…la vida me ha enseñado que si se tiene la suficiente paciencia, se logra ver, a veces, los sabios movimientos de Dios; en los demás, si no los vemos, igual existen; Por mi parte me gusta creer en eso, me gusta y he percibido su realidad…

-De mi cuaderno de divagaciones mentales
29 de Mayo del 2007
...

«¡No llores!
Necesito todo mi coraje para morir a los veinte años»


-Évariste Galois
Pienso en la Mistral, con su espíritu pedagógico; que pensó tanto en el bienestar de los niños, que luchó por la educación, que tanto crítico; fue una avanzada para su época y logro mucho a pesar de las cartas en contra.

Pienso en la Violeta y sus canciones desde las entrañas; Pienso en su lucha pacifica y violenta; Pienso...

Pienso que no me imagino en un futuro sin hacer clases; Pienso que me queda un poco menos de un mes para salvar este semestre que empezó tan mal y que aún no logro sacar a flote...

Pienso en las luchas y las estrategias; Nunca he sido buena para las estrategias...

Ojalá sea verdad que a veces los espíritus nos protegen...

El valor de la familia: 1ª parte

Dicen que los caminos de Dios son misteriosos, por mi parte hace tiempo lo deje de psicoanalizar, aunque a veces, casi sin querer, vuelvo a caer en aquella tertulia que sospecho es eterna

A finales de Abril murió mi abuelo materno, un tipo alto, enfermizo, cariñoso, tranquilo y trabajador. A veces pienso que se llevó con él, esa facultad que yo tenía para hacer caso a la era del exhibicionismo y escribir acá alguna de mis ideas, o quizá sea más bien, la facultad para omitirla, ordenar un poco mi cabeza y ser capaz de redactar un poco de mis pensamientos…

...El otro día me volvieron a asaltar; La tercera vez en mis 23 años, esperemos sea la última, es extraño, pero ese día al salir de mi casa tuve la idea que me asaltarían, el corazón me lo grito.

Luego de discutir con dos carabineros, derramar en ellos en parte mi frustración, intentar llorar la otra parte; comerme un sahne-nuss con pasas al ron, que mi papá me regaló, quizá para intentar consolarme, ya que no se le ocurrieron palabras y el coraje no le dio para abrazarme o tocar el tema; Me acuerdo de mi abuelo, ese tipo alto, con el que no tuve una relación muy cercana.

Digamos que más recuerdo el funeral, esa caminata ingrata y estremecedora que se hace hacia la tumba, yo iba al lado de mi madre, ella destrozada, medio atontada, en ese estado “automático” que toma la gente cuando las circunstancias la sobrepasan. Yo iba pensando en mi madre, en mi abuelo, en mi familia, mirando el ataúd sostenido por mis primos, esa veintena de nietos que tuvo ese gran patriarca; Los ahora hombres, que de niños tuvieron algún juguete construido por él, a quienes más de alguna vez les regaló alguna moneda para que se compraran un dulce, que seguramente fueron defendidos de sus madres cuando hacían alguna travesura bajo su techo, esa veintena de hombres, que apenas conozco y con los que en su mayoría comparto el segundo apellido, se turnaban para tener el honor de llevar el cuerpo de su abuelo.

Mientras observaba a esos ya hombres, con quienes jugué de niña me fui dando cuenta sobre el valor de la familia, y es que la valoro, pero a veces se me olvida.

Mi abuelo, no alcanzó grandes logros económicos, ni siquiera hizo carrera, él construía palas, braceros y "cosas" de latón, tenía un puesto en la feria donde las vendía, con los años, dado su edad, dejó de construir “cosas” para sólo revenderlas. Pero construyó una familia, tuvo 10 hijos, 2 hombres y 8 mujeres, y cerca de media centena de nietos, y ya casi va en una veintena de bisnietos. Todos ellos presentes en su vida, en sus últimos días y en su funeral.

