Más un día.


Ayer, hace un año renuncié a la universidad; Mi intento de profesora de castellano se fue con la lluvia de aquel largo día. Fue un paso difícil, pocas veces en mi vida he sentido tanta pena, de esa pena que de tan grande ni siquiera te deja llorar y como que los ojos se te secan, moverse es un acto agotador y la mente está como ida, incapaz de concentrarse completamente. La Drita me acompañó ese día lluvioso y luego me llevo al preu para que volviéramos a ser compañeras y yo empezara desde el principio. Por esos entonces, mi mente repetía incansable la frase: “Claudia las cagaste…”.

Por alguna extraña razón renuncié a la U y a mi sueño de ser la “profesora loca, chascona y por sobre todo poética de castellano”.

Las razones aún no las sé, creo que el instinto, ese que me habla cuando algún peligro se acerca, que me reta cuando dejo pasar alguna oportunidad. Ese mismo instinto que me ha hecho decir “no” un par de veces y me ha salvado de grandes desdichas, que me grita cuando ve alguien cínico, peligroso y me hace estar alerta. Siendo justa con ese instinto alojado detrás de mi estómago, les diré que las veces que he tenido el coraje para obedecerlo me ha convenido; Aunque más notorias han sido las veces que por pura cobardía no lo he escuchado, y luego no me han gustado las consecuencias.

Hay otros acontecimientos que no sé califacar, o aún no puedo.

Cambiarme de carrera ha sido el chiste de más de alguien; Para mí también, cuando comienzo a decir que pasaré por las 17 pedagogías del peda y que de ahí me decido.

Aun no sé si fue lo correcto salirme de la U, ir tres meses a un preu popular donde pagaba $3000 con mi amiga la Drita, volver a quedar en la misma U, al otro extremo y mirar con cierta nostalgia a mi antiguo depto y la imagen fabricada de “entonarles” algún poema a mis alumnos.

Supongo que jamás lo sabré a ciencia cierta, no hay “herramientas” para medir eso. Pero una vez a una amiga le dije en una de las tantas conservaciones filosóficas, en un arranque de embriagues espiritual: “Hay una gran diferencia entre saber algo y creer en algo”. La expresión de mi amiga ha sido la que más me ha gustado en todas las reacciones de la gente a la que le he dicho alguna de las pilas de disparaste que tengo en el alma. Su afirmación a mi tesis me invadió el corazón. Creo que me entendió, en uno de esos instantes mágicos de la vida en que el lenguaje logra su objetivo y sí existe comunicación.

Yo creo que salirme de la U ha sido una de las cosas más sabias y valientes que he hecho; No sé explicar muy bien los motivos; cada vez que me preguntan doy una versión distinta, sin ser ninguna de ellas mentira, ni ninguna de ellas la verdad, fue por poro instinto, el alma me lo pedía, me lo gritaba, yo le hice caso, y junto con ello a lo que creo.

Llevo un día más en la U que lo que alcance a estar el año pasado; Quizá la lista de las cosas que he aprendido en este último año no sea tan grande, una que otra moraleja de esta historia que aún no se termina, pero han quedado otros legados: huellas imborrables, e innominables.


___________________________________

3 comentarios:

rdp dijo...

Eeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!

^-^

Mauro dijo...

Claudia:
Creo que seguir los instintos es lo mas cuerdo...tal vez lo menos racional, pero es lo mas cuerdo.
Nunca me he arrepentido de seguir al instinto...para mi es como tu angel de la guarda que te sopla en el oido "por aqui!"..."por aqui no!"

--- dijo...

Actualiza!