Querido Dios:
Quizá es porque estoy leyendo a Isabel Allende, esa mujer enamora de la vida y de su esposo, que transmite en sus libros esa extraña mezcla entre la crudeza de la realidad y la magia del destino, y que Bolaño dictaminó no era escritora, pero esa mujer es capaz de sacarme el lado romántico, y lo escéptica se me va al carajo y empiezo a soñar con romances tórridos y destinados; y comienzo a creer en ese amor que me espera a la vuelta de la esquina.
Y empiezo a creer que quizá tanta mala suerte va a tener un tipo de recompensa rosa, y el destino me pondrá frente al amor de una forma tan abrupta y avallasadora, que ese romance con el intento de poeta se quedará chico en coincidencias y atracción. Y te miro al cielo esperanzada y admito que a veces, a veces muchas, la inocencia es un componente de mi alma y que creo en tus designios complicados y a ratos con apariencia caprichosa; y que tu sentido del humor complejo y algo ácido, sólo hay que aceptarlo y comenzar a reír con el y esperar, porque parece que lo que más te gusta entrenar es la paciencia y que ya viene, ya viene la primavera, y que en esto somos algo cómplices y que al final… al final, no sé, pero habrá dicha entre tanto entuerto.
Con cariño
Clo- tilde
.....
(como que tengo crisis de identidad y firmo siempre con distinto nombre, pero sigo siendo yo.
En otro momento, encontraré algo tonta esta carta, pero ... bueno no hay peros, más que decir que a veces tanta pulcritud e "inteligencia" no sirven de mucho)
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