Mi abuelo era un tipo tranquilo, quitado de bulla, amable; sus hijas no salieron mucho a él, bulliciosas y en su mayoría conflictivas, pero herederaron de él, el amor por sus hijos, todas ellas son cariñosas, protectoras, luchadoras. Y aún con problemas, ese hombre construyó una familia unida que es capaz de socorrerse en tiempos difícil y celebrar en los buenos. Familia, en la que yo rara vez tengo una gran participación, más por propia responsabilidad que por otro motivo. Pero a la cual valoro y con la que sospecho cuento.

Familia, linaje, del que proviene mi madre, esa mujer un tanto ilógica, trabajadora, fuerte en grandes aspectos, matriarca de esta casa, que me ha brindado un hogar, educación y por sobre todo amor.


Los papeleros

Esta es la historia
de la escoria del hombre
y del hombre en la escoria.
El teatro con sus licencias
os la viene a relatar
en nombre del papelero
que no la sabe contar.
Ella trata de los hombres
que avanzan sin avanzar
porque piensan que las cosas
están bien como están.
Esta es una historia absurda
como absurda es la ley
que hay quiénes mal vivan
para que otros vivan bien.

-Obra de teatro: "Los papeleros"

Actuar y ensayar

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"El único error de Dios
fue no haber dotado al hombre de dos vidas:
una para ensayar y la otra para actuar"

-Vittorio Gassman
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No tener vida (1ª parte)

Suelo escuchar o leer, aquella oracioncita en que la gente declara no poseer o que otro ser viviente, contradictoriamente, no posee vida. Así como lo lee, muchas personas andan diciendo por ahí que no tienen vida. Quizá es un tipo de desahogo, cuando se está en el límite de las capacidades y con el horario apretado; entonces cierto fulano o fulana declara: No tengo vida. O en otros casos, entre pelambres, de esos cizañeros, alguien, presuntamente “picado o molesto”, dice: Carmelita no tiene vida…

Entonces frente a mi tarde de domingo, luego de intentos frustrados de hacer el saludo al sol doce veces, estudiar o terminar “Un ángel parado en una pata”, encerrada y viendo una película con credibilidad cero, no puedo evitar preguntarme ¿Qué diantre es tener vida?

Vamos por lo más básico, digamos que producir algún tipo de moviendo, así cómo biológico, o en nuestro caso, como especie humana, el simple hecho de respirar nos identifica como ser viviente, pero ¿Tengo vida? Al parecer en la juerga cotidiana, no.

Yéndonos a estándares más elevados, menos básicos y que exija un mayor análisis y sinapsis para mi masa muscular; El levantarnos, comer, beber agua, ir al baño, movernos, hacer sinapsis… tampoco cataloga para poseer una vida…

Entonces me sigo preguntando ¿Qué es tener vida?

Al parecer es una "posesión", a la que tengo que dedicar más viajes en micro, de análisis, para llegar a algún tipo de conclusión.

...

Ingenierías y vocación.

Dentro de las “reuniones sociales” que he tenido, donde de vez en cuando establezco un dialogo con algún amigo de un amigo o simplemente un desconocido, se ha repetido el hecho, o ha sido mi observación, que aquellos proyectos de ingenieros suelen ser medio egocéntricos, y con cierto complejo de superioridad; no sé bien por qué, pero en una gran mayoría de las veces me terminan descalificando, con comentarios algo así como: Yo creo que mis matemáticas son más complicadas que las tuyas… o que ellos van a ganar más dinero con menos esfuerzo… o que su carrera es inmensamente más complicada que la mía, que simplemente elegir estudiar una ingeniería es súper mega buena decisión y que estudiar pedagogía es medio idiota, que por poco menos estoy estudiando para “ignorante”; digamos que me defiendo, o me defienden de vez en cuando… (Argumentos de defensa que por ahora no relataré).

