Cumpleaños 24


El día de mi cumpleaños 24 me desperté tarde, había estudiado en la noche, tenía prueba de cálculo, y como cada vez que se acerca una de esas pruebas me quede mirando el techo, entre sombras oscuras, rogando por conciliar el sueño, mientras la cabeza me sigue funcionando, pensando, analizando… Cuando sonó el despertador me quede acostada, puedo dormir un rato más y apurarme…

Y ese comenzar el día, en el ir a encender el calefont como primera tarea, mientras pienso… Cumplo 24 años, hace un año se murió Benedetti… Benedetti, ese poeta al que en un post data, de alguna carta del subcomandante Marcos, a alguna persona que no recuerdo, pidió le saludaran, si lo ve, dígale usted, por favor, que sus letras, puestas por mi boca en el oído de una mujer, arrancaron alguna vez un suspiro como esos que echan a andar a la humanidad entera…

Y mientras me ducho pienso que a mí me arrancarían suspiros similares…

Me apuro…

Ese día fui a la casa del que en esos días era mi pololo; Y esa visita, ese cumplir 24 años, me desconcertaba ¿24 años ya? Ni me he dado cuenta del transcurrir del tiempo, es curioso ir donde el “gatito”; Tengo prueba de cálculo más tarde, andaré caminado por sueños, un tanto “atontada” con las endorfinas. Faltaré a clases, les estoy negando la posibilidad a mis amigas de saludarme en mi cumpleaños ¿Me estaré convirtiendo en esas mujeres que siempre pensé tontas? ¿Qué comienzan de a poco a dejar vivir sus vidas para vivir las de sus amados, en ese tipo de existencia amorfa?… ¿Qué es vivir la propia vida? ¿Es lo mejor?

Ya tengo 24…

Bendetti se murió hace un años, el poeta; Mi versión criolla de Benedetti me espera a un viaje en micro y seis estaciones de metro. El poeta que cree enchufar el amanecer, el poeta que no me ha dicho sus poemas al oído, pero que con su voz ya me estremece; Es curioso el poder que poseen sus manos en mi piel, su voz en mis actos; Mi versión del poeta romántico, mi versión criolla que se parece más a Enrique Lihn y a veces a Tellier; que tiene una foto de Bolaño en el espejo, escritor al que él adora y al que yo no he leído, siempre miro esa foto cuando visito ese cuarto; A veces la observo cuando me aturdo con endorfinas…

Hace un año murió Benedetti y yo entre vuelta y vuelta, entre pensamiento y pensamiento, no avanzo, me quedo entre los pasos… ¿Será un mal augurio que Benedetti muriera en mi cumpleaños? Ya de eso hace un año.

Estoy extremadamente atrasa, ya no llego a la hora ni aunque las estrellas se alinien y la micro pase de inmediato, no pare hasta el metro, el metro ande mas rápido que nunca y yo sea flach en la combinación, llamo; Me atrasé llego media hora tarde. Y en ese avisar me relajo más, quizá alcanzo a tomar desayuno. Hay tantos quizá…

Me duele el pie derecho, quizá es el frío, un doctor dijo que tengo pie plano, pero otro dijo que no, que es el sistema nervioso y otro más dijo que había que hacer exámenes y yo que tengo Fonasa A y tengo que atenerme a la salud pública o a pagar la privada entera, y ambas alternativas me parecen malas, la primera porque la salud pública es inoperante y la segunda porque no tengo plata. Estoy más atrasada. En el verano, en la playa no me dolió el pie; en esos días que camine descalza por la arena y que luego me tuve que devolver por la sospecha que podría haber un maremoto… Y luego volvió el dolor… Quizá este dolor tiene que ver con la salud mental…

Llamo de nuevo: Sigo atrasada. Si no quieres no vengas… Sí quiero, me atrasé no más; voy… Y fui y llegué, y me siguió doliendo el pie y él, el gatito de ese tiempo, siguió con su embrujo, con el poder de sus manos que me encendían la piel, con su voz que me estremecía…

Cumplí 24 y no vi a mis amigas de la U, porque sólo llegué a la clase cálculo y ahí a nadie que conozca va. Llegue a la prueba de cálculo y no la hicieron, el profe dio un día más, así que terminé ese día, el día que cumplía 24, ese día que Benedetti cumplía un año de muerto, lo terminé estudiando…

…………..

Me gusta recordar mis cumpleaños, dejar un registro, así noto, aunque los días me parezcan monótonos, cómo la vida avanza, así, sin treguas ni permisos.

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