VI. PARA LEER...

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Inicio del fin… Y del comienzo

- ¿Alguna vez haz querido suicidarte?

- Sí, más de alguna vez…

- ¿Cuántas?

- No lo sé… Me dan ganas cuando me devora la nostalgia; recuerdos de sucesos ya perdidos o de aquellos que no sucedieron y que tampoco sucederán, esos a veces duelen más…

- Y… ¿Qué te detuvo?

- …El amor.

- ¿El amor propio?

- No, el amor que te tengo…

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Susana recordaba aquella conversación con su amante, como un susurro, había sido en una lejana noche, cuando desnudos, luego de hacer el amor, divagaban.

Ahora estaba frente a un precipicio, uno construido, un balcón sobre ocho pisos, un jardín a sus pies y un poco más allá el transito, ligero y expedito. Una idea tentadora en la cabeza: “Dejar de sentir”.

Aquella vez, ante aquella confesión, Susana se había acomodado entre los brazos de su amante, funcionándose con su cuerpo en un acto tierno y pueril, olfateándolo, sintiéndolo. El la miró como siempre, con ojos brillantes, fuertes y reconfortantes. Disfruto del silencio, del abrigo, de los sentidos, del cariño.

Quizá él se había detenido justo en el momento en el que ella estaba, a veces entre la vida y la muerte hay una idea extraña, un límite imperceptible; A veces entre la locura y la razón hay un algo casi inexistente.

Ahora comprendía aquella respuesta, quizá no razonada, quizá primitiva…

Quizá, él se detuvo justo en ese instante por ella, por quererla tanto y evitarle el mal rato, por no hacerla sufrir, por evitarle que se sintiera culpable -por abandonarlo- y se trago la pena, la punzada en el pecho y aquel ahogo constante en la garganta, y por ese coraje la vida le dio una tregua, y volvió a unir sus caminos para que se amaran de esa forma con la que lo hicieron, con el alma, con pasión y en secreto.

¿Cómo se jura el amor que aún no se siente? ¿Cómo vivir junto al ahora extraño, que al mirarlo recuerda lo volátil que puede ser el ser humano? ¿Cómo se vive en contra de los propios principios? ¿Cómo se vive sintiéndose asco?

Miró sus pies desnudos, levemente morados, la noche era fría.

Un sonido en la puerta, un ancla a esta dimensión, la voz del extraño con el compartía su lecho y la decisión tomada de hacerle caso a aquella respuesta primitiva.

- Ya no te amo…

Declaro Susana, como salvavidas, haciendo a un lado el miedo, la pena y la culpa.

Era el inicio del fin y quizá del comienzo.

Aquel hombre, que había elegido como compañero perpetuo, no pronuncio palabra, se la quedo mirando, como a un cuadro de algún pintor excéntrico; Un cuerpo casi desnudo, un frío tremendo, angustia, melancolía, algo de serenidad; sensaciones flotando y la certeza que el amor mutuo ya no existía hace mucho tiempo.

3 comentarios:

whorehouseblues dijo...

triste pero buena historia ¿en donde la viste?.
las cosas que puede hacer el famoso amor...
bueno...te sigo leyendo y gracias por pasar por mi blog
saludos

Victoria Volcánica dijo...

Yo la invente...


A ratos hasta soy romántica.



=)

whorehouseblues dijo...

xuta, no me di cuenta.Para que veas que escribes excelente,eres como una escritora anonima y me gusta eso
te sigo leyendo saludos y gracias por pasar por mi blog