El asunto, es que hace unas semanas, olvidando mi prejuicio sobre los proyectos de ingenieros, me fui a la USACH a “relacionarme” con aquellos “objetos de mi prejuicio”; en realidad no iba con una idea muy clara de que hacer, quizá a embriagarme un poco, por lo que se me olvido que siempre terminan atacando “mis matemáticas” o el sueldo de un profesor… Pero como suele ser la vida de innovadora, hablamos hasta de la inmortalidad del cangrejo, menos de las matemáticas. Por lo que me encontré con varios ejemplos de proyectos de ingenieros que no eran ni egocéntricos, ni hablaron a la primera oportunidad de las fianzas, ni tenían complejo de superioridad; no a primera vista al menos (quizá sí de don Juan o protagonista de película gringa fiestera)

Así que frente a mi nueva “relación” con quienes estudian aquella carrera, me tiré en el piso de mi pieza y me puse a pensar que sería de mí si hubiese estudiado alguna ingeniería; Supongo que sería parecido, hartas horas de estudio, el masivo éxodo de compañeros expulsados de la U o que se cambian de carrera por ser muy fea, reprobación de ramos varios, rara vez egresar en el tiempo estipulado, etc. pero con el beneficio de que estudiaría un algo más además de puros “números” (en el área científica al menos), lo cual sería bastante entretenido y el sueldo sería bastante más “jugoso” que el de una profesora; Y sin polémicas varias como violencia en la sala de clases, calidad de la educación, LGE, etc.

Entonces, frente a mi duda existencial, y mis ganas a veces de poder retroceder el tiempo y haber elegido algo en que con mi sueldo si tuviera la esperanza de comprarle una linda casa a mi madre y una linda casa para mi, en un lugar mejor que en el que vivimos, con independencia domiciliaria, y ser mejor mirada en los círculos sociales, la idea de estudiar alguna ingeniería se me hizo inmensamente atractiva y algo parecido a la frustración llego a mi ser.

Pero como la vida de ves en cuando si se parece a los libros y llega a ser mágica, hizo que me atreviera ir a hacer una clase particular, a un niño de octavo año y francamente termine maravillada. Yo no sé si usted ha sentido esa sensación de satisfacción, que como que le agarra el cuerpo y le hace una ligera cosquilla en la panza y se siente algo así como feliz, casi brillando, resplandeciente... Satisfecho. Pues así me devolví de mi clase, contenta y con 5 mil pesos en bolsillo, lo cual jamás se parecerá a un sueldo de ingeniero, pero sirve. Así que de vuelta en mi hogar, deje de soñar con tener un sueldo monumental, que me podría comprar dos casa, un auto y demás; Y me comencé a hacer a la idea que me tendré que endeudar con un crédito hipotecario, llevar a toda mi familia a ese hogar y vivir con ellos hasta que la vida de alguna vuelta… Yendo a trabajar en micro, sin independencia domiciliaria, con un presupuesto apretado, sintiéndome satisfecha, casi feliz, casi resplandeciente, con lo que hago para vivir…

Eso es vocación al parecer.


Perdiendo el tiempo... (¿En verdad existe eso?)

Estaba mirando el cielo y descubrí que tengo la mayor capacidad para perder el tiempo, es que yo no sé que tendrán las hojitas del árbol de mi vecino que me lo quedo mirando como (inserte aquí un adjetivo conveniente) y me rasco la cabeza y me dan así como ganas de caminar, pero me acuerdo que tengo que hacer un trabajo en Paint, que tengo que leer el ya último capítulo de ese libro que tanto me costo “seguir”, que he entendido la mitad, y que al final sé que igual me voy a sentar con mis compañeras cuando lo estén comentando y plajearé sus ideas, y hasta inventaré argumentos en ese momento por puro amor a la discusión filosófica, siendo que cuando estaba leyendo el dichoso librito, pensaba en la maravillosa capacidad del cangrejo de cambiar de sexo, si es que eso es cierto…

