… Cuando tengo tiempo, que a veces es bastante, me empiezo a dar vuelta con los link del resto de los blog, llego a lugares bastante buenos, donde rara vez dejo comentario.



5- Y sobre los autores, nombra 5 que te despierten especial simpatía.

Wispers, Rayo de plata, Mauricio Rebolledo, Don Claudio y la Carlita, claro.



6- ¿Que blogs consideras con mayor calidad?

No sé jerarquizar; Puede ser el de Anarko.

7- ¿Con qué blogeros/as te irías de borrachera? Y ¿Has conocido a alguno más allá del teclado?

Creo que con todos; No crea que soy alcohólica, no suelo tomar, pero debe ser entretenido emborracharse con algún blogero, saldrían excelentes temas de conversación y una que otra escena poco cuerda, digna de los "blogger".

Conozco a la Carla, desde hace como 5 años; Primero que a los blogs. A nadie más, quizá alguna vez me he topado con “Rayo de Plata” por la calle sin darme cuenta, ya que estudiamos cerca y ella va a veces a mi U ¿A pedir libros? (Creo que leí eso alguna vez)



8- ¿Con qué tres blogeros/as pasarías un noche de locura sexual?

¡¿No son muchos tres??!! ¡¿Dónde están la moral y las buenas costumbres???!!

En mi época no se hubiesen atrevido a formular semejante pregunta…

XD



9- ¿Te has enamorado alguna vez de un/a blogero/a?

Pese a mi sentido romántico: No, Cupido no me ha atacado por las redes de los blog. Si por las páginas de los libros, aún suspiro por Jaime de “La casa de los espiritus”


10- ¿Estás satisfecho con tu blog?

Mmm… Creo que algunos post son re buenos y otros están para puro ocupar espacio.

También me falta dominar el área técnica; de código y demás sé re poco. Cero espíritu de “computina”.



Elige a entre tres y cinco blogueros para que contesten a estas preguntas en sus blogs...

Hay gente que le carga hacer estas “cadenas”…

Le cedo la misión a la “Carlita” y al “Ale”.


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PD: Si vio alguna anomalía en mis respuestas, o las encontró simplemente "fome" tenga en cuenta que estoy saliendo de un cuadro de "Influenza".

"Mater; Matris"

Cuando se vive en la periferia se ven muchas cosas; Quizá en todo lugar, si es que se pone atención. A veces mientras camino, veo alguna madre arrastrando a su hijo por el brazo, el niño con la piel clara, pero sucia, mirando hacia arriba, a la cara de su madre, con los ojos brillantes, triste, corriendo, tropezando a cada instante sin caer completamente, pero sí golpeándose; Y he ahí a la mujer vociferando, retando a su hijo que quizá sólo conoce malas palabras, pequeño, con los ojos rogando por cariño.

Las palabras son poderosas armas.

Entonces me pregunto quién sería yo sin la Esmeralda, sin mi madre ¿Quién sería yo si mi madre hubiese sido otra? Entiendo las diferencias; esas de los caminos, en las que la gran mayoría se convirtió en obrero; niña madre o delincuente. Entonces entiendo cómo aquel niño, mi primer pololo, ese de la infancia cuando no te dabas besos, ahora es delincuente y yo quizá con mejor suerte voy por un camino muy distinto.

Mi madre, ese ser que a veces me abandona y se contrae en sus mutismos, en esa “ley del hielo” durante días; que me destruye. Que a veces me oye, pero no me escucha, esa mujer que me a dicho a veces palabras tan nocivas o se a callado otras que necesitaba oír. Esa misma mujer que me delega responsabilidades que no me corresponden, que me pide consejo como si yo fuera la madre; me entregó algo que les faltó a muchos: Amor. Creo que eso hizo la diferencia. Simplemente eso, y es que gran parte de los recuerdos de mi infancia son relacionados con mi madre, los cuidados de este ser débil al cual se le declaraba a cada instante alguna bronconeumonía; que necesitaba los brazos de sus madre para que la cuidara y no se fuera en un ataque de asma.

Mi madre me dijo todos los días que me quería, aún lo hace, aunque menos seguido; me hizo adicta a los abrazos. Me ayudo a soñar; me dijo que yo podía ser lo que quisiera, sólo tenía que esforzarme, en mi caso el arma para surgir era el estudio; no importaba la plata; eso se arreglaba en al camino. Entonces cuando oigo a algún niño decir que quiere ser doctor y a la mamá decirle “que con la notas que tiene, que no puede, que es tonto”. Me pregunto que hubiese pasado si la Esmeralda me hubiera dicho esas mismas palabras, cuando en alguna época nuestros padres son dueños de la verdad y en cierta forma nos la construyen a nosotros.

