Cumpleaños 23

Cuando iba en octavo, fue mi época más creativa, quizá era la mezcla de antidepresivos con las pastillas para el colon… el asunto es que creaba historias o transformaba algunas de las historias escuchadas, que en cierta forma también es crear.

En esos tiempos la rutina académica era ir a sentarme a inventarle historias de amor a mis compañeras; donde sus príncipes azules eran personaje famosos como Justin Timberlake o Joey Fatone de los n’sync, Kevin Costner o Robbie Williams, aunque a él casi siempre me lo dejaba para mi y solía tener disfunción eréctil; claro yo era sexóloga y lo ayudaba…

Pero mi creatividad no paraba en inventar extrañas historias de amor algo tórridas, que en cierto grado demostraban mi salud mental, también leía manos, así que le inventaba el futuro a la gente, les contaba principalmente cuales serían sus trabajos de grande, si se casarían, cómo morirían y algún evento importante, cómo a que edad conocerían a su “amor eterno”, cuándo Dios les hablaría, cuándo serían abducido por los marcianos o les contaba un suceso parecido a Matrix; Lo curioso es que estaba obsesionada con los 23, todos los hechos importantes, en la vida de mis compañeros, que curiosamente hacían fila para que les leyera la mano, todos, incluyendo decesos, eran a los 23.

Con los años deje de inventarle historias a la gente y mucho menos romances, dado que me causaban cierto rechazo y una tendencia a la burla; así que aquel episodio de mi vida quedo en los recuerdos y en cierta forma mi capacidad creativa se enfocó hacia otras áreas, o quizá disminuyó, pero prefiero pensar lo primero.

Aunque me quedé con la idea que dada tanta obsesión, quizá los 23 si serían importantes, o algo importante pasaría durante aquel año, y pretendía recibir aquel año con toda la buena vibra posible, para que así ninguna de las tragedias que les relaté a alguno de mis compañeros se hiciera real en mí.

Pero como dice el viejo adagio “Uno propone y Dios dispone”; Justo unos meses antes de cumplir 23 años mi abuelo se enfermó, y aún contra toda idea mía que el hombre aquel era inmortal, terminó demostrándome lo contrario y falleció unas semana antes de mi cumpleaños.

Su deceso ha sido uno de los sucesos que más me ha removido el alma, y no es que yo tenga un tipo de idea “trágica” sobre la muerte, es sólo que además de la pena me causo un replanteamiento sobre mi forma de llevar la vida. Así que cómo supondrán no me quedaron ganas de celebrar el cambio de folio.

Pero como dice el viejo adagio “Uno propone y Dios dispone”; Fue un cumpleaños celebrado, tierna e inesperadamente celebrado; Primero en la universidad, donde mis compañeras improvisaron una celebración en los pastos a modo de fiesta sorpresa y luego en mi casa, donde mis amigas de la vida, me prepararon una once tipo cumpleaños, también sorpresa. Ambos hechos los recuerdo con cariño y ayudaron a superar en cierto grado, la crisis existencial que tenía.

Viviendo ya los 23, deje de tener esa extraña idea de que ese año sería importante o que algo importante ocurriría… A cualquier edad pasa algo importante. Pero mirando ya de mis 24 años, sospecho que esa extraña idea podría ser cierta…

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