Relatividad

Digamos que no creo en verdades absolutas; ni siquiera creo mucho en las verdades. Tampoco creo en las recetas de la vida; cierra círculos, aclara las cosas, se valiente, se honesta, se astuta, se directa, ten coraje, ten calma, grita, baila, detente, juega limpio, muéstrate indiferente, se amable, ama, deja atrás, sal a correr, haz como si fueras sumisa, rompe el hielo, da el primer paso, emprende…

Tantos consejos que andan dando vuelta; y gran parte de la gente cree que son los ingredientes para hacerse feliz o los venden como tal.

A veces participo en el juego, leo y leo; la sabiduría del pueblo, religiosa, de la masa o de individuos.

Quizá a veces hasta creo y hasta los practico.

Pero sospecho que la “creencia” predominante en mi cabeza atareada, es la de que en la vida no hay recetas; porque “estrategias” que parecen resultar en ocasiones, son un terrible desastre en otras; “sutilezas” de la relatividad.

Relatividad.

Quizá si no tuviera esta permanente sensación de perplejidad, incertidumbre, confusión y de estar perdida; no escribiría al aire.

Maldita relatividad, a veces la odio tanto, y otras me fascina.

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