Elefante



La desolación reinó entre los pasillos de esa escuela.




Me he quedado pensando… imágenes se pasean por mi mente, quizá soy susceptible, quizá es humano serlo.

El otro día, junto a una amiga y una sala casi vacía, vi una película de Gus Van Sant. Sabía a lo que iba, sabía ya el final, lo que no sabía era el inicio, lo del medio, el enfoque, los diálogos, la música, los colores, la mirada.

Me encontré ante una película lenta, que seguía a unos chicos, su vida: Un fotógrafo aficionado, sus tomas, sus caminatas por el colegio, su trabajo en el laboratorio; Una pareja de novios, sus diálogos amorosos, sus planes, sus juegos; Un grupo que habla de homosexuales, sus hipótesis, sus risas; Un trío de chicas que habla de chicos, de comida, que come y vomita; Un chico que intercambia el papel con su padre, su llanto, su espera, sus caminatas dentro de la escuela; Una chica solitaria, “inadaptada”, que quiere usar pantalón, que recibe burlas; Un chico que toca bien el piano, al que sus compañeros le tiran cosas, y su amigo que pasa la noche en su casa…

Un día normal, rutinario, quizá aburrido, hasta que sin mayor explicación, dos chicos, por algún motivo que jamás se sabrá, armados para la guerra, comenzaron a disparar dentro de la escuela, sus blancos; todo aquello que se moviera.




He ahí, que la muerte reinó entre los pasillos de esa escuela y a quienes se le observó vivir, ya no respiran.




Me quede pensando…


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