.•*¨*•..•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•.

.

¿Se han sentidos como huérfanos en invierno?

Como un personaje de Dickens en la más cruda nevada europea.

A veces el frío no es físico, es distinto, indescriptible,

en que te ves a ti mismo como un niño abandonado,

andrajoso, sin casa, sin patria, sin suelo ni cielo,

en la más absoluta soledad,

en la intemperie de un silencio eterno y el frío,

ese frío que no es frío,

que no es invierno,

que no es falta de temperatura,

un frío que tiene otro nombre,

pero que no existe o que no está en el léxico,

un frío de alma,

un frío extraño,

que sólo lo comprenden quienes lo padecen;

que no es el mismo en todos los seres,

un frío que es maldición y a veces bendición,

un frío detestado y a veces adictivo,

un frío que nace con nosotros

como un siamés invisible

a quienes nuestras madres lograron calentar en nuestra infancia,

pero luego se hace grande y fuertemente frío.

Un frío que a veces no existe;

que pareciera no existe...

.•*¨*•..•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•. .•*¨*•.

2 comentarios:

Don Claudio dijo...

Que horror!...ese frío me ataca constantemente. Me ataca y me siento solo. Solo trizte y desamparado.

Muy buen post.
Un abrazo gigante.

Saludos!!

Natho47 dijo...

Doy gracias a dios de no haber sentido ese frio.