Presente

El 2 de febrero del 2 006, es decir hace más de 10 años, escribí esto:

La buena alma de Tse-Chuang

“Quiero estar junto a la persona que amo.
No quiero saber el precio que habré de pagar.
No quiero saber si es bueno o malo para mi vida.
No quiero saber si esa persona me quiere o no.
Lo único que necesito, lo único que deseo,
Es estar cerca de persona que amo.”

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Esta bella poesía la creó Bertold Brecht y la puso en la boca de Tse-Chuang, un personaje creado por él, en una de sus obras.

Me pregunto si alguien, alguna vez sería capaz de nombrar estas palabras y ser completamente sincero, entregarse sin preámbulos, sin limitaciones a aquel sentimiento que dicen mueve el mundo.

Por mi parte me cuesta pensar en esas palabras, nombrarlas sin miedo, verme como un personaje de novela rosa y admirar desde la distancia a mi amado, en un silencio impuesto y soñando con sus besos.

Y creo que el papel no me queda por puro odio a Corín Tellado; los guapos rompecorazones y las abnegadas mujeres que aman a pesar de los malos tratos, a pesar de la distancia, de los engaños, de las mentiras. Me cargan, al igual que las teleseries mexicanas o venezolanas; demasiada tragedia ilógica para mi gusto.

Este poema me gusto, creo que porque el escritor es de alto nivel y porque alguna vez fue mío, en esos instantes en que un sentir te aprisiona el estómago y la negación ya es realidad; cuando los discursos hechos sobre la dignidad y el amor propio simplemente no causan efecto, fui capaz de nombrar esos versos como si yo los creará, hacer oídos sordos a mi orgullo herido y seguir contemplando, admirando.

Pero duró poco, o demasiado, quizá aquel sentir sigue ahí y está oculto bajo mi estómago, esperando el momento preciso para atacar de nuevo… Aún así, tengo una queja a Tse-Chuang -mezcla de dos grandes sabios de la historia- pienso que no se debe amar románticamente así, no por mucho tiempo al menos, y discúlpenme los románticos, pero creo que no es saludable estar de “sufrida” (o "sufrido") amando y añorando a alguien que simplemente no siente lo mismo por uno.

El desamor destruye, quedan pedazos de uno regados por el suelo, y dan ganas de quesarse así, esperando que algo pase, que el mundo se de cuenta de lo malo que es con uno y el principe azul venga, te tome entre los brazos y con un beso te despierte de la más horrible pesadilla, pero quizá no suceda...

Por eso, hay que tomar los pedazos, uno por uno, echarle pegamento y rearmarse, el tiempo cura las heridas, quedarán cicatrices, es cierto, pero estas son muestras de lo fuerte que podemos llegar a ser; recordatorios de batallas ya pasadas, estímulo para las nuevas.

Así que a armarse de valor y decir adiós, el corazón se sanará, quizá tome mucho tiempo, pero lo hará y podrás vivir, sonreír con ganas, en vez de solamente estar esperando.

Creo que el amor es mucho más grande que el sufrimiento, mucho más grande que la entrega o los sacrificios, creo que es una incógnita flotando en el aire, que mueve el universo y da vida a la a lo vivo... Es aquello que saca lo mejor de nosotros, que nos transforma en seres más generosos, más leales, más bondadosos, no en mártires a quienes el dolor los carcome y detiene.
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Supongo que me volvió a pasar , hice a ratos mías las palabras de Tse-Chuang, tristemente en un sentido romántico. Aunque claro, dominaba más la idea del último párrafo, el amor debería sacar lo mejor de nosotros... Y creo que este seudo-amor sacó lo peor de mi, y ya en el límite ese hecho me "golpeo".

Me apena haberme equivocado tanto esa noche, lo días posteriores y desde antes, ya con el pasar de los días y viendo que  mucho ha decantado, la mente y el corazón se me van aclarando, pero creo que aún me falta, aún me sorprendo a ratos alucinando con que todo mágicamente se soluciona y Piedrazo vuelve a mi. Pero ya desaparecieron las instancias en que hacía mías las palabras de Tse-Chuang, así que voy avanzando; y sé que en el momento menos esperado ya dejaré de alucinar; dejaré de soñar con Piedrazo y seguiré (ya estoy siguiendo, me estoy rearmando, como aconseja mi yo de hace 10 años atrás).

Una de las consignas del budismo es el no desear. 

Debo admitir que por ahora en un sentido romántico tengo dos "deseos", que en cierto grado se contraponen. Uno es que Piedrazo vuelve y yo lo acepto porque se han construido las circunstancias en que somos honestos y nos hacemos bien. El otro es que pasa el tiempo y encuentro el amor, como se encuentra una flor en el parque, que este ser amado me hace bien y yo le hago bien, somos compañeros, cómplices y muy leales.

Infiero que la segunda opción tiene más posibilidades de suceder. Pero en el budismo, eso no debería ser mi consuelo, ni mi esperanza, ni mi motivación. En el budismo no se espera, simplemente se vive aquí y ahora, aquí mientras escribo, aquí mientras mi estomago se siente satisfecho gracias a los fideos que cociné y comí, aquí mientras escucho a mis vecinos gritar por la "roja", aquí mientras estoy en mi hogar, en mi cama; aquí, permanecer aquí, en el instante que se va. 

Presente.


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