Eternidad

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Hace un par de años me evangelicé, o algo parecido, comencé a asistir a una iglesia que se auto dominaba “Cristiana”, tenían pinta de evangélicos extremistas. A mi me bajo toda la pasión por la iglesia, creo que fue en cierta impuesto, yo intentaba sentir aquella devoción desbordante de mis compañeros de Fe y a veces la sentía. Llegué a imaginar que siempre pertenecería a aquella institución, me visualizaba encontrando el amor en aquella comunidad, casándome, teniendo hijos a los cuales inculcaría la Fe cristiana, y por fin anciana, yendo a la misma iglesia, con grandes amigos, hermanos unidos por Cristo. Eso no sucedió, y de alguna forma también lo deje de añorar, el cristianismo simplemente no va con migo.

Cuando tenía once o doce años dejé de comer carne, así de un día para otro deje de ingerir todo aquello que alguna vez hubiese caminado o volado. Pensaba que jamás lo haría, sería una vegetariana (naturista) de por vida. Y un día bajo las torturas de mi alma perdida, me pregunté para qué rayos lo hacía y luego de años sin probar el pollo, comí.

Frente a estos extraños ejemplos les diré que nada es eterno, hay una canción cebollera y lastimosa que lo entona y lamentablemente tiene razón; Pero a veces no hace falta que alguien muera para perderlo.

Lo peor de las perdidas es perder a personas, a veces ni siquiera se nota cuando nos vamos alejando, cuando la incomunicación se adueña de nosotros, cuando las llamadas por teléfono desaparecen y cuando por esas cosas de la vida te encuentras con ese alguien notas que es un desconocido, o a veces te das cuenta de la distancia e intentas eliminarla, pero no resulta; la frustración y la pena invade tu alma, como en una triste y lenta agonía.

Y a veces las perdidas son “a rompe y porrazo”, como diría mi santa madre, y la agonía ya no existe, sino que el golpe te llega de improviso y te quedas en el suelo tirado, analizando las heridas.

Me pregunto si la palabra “eternidad” sólo se creo para definir la existencia de Dios, porque al perecer nada más lo es y de Él hay muchos que dudan que exista, no es mi caso.

Al parecer ni los “para toda la vida”, existen.

1 comentario:

rdp dijo...

Aunque por fuera le haga ascos a la religión y odie que me lleven a misa, desearía tener el don de la fe, tal vez no católica, pero sí creer en algo.

Admiro muchísimo a la gente que tiene fe, que tiene convicciones en cualquier ámbito de su vida en general, porque contrasta con mi indecisión crónica ¬¬

Espero que alguna vez haya algo que me guste, crea o desee
eternamente u_u