Al terminar el día busco señales, y maldigo la hora que empecé a leer a Coelho y su filosofía barata, me deformó la manera en que tengo esperanzas…
Me da miedo quedarme como estoy, en una pieza no tan minúscula, pero insípida; En un tipo de letargo, conspirando contra mi idea de salvar el planeta, comiendo carne a destajo y sin ahorrar energía… Ni a las marchas voy.
Sospecho que mi alma está herida, deambula mi corazón en penas; y es que la vida siempre ha sido algo difícil, y mi corazón siempre ha sido complejo, en una extraña combinación de dureza e inocencia… Y ha estado roto hace tanto, que me da miedo que la lesión sea crónica, como la de los huesos.
Y es que me han roto tanto el corazón últimamente, y tan profundamente, que a ratos me rio por la mala suerte.
    No sé quién me rompió el corazón primero, si el intento de poeta o mi madre, pero se coordinaron o se coludieron, no sé, pero terminé en penas y sujetándome a principios y a mi tozudez; Después siguió mi madre ¡Ay mi madre! y la vida…
Luego mi madre, y aunque seguí, tozuda y en pie de lucha, siguieron las amigas, la flaka que se alejó por alimentar la lujuria y el romanticismo (y yo, que cuando sucumbía a esos placeres, me cuidé tanto de no abandonarla), la Tanya mi amiga, mí casi hermana, que me apuñaló de frente, por meretriz y desleal;  Andrés, que ya no bailó más conmigo y después de actuar confusa y contrariamente se fue con un tipo de hermana no sanguínea…
Me rompieron el corazón, y entre tanto atentado a este órgano figurativo, supongo que se  desestructuraron mis esquemas mentales, porque por ahí ando, mirando el cielo, comiendo carne, dejando las luces prendidas, tomando duchas de 40 minutos (o baños de tina), lavándome los dientes con la llave abierta, sin llevar mis propias bolsas a las compras, comprando bebidas en botellas desechables... Sin soñar en hacer clases… Pensando en mi madre, en su soledad, y en como soy incapaz de acompañarla, de retribuirle el amor que me otorgó de chica… incapaz de proyectarme (aunque eso casi no lo hago como de los 13 años, pero ahora menos). Buscando señales, esperando un príncipe azul (cosa que no hacía como de los 7 años). Esperando milagros…
Esperando señales que siquiera  me den esperanzas y alimenten la paciencia…
    Esperando, más que nada, sentir a Dios; Y es que siendo justos, no estoy tan mal, tengo techo, trabajo, comida, familia y amigos; Internet, que es un tipo de necesidad básica… Salud, libros…  Y como un buen cristiano diría (cosa que no soy), tengo porqué agradecer al cielo; Pero hace rato que no siento el corazón rebosante, y esa certeza, extraña  e irracional, de que Dios existe, de sentirlo, de saberse protegida o querida por Él … De que hay un tipo de comunicación, conexión, algo, medio esotérico y espiritual…

   ¡Ay la vida!

(siento que no tengo pasión)

2 comentarios:

Vian dijo...

si sirve de algo, no eres la única... :)
un abrazo

Victoria Volcánica dijo...

Sirve :)
Gracias!

Abrazos!

(aunque no puedo evitar preguntarme con qué parte de todo este vómito verbal se siente usted identificado)