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Tengo miedo torero…
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A veces un miedo me invade; se aloja en mi estómago mientras mi alma intenta mantenerse serena…
… Me dice: “mientras no nos detenga estaremos bien…”
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Y sigo, me aventuro por el camino que creo es el “correcto”, o medianamente al menos (frente a la confusión de mi anhelos)…
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…Sigo, sigo fiel a mis sueños, a un sueño en particular…
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Pero el miedo persiste, y temo, le temo a la soledad, a no cumplir mis sueños, al desamor, a las esperas eternas, al vacío, a las derrotas reincidentes, a las piedras ya tropezadas, a las penas ya sufridas…
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Quizá le temo a la vida…
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… A no encontrar un “compañero” o encontrarlo a medias, a atreverme a decir que un lazo será para toda la vida, a tener hijos, a pararme frente a una clase y adquirir semejante responsabilidad frente a la sociedad, o no tomarla; Le temo a vivir como adulta, a que la llamada “realidad” me caiga encima y me trasforme en un alguien más opaco; Le temo a dejar de soñar, a las limitaciones, a dejar de tener fe o esperanza, a dejar de luchar, a las grandes responsabilidades, a la vejez, a la muerte de la gente que amo, a la propia muerte prematura...
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Le temo a los días acumulados que al parecer yacen frente a mí…
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… A la vida que se me viene encima…
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Pero más le temo a no saber vivirla…
(Y no aprovechar esto que sospecho es un milagro)
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Y mi alma me dice, como a una alcohólica en tratamiento: “Sólo se vive un día a la vez…”
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Mas que mal, el tiempo existe justamente para que no suceda todo a la vez.
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