Fortaleza y tenacidad


Hoy estaba leyendo una novela de rebeldes masacrados, las protagonistas mujeres fuertes, valientes y testarudas; Iba en la micro, cruzando Santiago, cuando veo una mujer delgada subir al transporte, llevaba un vestido corto y descotado. Lo que me llamó la atención de ella fue que tenía la mitad del cuerpo y rostro quemando, la izquierda. Iba con el que supongo era su esposo, por las argollas de matrimonio y el trato.

Ella mitad hermosa, la mitad de su cuerpo cumplía con los cánones de belleza; Pero su sonrisa era entera, su valentía inmensa; Y supongo que su fortaleza aún más grande.

Ella llevaba a vista y paciencia de todos sus cicatrices; las exponía con, creo yo, valentía, humor y algo de altanería.

Me quedé pensando en las cicatrices, las del alma, en cómo se esconden, como si poseerlas nos hiciera débiles, vulnerables, menos valorables.

Quizá la fortaleza no tiene que ver con vernos fuertes, intocables, invencibles; Quizá tiene más que ver con atrevernos a mostrarnos tal y cual somos, y exhibir las cicatrices, diciendo(nos) lo que hemos sido capaces de sobrevivir, de sobrellevar… Mostrando(nos) la tenacidad que poseemos, que a pesar de las heridas, nos ponemos de pie, nos sobreponemos y seguimos viviendo, disfrutando.



Pd: Foto de Algarrobo.

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