Entonces cuando la ira me invade y me dan ganas de irme, de abandonar a esa mujer y sus silencios enfermizos me pregunto quien sería yo sin una madre como esta, que a veces es enfermiza entregando cariño. La respuesta no me gusta; Quizá no soñaría, quizá el mostrar cariño me parecería una muestra de debilidad; Quizá no lucharía, así cómo ella lo hizo y aún lo hace, en un plano distinto al mío; que se paro ante la muerte y no dejó que me llevara, aún cuando yo ya más grande quería ir. Que le hizo frente a su propia falta de conocimiento, profesión y aún sin trabajo se separó de un hombre que hace mucho le hacía daño, pero del cual se alejó sólo cuando se percató que sus hijas también estaban siendo heridas y tubo el coraje de llevar una casa con dos niñas.

Entonces perdono los silencios, las palabras que hieren, los abandonos a veces cometidos y me concentro en alguna de las tantas noches en que en mi casa y alrededor todos dormían y a mí me costaba respirar, con mi madre en vela con migo en los brazos, haciéndole guardia a la muerte, encantándome con el mundo para que me quedara.





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III. Para leer...


Olor a manzanilla y miel

Él se despertó con el olor a chocolate y naranjas; miro a su alrededor, estaba en una habitación desconocida: paredes blancas, un balcón, una planta, cortinas blancas, casi trasparentes; nadie a su lado.

Ya muchas veces se había despertado en lugares desconocidos, en distintas camas, distintos lechos; siempre con una mujer a su lado, al amanecer. Se vestía sigiloso, una mirada apreciando la belleza y de vez en cuando una nota de despedida, con algún verso, un hasta siempre abierto, con besos y mentiras verdaderas: “No cuesta mucho ser romántico y así se evita el sentir como basura”

Esta vez era media mañana, le molestaba la luz, la cabeza le daba vueltas, los huesos le pesaban y ese olor: “Olor a chocolate y naranjas”, le causaba una sensación extraña, entre nauseas y seducción.

Intentaba recordar la noche anterior; un tequila ¡Un tequila! El aguantaba más que eso; Una cena de negocios, él no se emborrachaba cuando ponía en juego su dinero; Una chica joven, olor a manzanilla y miel, la secretaría de su amigo, chica joven, esforzada, trabajaba hasta media tarde y luego estudiaba gastronomía en un afamado instituto; Debería estar en su casa ¿De qué otro modo se explicaría aquel aroma?

Intentó ponerse de pie, la cabeza le daba vueltas, los huesos le pesaban, un dolor rígido y a veces palpitante ¿Cómo había llegado ahí? Era la primera vez que en realidad había perdido la memoria.

Caminó hacia la puerta, un pasillo, siguió el aroma. El departamento era pequeño, no le costó mucho trabajo llegar a la cocina.

Ella, olor a manzanilla y miel; los sentidos se alertaron, la observó un momento; vestía un jeans azul, un sweater negro y delantal verde con la estampa de un sombrero de chef y mas abajo la leyenda: “La gula no es un pecado, es sólo uno de los grandes placeres”

Olor a manzanilla y miel, imágenes de besos, de caricias encubiertas, sensaciones inmensas; pasiones adquiridas, placeres magnificados, tentaciones sucumbidas.

Ella sonrío, le ofreció un té: sonrisa serena, rostro bello, piel blanca, labios carnosos, ojos tiernos, expresión sincera, inocente, casi infantil.

Él aceptó el té; ya no le dolía la cabeza, rodeo la cintura de la ahora ninfa, exploró a través de su cuello, en un movimiento soltó su cabello, rizos azabache, un dulce olor a manzanilla y miel. Besó sus orejas, ella parecía entregada al ritmo de la danza donde la música era el deseo.

Él la siguió explorando, imágenes volvían de la noche anterior: Ella llevaba puesto un vestido negro, un pequeño escote donde su blanca piel contrastaba, ojos verdes, casi transparentes, hermosos… y aquel aroma.

Comenzó a besarla con desenfreno; en aquel momento la danza coordinada y casi serena cambió su ritmo, se volvió violenta; la desprendió de sus ropas con prisa y desesperación, ella dio un grito, pero se entregó al nuevo ritmo, se dejó dominar.

El olor a chocolate era más grande, él quería sentir su olor, la besaba, olfateándola, rebuscando el aroma. Ella recordó apagar la cocina, él continuó explorándola, deseaba poseerla.

