Semana Santa

Hoy (técnicamente ayer) ha sido un día bastante inútil, entre cocinar, dormitar y los fallidos intentos de hacer un cajita -que supongo me acercan al éxito- siento que ha sido un día sin pena ni gloria, como muchos otros, pero con la sensación que deje de hacer algo. Quizá es el hecho que no me la pase viendo tele, como muchas veces lo he hecho para los viernes santos, pero hoy no quise, más porque me sé las películas bíblicas de memoria, que por otra razón.

Sé que dieron “La pasión de Cristo” por señal abierta, que es la innovación de este año, pero a mí me cargó esa película, mi papá me hizo acompañarlo al cine, y en ese instante me guarde los comentarios para no parecer desagradecida, mientras veía a un montón de señoras llorando por una tortura burda.

La película de Mel Gibson es burda, le quita todo el protagonismo a la causa de Jesús para dárselo a la agonía, a los golpes, a la sangre, al sufrimiento, a lo que vende.

No creo en la Biblia, para mí es como otro libro, uno bueno, digno de reflexionar y citar de vez en cuando, como alguno de Marcela Serrano, Isabel Allende, García Márquez, Sábado, Cortázar o Coelho.

También respeto a los mártires de la historia, respeto enormemente a las mujeres y hombres que vivieron de acuerdo a sus principios, lucharon por alguna causa que consideraron justa y murieron por defenderla. Son personas honorables. Jesús fue uno de ellos, pero hay más, como Sócrates, Víctor Jara y otros más anónimos que han sido torturados y por lealtad a otros, y por lo que creen, mueren de alguna forma mutilados.

Hay muchos mártires en la historia que dieron sus vidas por su nación, familia, amor o ideal, por una causa común o individual, por algo tan abstracto como el honor o la dignidad; Recordados o no, son mártires y supongo que Dios se sintió orgulloso por cada uno de ellos.

No hay comentarios.: