No es lo que imagino, o imaginé.

Hay una escena en la película “Réquiem por un sueño”, en la cual la protagonista sentada en la tina, mete la cabeza al agua y da un grito…La pobre está hasta el cuello.

Tengo ganas de dar ese tipo de grito.

Recuerdo, que una ves, hace ya años, cuando estaba en el limbo en mi vida académica, venía de un paseo con una vieja amiga -a la que tontamente perdí- charlábamos de mí, de mi triste y estresante posición, de los pasos a seguir y de que a pesar de todo, era lindo tenernos para hacernos compañía. Esa noche al bajarme de la micro, me adentré al sitio eriazo donde me dejaba el transporte público, y di un grito, uno que medio me liberó del estrés y me hizo conciente del lugar en donde estaba, y recordé que ese lugar es re peligroso, corrí a mi casa.

Creo que la desilusión que me di al darme cuenta, al aceptar mejor dicho, que la vida no es lo que imagino o imaginé, aún no la supero.

O quizá aún no lo acepto por completo…

¡Rayos! A veces creo que me estoy convirtiendo en esos seres que como dice Lemebel sueñan muy poco, sueñan a crédito, no sueñan lo imposible…

Pero ¿Hace bien soñar?

He comenzado a sospechar que las crisis existenciales son una constante en mi ser, si llego así a los 40 va a ser una gran proeza.



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