Las imágenes volvían, la noche anterior había sido extraña, por lo enigmática y las lagunas…

“¿Qué edad tienes?”

El placer era más grande, las palabras no salían, gemidos suaves y violentos. Incógnitas en la mente, pensamientos esbozados. Moviendo, ritmo de una danza ancestral

“¿Qué pasó anoche?”

Las palabras no salían, luego el clímax: sudor, besos y un grito sordo.

Una mancha en el piso, dos cuerpos desnudos, sin aliento, húmedos, un pequeño dolor, una gran pregunta.

“No debo beber más tequila”, se dijo él.

Y en la cabeza de ella un verso: “Muere lentamente quien evita una pasión”


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Cadena de oración.


Nuevamente realizaremos una cadena de oración por los niños con enfermedades metabólicas; Esta se realizará el 20 de Agosto a las 20 hr. Si no crees en Dios piensa un instante en estos niños, desea su bienestar, los pensamientos; deseos, tienen un gran poder en el universo.

Entonces, los esperamos el 20, a las 20, por Amanda, Camila, Amanda, Bruno, Kiky y Josefa.

Un ángel para Kiky...

II. Para leer...

Una extraña amistad

Alejandro tenía olor a detergente. Dana se había acostumbrado, su amigo lo era hace tiempo. A ella le había gustado de niños; recordaba cuando, como y que sintió la primera vez que lo vio: “Lo reconocí”, se decía cuando recordaba aquel episodio.

Pero los años habían pasado; la vida y los caminos los habían separado, ella había amado y dejado de amar; quizá el también.

Un día se volvieron a encontrar; fue en día llovioso, quizá de otoño. Dana estaba feliz, venía de haber comido con un ser querido en un lindo restaurante, cuando en la calle se lo topó; a ella ya no le gustaba y él tampoco mostraba interés de tal índole, comenzaron una bella amistad.

Pasó algún tiempo, el planeta recorrió parte de su ciclo y se dio inicio a la primavera. Dana miraba el techo, afuera el cielo estaba despejado y el sol caía tenue. Su perro ladraba estruendosamente y se decidió sacarlo a dar un paseo.

Ahí, casi corriendo, tirada por su mascota, Dana vio a su amigo reencontrado; fue extraño, el estómago se le apretó y la más grande ternura le cayó del cielo. Él no la vio y ella siguió corriendo tras su perro.

Dos noches después Dana aceptó que le gustaba su amigo; Dos hora después Alejandro le confesó que se había enamorado de un ser al que Dana nunca conoció.

Ella pensó en alejarse, pintarse el pelo y desechar el sentimiento; quizá lo hizo, quizá lo intentó, pero no lo logró. Se repetía que en alguna época él era su amigo, su amigo, y el olor a detergente no la seducía; pero parecía inútil.

Dejaron de verse, a veces él la llamaba, le preguntaba por su vida y le decía que la quería, a ella se le apretaba el estómago e intentaba decir un chiste; se vieron un par de veces, ella nunca le pregunto sobre su amor, ni intentó conquistarlo, no le gustaba destruir cosas, mucho menos relaciones, a ella le interesaba más el construir.

El anhelo era constante, el cariño encapsulado le comenzaba a pesar: “Quizá algún día él se vuelva hacía mí”, se sorprendía soñando Dana. Nada de eso sucedió; cuando el planeta se preparaba para el equinoccio de invierno Dana recibió una llamada inesperada; su amigo ya tenía un nuevo amor.

Al cortar, ella se sentó y miró la noche más larga, se preguntó en que instante él se había desenamorado; en que instante él se había vuelto a enamorar que ella no estuvo presente; y cómo diantres le hacía para desenamorarse de alguien, sí ella, sin esperanzas siquiera lo quería a él desde hace tanto tiempo.

Los días pasaron y Dana intentaba no pensar en el chico con olor a detergente; intentaba no evocar su aroma. Pero era inútil, el contacto, las conversaciones nocturnas hacían infecundos sus intentos de no desearlo.

Un día de invierno, cuando el cielo estaba gris y el frío calaba por los huesos Dana citó a su ahora martirio en un parque cercano a un cerro; se vistió de morado, tomo su bolso y se llevó su libro favorito.

Llegó diez minutos tarde, con el pelo suelto y desordenado; él vestía de verde, le gustaba aquel color, sobre todo las tonalidades oscuras; y ese olor, quizá era su colonia, pero a Dana le seguía pareciendo detergente.

Ella le regaló un chocolate y le dijo que esta era una despedida; El estaba acostumbrado a las locuras de su amiga, le había escuchado decir muchas cosas, locuras y sin sentidos. Ella se puso de pie y se alejo; Él la vio caminar, sabía el motivo de la despedida.

