Quiero que la vida tenga atención al cliente


Tang, tang, tang
Me quiero echar sobre un sofá
cara abajo
y dejar de preguntarme el propósito de la vida,
de mi vida,
de este instante,
de este escenario persistente
y ya casi mal oliente;
dejar de lado mi obsesión con la injusticia;

Abandonar mi régimen mental de vivir el aquí y el ahora,
dejar de decirme: Victoria piensa como los budista,
sé vacío
(¿Qué chucha es eso?)

Quiero que la vida tenga "atención al cliente"
y reclamar, reclamar y reclamar;
y hasta montarme un "numerito"
como mi hermana en falabella
que logra llamar la atención de media población
y hasta hace que baje un tipo con una mejor corbata
y le soluciona el problema.

O ser como mis alumnos,
(no los llame alumnos)
mis queridos estudiantes,
que me dicen: Pero profe como él
(o ella)
y hasta a veces me hacen notar
 que no estoy siendo junta.

Aunque quizá ese no sea el punto
(¿Cuál será el punto?)
El punto parece ser,
que la vida no se "juega" con las reglas que pensé
(que he pensado en mi algo más de veintena de años)
Y pues que pierdo,
pero yo tozuda,
tal cuál necia
insisto en seguir esas reglas.
Como si así "salvara" mi alma.

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