Los 33 mineros del norte


Hoy supimos que los 33 mineros del norte están vivos, mi primer pensamiento fue: “Chucha que es grande Dios”, mientras daba saltitos y aplaudía frente a la televisión.


Momentos antes, mientras cocinaba y ordenaba la casa, viendo a mi padre parado repitiéndome lo que decían en la tele, pensaba en el machismo y mi posición de resignación ante el hombre que comparte mi ADN y aún me mantiene. Yo le decía que lo más seguro era que los tipos ya estaban muertos, han pasado muchos días, y están tan abajo que el calor debe ser gigantesco… de dónde sacarán agua; Esto pasa porque los dueños de las minas economizan en medidas de seguridad, se llenan los bolsillos a costa de la vida de sus obreros… y de ahí la cantaleta contra la clase alta.


Mi padre, a quién la vida, la soledad y los golpes lo han hecho más humano, me escuchaba con respeto, él tiene la extraña convicción de que ser universitaria me hace sabia, así que siempre me escucha y hasta en ocasiones me cree en forma ciega. Me miró con cierta pena y me dijo que no se sabe, puede ser que estén vivos, que de alguna forma hayan sobrevivido. Y me reflejé en ese hombre, que en ese instante me pareció iluso, porque se supone que yo soy así, ilusa, con la tozuda idea de mantener la inocencia infantil.


Entonces me senté con mi padre a comer; Él me hablaba de los uruguayos que sobrevivieron más de dos meses en la cordillera de los Andes, casi sepultados en la nieve, y así argumentaba su fe, su esperanza en que esos 33 hombres estuvieran vivos; Y el tiempo de dio la razón.


Me quede pensando en los milagros y en lo maravillosos que son…



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