También tengo que hacer una tarea he inventar otra…

El asunto es que me senté frente al computador, al lado de la ventana que da al árbol de mi vecino, empecé con ganas de ser fructífera y aprovechar que mi sobrino no me está acosando para hacer algo beneficioso por mi vida académica. Empiezo altiro, voy a revisar mi correo, facebook, o los blog… y no sé cómo llego acá, una chica que entretiene harto cuando uno la lee; y que me he quedado un buen porcentaje de la tarde leyendo, recordando que ya hace tiempo la había leído, pero que en un formateo del PC perdí la dirección y doy gracias al cielo dorado que me la encontré entre los confines de la Internet, dale que el mundo cibernético igual es pequeño… La vaina, como diría en mi juerga habitual, es que después de alejarme del mencionado blog por la necesidad de hacer algo más productivo por mi vida y que me deje libre para irme a dar una vuelta o mirar TV … Me quedo mirando el árbol de mi vecino y de pronto me doy cuenta que hace más de dos horas que estoy aquí convirtiendo el oxigeno en dióxido de carbono y me sale la Lisa Simpsons que llevo dentro y me digo, pero Claudia, si hay tantas cosas importantes que hacer en el mundo, podrías empezar por ser responsable en tu vida académica, leer al dichoso caballero ese, aunque sientas que es arameo, podrías buscar ocupaciones donde le hagas un bien a la humanidad y no sólo a las hojitas del árbol de tu vecino, mira que todos producen dióxido de carbono…

...Y logro poner google y escribir “cálculo de probabilidad con áreas”, pero no encuentro lo que en realidad busco he intento pensar en otras palabras para poner en el buscador, y pienso que me da lata hacer la presentación en Paint, que es de otra cosa, que no quiero buscar imágenes, que voy a tener que estar mucho tiempo frente al computador, siendo que de ociosa llevo como tres horas frente a el, que debí haber empezado antes, que…que… y sigue la Lisa Simpsons molestándome, Claudia se más organizada, deja de perder el tiempo, estudia mujer, busca un actividad fructífera además de ser estudiante…

Concluyo que hasta ahora, cuando se acerca la hora de tomar once y ya mi sobrino volvió para torturarme, las pocas cosas que he hecho que se puede llamar medianamente fructíferas, además de convertir el oxigeno en dióxido de carbono, son levantarme, que me costo harto, lavarme, vestirme y todo lo que conlleva “levantarse”, desayunar, tengo que comer, darle comida a mi perrita, hacerle un "nanai", ordenar y cocinarle a mi padre, bello hombre que comparte mi información genética, que nos visita los domingos, y me da dinero, el cual, pobre él, se encontró sólo conmigo esta mañana, ya que mi madre salió de parranda y tuvo que ir el solito a la feria (ya que yo estaba desayunando y pegada a la TV) para que así yo hiciera almuerzo y ninguno muriera de inanición.

Y como me quedo mirando para fuera, la cordillera y las hojitas de lo árboles, dejándome poseer de vez en cuando por la guitarra de Santana, aún no avanzo en mi “labores académicas” y me pongo a escribir incoherencias por puro amor al ocio y la sospecha que quizá así, escribiendo, por fin mi alma deje de estar en ese estado volátil y se vuelva esclava de las tareas, trabajos y lecturas, vamos que mañana me levanto a las seis, lo que me deja algo así como menos de once horas para terminar mis “labores académicas”, comer, lavarme los dientes y dormir, algo que sea.

Donación de órganos...



Desde niña estuve de acuerdo con la donación de órganos, quizá se deba a la cantidad enorme de películas que vi, en donde una persona esperaba salvarse de la muerte por la donación de un órgano. Para mí tenía lógica, que caso tiene llevarse a la tumba “material orgánico” que puede salvar a alguien más, si en la tumba solo será digerido por los gusanos.

Entonces, en algún momento, en que mi madre no se escandalizó con la idea de que yo me podía morir antes que ella, y no lanzó un grito terminando el tema, dije que yo quería ser donante, como era niña mi madre me dijo: “no, tu no te morirás antes que yo y si fuera así, yo no voy a dejar que te habrán y despresen como si fueras un animal”. Yo menor de edad y sabiendo que no tenía ni voz ni voto dentro de la sociedad, le dije que lo pensará al revés; que qué tal si yo un día necesita un órgano, que si yo estuviera agonizando, como sería si la familia, de otra persona, una ya fallecida, se rehusara a “salvarme la vida”; y como casi siempre hacen los adultos ante la discusión con un niño cuando se torna compleja, mi madre santa termino el tema.

