Charlie y el empleo



Intenté trabajar, dure dos semanas…

En realidad no existe la urgencia de conseguir dinero, mi padre aún me mantiene y no tengo grandes gastos, no uso ropa de marca, ni compro mucho, siempre busco lo más económico y cuando salgo concurro a lugares baratos o actos con entradas liberadas; Además a pesar de todo la Esmeralda, mi madre, aún no me ha expulsado de su casa.

Quizá fue más por escape, para no estar tanto aquí y mantener la mente ocupada en otra cosa…

Busque empleo y comencé a trabajar por dos motivos principalmente: 1)Tengo la secreta ilusión de poder pagarme el arriendo de alguna pieza y dejar esta casa y 2)A mis 21 años ya estoy vieja para nunca haber tenido un empleo real. Pero renuncie, por pura seguridad física, salía demasiado tarde.

Estoy sola, mi mamá se fue de vacaciones y claramente no me llevo, supongo que aun cuando me hubiese invitado no hubiera ido, el alejamiento y los enojos han sido tantos últimamente que vacacionar juntas no hubiese tenido mucho de vacaciones.

He pensado en la familia, en Charlie de “Charlie y la fábrica de chocolates” que prefirió a su familia y la pobreza que una enorme fabrica y todos los dulces que quisiera. Lo sé es raro citar una película para niños, pero a mi agradan, más si sale Johnny Depp en ella.

Claramente yo no tengo la familia de Charlie, no vivo con mis abuelos ni con mi papá y mi mamá nunca haría sopa de col todos los días, ni apoyaría a mi papá cuando se quedara sin empleo.

A mí me toco otro tipo de familia, una más disfuncional, a ratos más desleal, más separada, más silenciosa, más sola.

A veces me aterra la idea que los silencios se expandan infinitamente, que los insultos lleguen a tanto que cuando pasen los años, y mis hijos pregunten por su abuela, yo no tenga respuesta, ni la autoridad moral para enseñarle a perdonar, a convivir y amar.

Extrañaré mi empleo, me gustaba vender helados, ver a la gente enamorada, a los grupos de amigos, a las familias, a los niños maravillados frente a una copa de helado; Más extrañaré a mis compañeros de trabajo, que a pesar de lo poco sociable que soy al principio, igual hablaban con migo y me integraban al grupo; También extrañaré a ese niño sacador de vuelta que pasó los dos primeros días molestándome y que después se hizo el lindo, lo único que me impidió fijarme en él fue que tenía 17 años.

En fin, una experiencia más, y ojala mi familia se parezca un poquito más a la de Charlie, aunque a pesar de todo y al igual que él, yo no la cambiaría por una fabrica de dulces, por más adicta que sea al chocolate.



1 comentario:

whorehouseblues dijo...

pucha,mala onda.
ojala mejoren los problemas con tu madre.
y pienso yo que.arriba el animo con los empleos,que ser independiente es importante y bueno para el ego y el autoestima personal
saludos y suerte