Días después Dana recibió un mail de Alejandro con una pregunta: ¿Esta es una despedida de “no quiero verte nunca más” o de “hasta luego”?

Dana se quedó mirando el árbol que estaba fuera de su casa; se había preguntado reiteras veces si estaba bien lo que había hecho, quizá si hubiese esperado más él la hubiese tomado de la mano y caminarían juntos por la vida.

Con pena y nostalgia eliminó el mail: “No sé la respuesta, la vida lo dirá”

Y en la mente le repetía una vieja frase, de algún viejo libro: “Si algo sucede una vez, quizá nunca vuelva a pasar, pero si algo sucede dos veces, de seguro pasará tres”.

Quizá era una maldición o una bendición.

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"Día internacional de la amistad"

"En mudas circunstancias el buen amigo se manifiesta”.

-Eurípides

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Hoy es el día internacional de la amistad; yo creía que era en Octubre o Noviembre, cuando Village invita a comprarle una tarjeta al amigo, pero “Tuparada.com” me envío un mail avisándome que hoy es.

Lo cual me hace pensar en la amistad y en los días “de”; existen de casi todo, los cuales casi siempre se convierten en un tipo de estallido comercial, como si lo que uno gasta en un regalo tuviera directa relación con cuanto quiere al destinatario, en fin, a pesar de la patraña comercial igual me gustan los días “de” y hasta de ves en cuando aquellos “bellos” comerciales me han hecho emocionar; pero ahora no pasó nada de eso, no hubo publicidad, ni en la tele, ni en la radio, ni en las paredes, a nadie se le ocurrió de una forma sutil invitarnos a consumir (a excepción de Tuparada.com), lo cual me lleva a preguntarme ¿Los chilenos apreciamos la amistad?

Al parecer no, es más, pareciera que la amistad es una actividad que se medio práctica en la juventud, haciéndose casi nula de adultos; Y haciendo recuento en mi memoria, escribiendo amistad en mi buscador mental, se me vienen frases tales como: “La amistad no existe, si te pueden cagar lo van hacer”, “Si los amigos están cuando hay fiestas no más, después desaparecen”, etc… Comentarios que casi siempre vienen de un adulto con los ojos grises.

En esta búsqueda, mental, también aparecen los momentos en que he dudado que aquel lazo exista; No he sufrido deslealtades, ni “puñaladas por la espalda”, tal cual teleserie mexicana, o engaños del tipo: “Mi amiga se comió a mi pololo” como en las teleseries “flaites” que hacen mis compañeros donde “La Maryorí, se come al mino de la Zuzí” (imagínelo con tono flaite).

No para nada, ninguna de esas cosas; quizá se deba a que rara vez he mantenido alguna relación del tipo romántico con el sexo opuesto y porque tengo y he tenido pocas amigas; pero igual me he llevado uno que otro dolorcito por ahí, por diversos motivos, por diversos episodios donde el hombro pensado donde llorar o apoyarse simplemente no llegó o por la distancia a veces impuesta.

Cuando comienzo a desconfiar sobre la amistad y creerle a aquellos seres que con un tono de resentimiento dicen: “La amistad no existe”, aparece la imagen de la Drita, mi mejor amiga.

Sé que ese nombre no está en el calendario y usted querido lector creerá que estoy hablando de mi amiga imaginaria, a quien cree en mi infancia y tal como sigo leyendo cuentos para niños, sigo jugando con mi amiga inventada, pues no, es más, nunca tuve amigos de ese tipo; La Drita es mi mejor amiga, a veces la única, ese es su seudónimo; así la bautizó un niño al que quise mucho; a quien me dolió querer por un tiempo y a quien quise borrar de mi memoria por algún instante, pero ese chico alto me dejo dos grandes cosa: la certeza que el corazón se recupera y el sobrenombre a mi amiga.

La Drita es la prueba fehaciente y viviente que existe la amistad; Así que querido lector, cuando le digan que la mistad no existe, no lo crea.

Quizá el mundo se de vuelta y media y los polos se vuelvan el Ecuador, pero con la Drita seguiremos siendo amigas, ahí tratando de darnos ayuda, llamándonos sin motivo, siendo cómplices en locuras y aceptando la dudosa salud mental de la otra, para mi la amistad es un lazo importante; es un mutuo cariño incondicional.

Gracias amiga por acompañarme tanto, aún en silencio o cuando no lo pido.

¡Feliz día de la amistad!!

PD: Hoy es el día en que se llevará a cabo la cadena de oración por los niños con enfermedades metabólicas.