El tiempo paso, y ni lo uno ni lo otro pasó, sólo que yo pasé de ser menor de edad a tener voz y voto, ya que me inscribí para votar y me hice donante órganos. Pero tan bella mi madre, y “zapata”, que no pierde y no empata, ante el tema de donar órganos, me dijo, igual tengo la última palabra, si algo te pasa a ti, yo decido si donar o no tus órganos a pesar de que seas donante, tú ya vas a estar muerta. Y ante la frialdad de mi madre y los “porfiada” de su posición me quede callada.

Pero gracias a los medios, que siempre creo juegan con nuestra mente, y el hecho de que han cubierto bastante la noticia sobre el acto de donar órganos, al parecer mi madre cambió de opinión sobre el asunto, y hasta ella misma se hizo donante cuando renovó su cedula de identidad y aún cuando sigue diciendo que ella se morirá primero, ya dará el “permiso” para que mi voluntad de ser donante se cumpla.

Creo que una de las partes positivas de los medios, es justamente esta, “sensibilizar” a la gente y que se haga más conciente sobre el poder que tienen sobre el bienestar o vida de otro ser humano; Que a pesar de estar pasando por un momento inmensamente doloroso, al perder a un ser querido, se puede de alguna forma, evitar ese dolor a otras personas y dar la oportunidad de vivir a otro ser humando.

Ayer murió Felipe Cruzat, luego de 93 días internado y en una intensa lucha, él y su familia esperaban un corazón; supongo que han existido muchos casos como este, este es el que se ha comunicado, cubierto por los medios, pero espero que todo esto sirva para que más personas tomen conciencia de que a pesar del dolor de una muerte, que ya es irreversible, se pueden salvar vidas y que no tiene caso “enterrar” a los suyos sin dar la posibilidad de sanar a otros.

Freak historia, comandante conejo (parte II)

El primer jueves de mi nuevo semestre, me quede en los pasto de las U por puro amor al ocio, y mientras divagamos entre historias de verano, una de mis amiga dijo que se sentía extremada infructífera en ese momento y para solucionarlo sacó un cuaderno, he hizo una tarea que teníamos; Mi otra amiga le dijo que se relajara, y yo empecé con mis teorías de que el ocio si es fructífero, como que gracias al ocio los griegos crearon su filosofía, que aún prevalecen; y que Newton por ocioso descubrió que para que una manzana cayera tenía que haber una fuerza que la tierra ejercía sobre ella…

Luego extremadamente relajada por vegetar en el pasto, me fui a mi casa; siguiendo de ociosa, ya que aún mi vida académica se mantenía relajada, me senté frente al computador y me entraron unas ganas enormes de “carretear”. Entonces acudí al ser que es mi amiga, que más carretes tiene, ella que varias veces me ha invitado y yo he huido por pura perna y que ya se canso de invitarme; le dije entre indirectas bastantes directas, que me llevara a alguno de sus panoramas, tenía varios, pero no incidí mucho en su decisión más que para decirle que a un cumpleaños, que parecía intimo, no, que ahí si me sentía patuda asistiendo. Mientras tanto organizaba escuálidamente mi viernes, una guerra se iniciaba en una de las ventabas del MSN, participé, quizá hasta la inicié, pero la abandone en un nivel que sentí peligroso; más vale callarse que seguir hablando enojada, pensé. Al final ella eligió la USACH, más por atracción hacia uno de sus estudiantes que por otro motivo.

Así que ahí estaba yo, ahora en viernes, otra ves tirada en los pastos de PEDA, haciendo hora con una de las amigas del día anterior, la rejada, la otra no quiso aventurarse en los confines de perder el tiempo, hablando otra vez de las historias del verano y yo medio recordando la discusión mi amigo la noche anterior; cuando ya me iba a comenzar a sentir mal por tal suceso y el hecho que no le veo reconciliación al asunto, el tiempo de ir hacia el carrete ansiado llego.

Mi amiga iba a los Héroes, ahí se encontraría con su amor y harían hora hasta que ella tuviera que ir a trabajar, no crea que trabaja en la noche, en un rubro de dudosa reputación, no, lo hace hacia el anochecer, y haciéndoles clases a adultos.

