29 de Marzo.

Al parecer de victima a victimario hay sólo un paso…

Mientras mi posición política vive una crisis, el tiempo y las ganas me faltan para pensar en los problemas del mundo, he intento empezar bien el año académico, llega de sopetón “El día del joven combatiente”. El lunes hubo disturbios en mi U y mientras yo vivía un recreo recorriendo la universidad de un extremo a otro, gracias a la distribución de las salas, soñando con un café, mis compañeros de otras carreras me saludan con un: “Está quedando la cagá afuera”, y tirada de una mano me llevan a los pastos centrales, recojo un flayer un tanto paranoico contra el TranSantiago y el sistema en general, me voy a clases zafándome del chisme, y tras quince minutos de clases me mandan a la casa.

Tras un Martes lluvioso y desabrigado, el miércoles, mientras vivía una ventana algo incomoda, veo salir desde los baños de Arte a los encapuchados, les digo a mis compañeros con un tono de marcha: “…Y va a quedar la cagá”. Eran más encapuchados de lo normal, unos cuarenta o cincuenta, más de lo que he visto en los dos años de ser alumna de esta controvertida universidad.

Busqué a otras compañeras, para avisarles y conseguirme una acompañante para el regreso al hogar.

Comencé durmiendo “El día del joven combatiente”, no busqué información sobre el tema como de costumbre, y me quede mirando la tele mientras unos niños vestidos de escolares destruían el centro. Me bajó el amor por los carabineros de la nación y me pregunté compulsivamente: “¿Qué onda? ¿Qué problemas psicológicos tienen estos niños? ¿Voy a tener a estos especimenes por alumnos?”, mientras me bajaba un extraño miedo al estómago y las posibilidades de buscar otro rumbo, más lucrativo y menos riesgoso, se paseaban por mi cabeza, llegué a la conclusión que el mundo me cambio a mí, en ves de yo al mundo, tal como lo predijo Mafalda, triste, pero cierto. Conclusión extraña en un lapso de mi mente exagerada.

Me cargan los desmanes, supongo que siempre me han cargado, aunque a veces los encuentros necesarios, al parecer si no hay destrucción, bulla, pataletas, los medios no se hacen presente, como que no hay comunicación en realidad, sólo un alguien hablándole a la pared. Pero las destrucciones del 29 no tienen mucha lógica, más que las descargas de algún histérico o el aprovechamiento de otro alguien con tendencias cleptómanas, vergonzoso. Además se mancha una fecha que pienso debería ser importante, llena de homenajes, eventos culturales y reflexión, por sobre todo reflexión, combatir es mucho más que arrojar una piedra, es tener un objetivo, claro y con argumentos, una causa por la cual luchar estando dispuesto a asumir las consecuencias, lo demás es cobardía.

Este 29 no fue honorable, ni para los hermanos Vergara, ni para nadie que haya muerto por una causa que consideró justa. No fue de combate, fue simplemente de vandalismo, deshonor y cobardía, de niños desesperados por atención y con ganas desenfrenadas de salir en la TV, de pirómanos y cleptómanos.

A veces las personas se convierten en sus enemigos, cometen las mismas acciones…

Al parecer de victima a victimario hay sólo un paso…

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