El cuento del arbolito

Cuando iba en octavo, leí un cuento en el libro de texto que siempre recuerdo. Contaba la historia de un pequeño árbol, este nunca había visto el cielo a cabalidad porque sus hermanos mayores lo tapaban, ellos le contaban sobre el matiz del cielo al atardecer, de las constelaciones por las noches, del agua que se veía a lo lejos caer en una cascada; Con ver eso y más soñaba el pequeño árbol; Su mayor sueño era crecer y ver…

Un día un hombre con una mula se acercó y para su espanto y el de sus hermanos mayores lo talo. Entristecido y agobiado el pequeño árbol se entregó a la más grande de las desdichas, no cumplir su sueño, aterrorizado y abrumado presenció frustrado cómo lo alejaban de sus hermanos mayores.

El hombre lo llevó a un tipo de taller y ahí con su cuerpo confeccionó una cuna. El arbolito se convirtió en el lecho de un pequeño. El arbolito presenció el milagro de un nacimiento y sintió el amor que otorgan unos padres entusiastas, al fruto de su cariño, de su unión; “Vivió” feliz el arbolito entre el cariño siendo cuna.

Mientras mis compañeros decían que el mensaje del cuento era detener la tala de árboles, yo pensé en los sueños. Yo que siempre he intentado ser fiel a mis sueños, seguirlos, luchar por ellos, me quede pensando en que quizá la vida de vez en cuando o muchas veces nos sorprende y deja en un lugar inaccesible la realización de nuestros sueños. Pensé que quizá a pesar de ello, a pesar de la pena y el dolor de ver mutilado los sueños, se logra ser feliz, porque quizá la vida nos guarda algo maravilloso.

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