Nuestro viaje en metro comenzó en Irarrazabal, y cuando hicimos combinación en Baquedano, por alguna extraña razón yo pensé que estábamos en los Héroes, debe ser por que siempre hago combinación ahí cuando voy a Republica, y comencé a mirar donde había una salida para mi amiga, así que mire hacia los finales del anden y el mar de gente nos llevaba y yo hacía una mala sinapsis, declaré: “Por allá hay una salida” y para mi suerte, mi amiga no me escucho, vi las franjas verdes frente a mí y supe mi mala conclusión sobre el suelo que estaba pisando, entonces ella malvada y suertuda me dijo: ¿Lo viste?, no ¿A quién?, al conejo, el de la revolución de los pingüinos… Triste respuesta la de mi amiga. Mientras miraba hacia atrás con la ingenua idea que el mar de gente no se hubiera tragado a mi amor platónico, mi amiga tan atinada en ese momento de mi vida, declaraba: Pero como si es tan alto, paso al lado tuyo, y yo quería decirle que estas cosas me pasan de pura buena onda, por andar buscándole una salida a ella, pero me calle y me limite a hacer una mueca de lamento y a declararle a mi amiga que él era mi amor platónico, se río, mientras yo seguía hablando y decía que me sabía con gustos peculiares, y que podría haberle dicho que era mi amor platónico, que iba a hacer guardia en la estación y desvariaciones varias que no recuerdo bien, que mi amiga celebro con risitas por mi salud mental. Así fue como mi amor platónico paso a mi lado y no lo vi.

Luego fui a carretear y lo volví a dejar en la banca de espera, abandonando por completo la idea de hacer guardia en aquella estación.

Freak historia, comandante conejo (parte I)

Un domingo, en Febrero, estaba de ociosa en mi casa, con ganas de ir a ver un documental: “La revolución de los pingüinos”, en el festival de cine de la UC, era la última vez que lo daban y pensaba en a quién pedirle que me acompañara, por alguna extraña razón, se lo pedí a mi madre, que para mi sorpresa me dijo que no, me enoje, por pura rabiosa sospecho y porque quizá en ese instante estaba pasando por alguna crisis que ya no recuerdo. Así que fui sola, me puse a escuchar algún rock bullicioso de camino, mientras pensaba en a cuántas madres le gustaría que sus hijos la incluyeran en algún panorama dominguero, y que ella, rulosa y somnolienta, rechazaba; luego me sentí medio triste por poseer una vida social poco invasiva.

De llegada a la Alameda con Santa Rosa me compre un barquillo en uno de los pocos negocios abiertos y camine la distancia que hay hasta el centro de extensión de la UC. Me gusta caminar ese trecho los domingos, tan vacío, fresco y con aire casi antiguo. Llegue antes y tuve la posibilidad de elegir el asiento. Mientras sentía que le hacia caso a mi esencia perna y cultural, una parte de mi me decía que debía buscarme una vida más fiestera y beber melón con vino en alguna plaza, poco caso le hice; me sentía bien, abstemica, vestida de niña y a punto de ver un documental, disfrutando de la tarde, escapando del calor y del ocio, esperando con algo de ansias una historia que me interesa.

El documental trataba de la revolución que llevaron a cabo los secundarios en el 2006, contaba las peripecias de los “protagonistas” y los hechos, desde una perspectiva bastante izquierdista sospecho, lo cual sinceramente no me molestó. Durante el transcurso del documental, los entrevistados eran la Maria José, ultra conocida por su participación en el mencionado hecho y el “comandante conejo”, Juan Carlos Herrera, a quién, cuando lo veía por la TV por esos años no me llamó la atención, y que hasta a pesar de mis cargos de conciencia, llegué a pensar que era medio feito. Pero que ahora por alguna extraña razón, quizá el que se viera revolucionario, izquierdista, y extremadamente inteligente, me conquistó.

Me suele suceder que los tipos inteligentes me atraen, esos que parecieran saber de lo que hablan y que por alguna extraña razón llego a pensar que en verdad si lo saben, y argumentan sobre sus declaraciones o son capaces de explicarme algo extremadamente complicado o transmitirme algún tipo de filosofía, me cautivan, la inteligencia se vuelve afrodisíaco, y si a eso usted le agrega “revolución”, me tiene a sus pies… Y si es valiente, llegó a quedar sin celebro yo para seguirlo.

