Ambivalencia sobre el amor


Seguido siento ambivalencias por distintos temas, casi todos los temas en realidad; Y el amor no se salva de este sentir. Digamos que creo en el amor, el primitivo, el que se siente por familiares, amigos y entes que uno no ve como Dios, o algunas empresas (actividades como la revolución).

Es sobre el amor romántico sobre el que no sé si creo, digamos que al parecer no, porque a la opción de creer que existe, le gana más la opción de creer que es un tipo de alucinación colectiva, como la religión (quizá aquí cataloga el amor a Dios); Y el ser pragmático y agnóstico me envuelven y hasta siento paz. Pero luego mi hermana me golpea con su realidad, esa que me hace sentir alergia de los hijos y el matrimonio; Pero que me hace desear un compañero, y es que esos dos son envidiables, se aman, se acompañan y son el “perro fiel” del otro… entonces empieza la ambivalencia, y la mujer pragmática le deja un espacio a la romántica y Corín Tellado me ataca por distintos francos…

El amor romántico como alucinación colectiva, Dios como alucinación colectiva… Yo creo en Dios, y me he sorprendido en ocasiones, feliz y sufriendo a rabiar, creyendo en el amor… (el romántico) Luego la certeza se desvanece; Como la pasión, supongo.

Pero han existido tantas culturas sin ese amor romántico y con alguna deidad, que se me hace más probable que el amor es una invención, a que Dios sea una invención.

Los románticos me dirán, cuándo se siente se cree, como un evangélico que me invita a ver el rostro de Cristo. Puede ser alucinación o ilusión; un montón de endorfinas recorriéndole el cuerpo… Y aún cuando he sentido aquel sentir, frente algún chico que me cautivó con su voz y acciones, dudo del sentir…

Quizá veo más el amor como construcción, como el que se ha construido con familiares y amigos (y con Dios), como el que ha construido mi hermana con mi cuñado, en el tiempo, luego de consumir mucha sal como diría Aristóteles.



Y espero…

Como..

Una estatua que a veces sueña con volver a encontrar
el amor en una hora inesperada y terrible

(Bolaño)