El destino en una moneda


2 de marzo


Hoy desperté con la extraña sensación de que todo saldría bien; Y sentí eso que se siente cuando caminas por la orilla de la playa, y estuve frente al computador maravillándome con lo que se puede hacer con un editor.

Luego comí y traté de ponerme en paz con los “míos”, o con ese ser que me dio el ser, pero no resultó, nunca resulta. Pero no me desalenté, caminé; Y visité uno de mis lugares favoritos, aún cuando tengo que andar más de una hora en micro; La Biblioteca de Santiago tiene su encanto, es fresquita como iglesia. Saqué un libro que ya leí y otro que habla de mentes…

Luego cine y conversa; Vimos el rito; Es curioso pero últimamente lo que veo o leo me instiga a creer en el destino… Y me acuerdo del viernes, y les digo a mis amigas que quizá si existe el destino, les cuento que el viernes tenía invitaciones a dos “carretes”, paso así, les digo:

“Se suponía que el viernes iría donde la Tanya, pero no me llamó ni nada para coordinar, así que pensé que había funado, así que me fui a la casa de la Naty, iríamos a otro carrete, pero en el camino me llamó una amiga del carrete de la Tanya y supe que la cosa iba, y no conteste, para pensar y elegir mi destino, y en un acto que muestra mi dudosa salud mental y que se lo atribuí a la falta de cerveza, llamé a la Naty contándole mi dilema y ella no me ayudó mucho, era mi decisión, he hice lo que suelo hacer cuando no sé qué chucha hacer, lancé una moneda y le imploré a dios ayuda (sé que es deschavetado), salió que fuera donde la Tanya, pero mostrando mis enredos mentales, me dije, toma una decisión tú misma (ahí una de mis amigas interfiere y actúa de mí diciendo: Clo toma una decisión tú misma) (y pensé que era la lección del día), y decidí ir donde la Naty, básicamente porque me cae mejor. Llamé a mi otra amiga, valientemente, para decirle que no iba al carrete, y comenzó a decir cosas sin sentido, preguntándole a alguien que no era yo si contaba o no, que esta era una historia de aventuras, le dije que estaba hablando por celular, que me contara rápido, y se me acabó la plata, pensé que quizá ya mi amiga estaba ebria, supuse que divagaba y me fui a la casa de la Naty. Mientras oíamos al de “The Police” en viña y observaba cómo mi amiga se planchaba el pelo, llamó mi amiga (la otra, no la Naty, a ella la tenía enfrente, maniobrando un objeto caliente), me dijo que habían ido hasta mi casa a buscarme, qué dónde estaba, les digo que donde otra amiga, me pregunta qué dónde, que me quieren ir a ver. Les digo y llegaron allá. A mí me dio como pena que fueran hasta mi casa en micro, de noche, porque hasta a mí me da susto hacer eso (gajes de vivir en la periferia), así que terminé yendo al carrete que la moneda me había dicho… Era mi destino”.

Tu destino en una moneda, dice mi amiga.

Llego a mi casa y pienso que hoy no busqué trabajo, que quiero hacer clases, quiero trabajar de profe….

Llego a mi casa, que no es mi casa, y pienso que quizá ya me toca hacerme mujer (como diría mi hermana).




2 comentarios:

Vian dijo...

Una vez en un partido de fútbol el árbitro tiró la moneda para ver quién elegía lado y quién partía, pero la moneda cayó al suelo, entre el pasto. Yo veía el partido en la tele y los veía agachados (dos jugadores y árbitro) buscando la moneda, y no la enocntraron. Entonces me asusté, porque pensé que estaba soñando. Y apagué la tele despuésde unos minutos, sin que la situación se hubiera solucionado.

Por otro lado, estoy seguro que alguna vez tiré una moneda para escoger algo y ésta no cayó... había una razón lógica, pero no recuerdo... además el punto era que no cayó y había que escoger.

Todavía no escojo, supongo.

Victoria Volcánica dijo...

Es como de humor negro que la moneda no caiga.(Me hubiese gustado ver lo del partido o a usted con la moneda que no cayó)

Eso de tener que escoger presiona a veces, supongo que a mi a ratos me la gana la impaciencia y termino escogiendo cualquier cosa... Y otras veces, las menos, pienso que se lo dejo a la vida; Como en su caso, supongo.