Sospecho que este “comandante” me robo el corazón justo a sus diecisiete años, cuando en el congreso, se paro ante los senadores, las cámaras y el que tuviera presente y se les enfrento, dijo algo que consideré cierto, que ahora no recuerdo bien, pero que tendrá que ver con que en realidad ellos estaban haciendo nada para mejorar la educación; le creí y lo consideré extremadamente inteligente, rebelde, valiente.

Así que salí de la sala de cine con frustración, por el hecho de que las autoridades en verdad no dejaron que las cosas cambiaran mucho, y sólo le cambiaron el nombre a la misma vaina; Pero también iba con la certeza de que tenía un nuevo amor platónico, y me imagine en el sur “acrecentando” colegios, cuando de improviso llegaba él, con su valentía he inteligencia, con su marcada tendencia izquierdista, tan cual Che Guevara y me decía que participara en un proyecto con él, que juntos cambiaríamos el mundo… Bien ñoña mi fantasía lo sé, pero eso fue lo que pensé de camino a una iglesia que esta en el centro, mientras el calor del día estaba dando tregua.

Dentro de la iglesia, una que está en Estado, me senté y pensé en la vida, mientras intentaba que la fe se me contagiara por la simple presencia, me maravillé con la arquitectura de ese tipo de santuario y la paz que entrega, descansé y de alguna forma extraña rece y me fui por un chocolate artesanal, mientras dejaba en la banca de reserva a mi recién adquirido amor platónico.


Construyeron

Cuentan que construyeron la vía ferrea de los Alpes entre Viena y Venecia, antes de que existiera un tren que pudiera realizar el trayecto, aún así lo construyeron, porque sabían que algún día llegaría el tren.
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-Bajo el sol de Toscana.
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De nuevo en casa.

Luego de extrañar mi cama, mi pieza y especialmente aquel cuarto pequeño que siempre recrimino por no poseer tina, que muchos llaman baño; Vuelvo de vacaciones, ese tour improvisado, con poco presupuesto, donde deambulamos y vegetamos con mis amigas. Buenos recuerdos; supongo que cuando sea adulta recordaré esta época con aprecio y alegría.

Me instauro en mi cuarto, frente a esta pantalla que se supone me contacta con gente y me abre las puertas al mundo; y yo me quedo con alguna ala vacía de mi alma, y me instauro en las nostalgias de lo que no he tenido… Ciclos.

Me encuentro con el cuento del elefante, recordándome una decisión que deje en el aire y a pesar que las ilusiones me llevar por una alternativa, la realidad me dice que la voluntad debería luchar otra. Entonces comienzo a soñar en un futuro verdoso, en una cabaña con terraza donde creo proyectos para el mejore de la educación.

El paisaje es hermoso, confortable, tranquilizador y mi alma baila entre proyectos, trabaja, se llena; Y mi mente se esfuerza, cómoda entre ideas. Entonces ayudo y me ayudo, donde en una tarde trabajo en algo que creo y aprecio.

Me pregunto que tendrá el sur que me persigue en mis premociones inventadas; Si aún ni lo conozco.

Me pregunto que me aguarda el fututo, y si algún día me veré obligada a tomar la nombrada decisión o si será la propia vida la que la tome.

¿En cuánto estará presente Dios en todo esto?



Mirasol


Una extraña pared, al final de una bella escalera, bajo aun nostalgico barco.

La lección del elefante

El otro día, en el zoológico, frente a la jaula de los monos, águila u oso, no lo recuerdo con claridad; Una querida amiga me recordó la historia del elefante, aquella que nos cuenta como un elefante se mantiene aprisionado.


Coelho en “Maktub” nos la cuenta así:


“Un entrenador de circo consigue mantener a un elefante aprisionado porque usa un truco muy simple: Cuando el animal aún es una cría, amarra una de sus patas a un tronco muy gordo.


Por más que lo intente, el pequeño no consigue soltarse. Poco a poco, se va acostumbrando a la idea de que el tronco es más poderoso que él.


Al hacerse adulto, y dueño de una fuerza descomunal, basta con rodear con una cuerda la pata del elefante y amarrarla a una estaca ya que no intentará soltarse, porque recuerda que ya lo intentó muchas veces, y no lo consiguió.


Al igual que los elefante, nuestros pies también están amarrados a algo pequeño; pero, como desde niños, nos acostumbramos al poder de este tronco, no osamos hacer nada.


Sin saber que basta un simple gesto de coraje para descubrir toda nuestra libertad.”


Frente a la jaula del mono, águila u oso, me quede mirando a mi amiga y le dije, así como por inercia: “Al parecer hay que volver a intentarlo”. Refiriéndome a lo general y a la vida.


Supongo que como en toda historia, a esta se le puede interpretar de muchas maneras, concentrándonos en algunos u otros detalles. Pero por ahora, descifro que su mensaje es el de volver a intentarlo, quizás alguna vez no resulto, pero no hay que acostumbrarse a eso, se debe volver a intentar, porque quizá con el tiempo el escenario cambió y ni siquiera lo hemos notado.


Por ahora, de cara a mi propia existencia, me pregunto; Frente a aquellas derrotas, en que mi perseverancia no causo efecto, y las distintas estrategias contrapuestas terminaron en derrota ¿Qué opción vuelvo a intentar?


Siguiendo la línea del libro, la respuesta sería quizá: La más generosa…

Siguiendo la línea de lo práctico, la respuesta sería: La que más frutos creas alcanzar.

Siguiendo la línea del cobarde, la respuesta sería: En la que menos arriesgues.

Siguiendo la línea del sabiondo, la respuesta sería: No lo vuelvas a intentar, un ser inteligente jamás tropieza con la misma piedra.

Siguiendo mi línea: Quizá en la oración las ideas se me aclaren.





PD: Me voy a la playa, pondré una pausa y miraré al cielo desde la arena, para así sentir la inmensidad de la tierra, de la vida, de Dios.

Vacaciones de uno mismo

Supongo que uno puede descansar de muchas cosas; de la universidad, del trabajo, del jefe, del que le cae mal en la oficina, del vecino, los amigos y de hasta la familia; Basta con tener la oportunidad de salir de vacaciones, escaparse un rato a la plaza, caminar en los ratos libres o ir por ahí haciendo lo que se le venga en gana. Pero jamás uno puede descansar de uno mismo y eso me tiene seriamente agotada, fastidiada, frustrada…


Debería existir una especie de vacaciones en la que se descanse de uno mismo…




Serendipia

Descubrimiento científico afortunado e inesperado que se ha realizado accidentalmente. Se puede denominar así también a la casualidad, coincidencia o accidente. En la literatura, se refiere a la coincidencia que se produce al describir lugares o sucesos ficticios que sin embargo existen o suceden en la realidad.

El término fue acuñado por Horace Walpole, en 1754, a partir de un cuento persa del siglo XVIII llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip, solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades.

Existen varios casos de serendipia a lo largo de la historia, como el descubrimiento de América, que fue gracias a la búsqueda de nuevas rutas; o el principio de Arquímedes, donde el mismo, al introducirse en una bañera y observar cómo su cuerpo desplazaba una masa de agua equivalente al volumen sumergido descubrió tal principio; o el caso del libro Futilithy, donde se narra como un barco llamado Titan naufraga, dicho libro fue escrito en 1898, 14 años antes del naufragio del Titanic, y las coincidencias son asombrosas, en principio el nombre de ambos barcos, el hecho de hundirse en su viaje inaugural, sus dimensiones similares; 75000 toneladas y 66000, 243 m de eslora y 268; o el apellido del capitán, en ambos casos Smith.

¿Serán los casos de serendipia accidentes? ¿Simples coincidencias? ¿O será parte del destino? ¿Está todo escrito? ¿Será todo una pieza de ajedrez de un misterioso juego? ¿Quién es el que juega? Quizá las respuestas escaseen o abunden, confundiendo, contradiciéndose; Pero lo que si parece claro es que algo se nos escapa…


Fuentes:

http://es.wikipedia.org/wiki/Serendipia

http://www.trazegnies.arrakis.es/indexdi2b.html