La vida ha mejorado

Una vez salí con un tipo, era como la segunda o tercera cita, se nos hizo tarde y como estaba medio ebria le ofrecí quedarse en mi casa que estaba muy cerca y la de él muy lejos, pero le dije que no habría sexo, sí así, medio inocente y directa.

Al día siguiente, luego de una noche de algunas insistencias de su parte y de una rotunda negación mía, amanecí a su lado sin haber tenido sexo y mirando el techo; pensaba que la vida nos puede cambiar mucho, pensaba en que tendría que trabajar haciendo clases, trabajaría en algo y un lugar muy distinto a mi trabajo anterior en donde había estado tres años.

A mi lado el tipo, un tipo distinto a mi pareja anterior. Se avecinaba un año en otro trabajo y sin el hombre que me había acompañado durante algo más de un año y quizá, solo quizá el tipo que dormía a mi lado me comenzaría a acompañar.

No hubo sexo, ni una relación formal con el tipo de la cita, hubo un trabajo desafiante, un cambio de vida que se tradujo en conocerme quizá un poquito más, me caí, un golpe de esos grandes, pero también me levanté, cojeé, pero trabajé en que esa cojera se convirtiera en un andar con estilo.

Ahora me enfrento a un viaje y a un cambio de trabajo, iré de vacaciones a un país de Europa, no hablo la lengua y tampoco inglés, me endeudé. No sé bien porque hago este tipo de cosas, cosas quizá no tan racionales ni tan pensadas, me da miedo, tengo miedo del vuelo, de perderme, de no entender una palabra y quedarme varada, tengo miedo de gastar una millonada y pasarla mal, tengo miedo de estar endeudada y no poder pagar, tengo miedo, tengo miedo. Me faltan tres días y tengo miedo.

A la vuelta comenzaré en un nuevo trabajo, al otro lado de la ciudad, en un colegio que no conozco, en cursos en que no he hecho clase, tengo miedo, tengo miedo que los chicocos sean pesados, que se porten mal, que descubran que casi ni me acuerdo de ese contenido, que entre que fui a un colegio malo y que en la universidad casi no enseñan lo del colegio, me quedaron huecos gigantes, tengo miedo que descubran que quizá no sé, tengo miedo de quedarme en blanco frente a 45 adolescentes, tengo miedo.

Tengo miedo y esto se ha vuelto un vómito, una verborrea del miedo.

Pero cuando no tengo miedo, me acuerdo de esa mañana cuando desperté con un candidato a un amor, no sé porque revivo el momento, fue en un día de verano, veía como las sombras y las luces hacían formas en el techo y pensaba es cómo la vida cambia. Me sentía entusiasmada, entusiasmada y nerviosa, entusiasmada y con gratitud, entusiasmada y con miedo.

A veces me digo que ya pasé lo peor, me enfrenté a mis propios monstruos…

Me enfrenté a muchas salas de clases, me enfrenté a muchos adolescentes. Conocí muchos aspectos de mí en esas salas de clases y entro lo dulce y agraz salió ganando la alegría, la alegría de estar frente al otro, de ver aprender a un alumno, ganó la alegría de ser parte de un proceso tan importante como el de educarse y el de crecer en cuerpo, mente y espíritu. Ganó la alegría y el amor sobre el miedo.

Me enfrenté a la soledad, no sé bien porque, pero por alguna extraña razón, por algún tiempo le tuve miedo a quedarme sola en mi casa y/o a no tener pareja (como dice el dicho, me calló el escupo en la cara). Más por obligación que por voluntad tuve que enfrentarme a la soltería y a quedarme sola en casa. Pobre tipo de la cita, quizá por eso lo llevé a mi casa esa noche, quizá inconscientemente no quería pasar la noche sola, no sé. Yo sabía en esa época que no estaba pensando con claridad y andaba haciendo puras tonteras como el hecho que semanas después volví con mi ex (mal, mal), pero esa es otra historia, el asunto es que meses después de la cita con el tipo me enfrenté a la soltería y a quedarme sola en casa. Supongo que ha salido bien, es decir, ahora atranco la puerta con una silla, lo que me da cierta seguridad y ya no extraño al tipo de metro ochenta que roncaba a mi lado, tampoco siento la necesidad de querer dormir con alguien, los pasatiempos se han vuelto menos nocivos y varios aspectos de mi vida se han vuelto más sanos.

Aún falta mucho, pero supongo que la vida ha mejorado, soltera y haciendo clases, la vida ha mejorado; y a ambos sucesos les temí en menor o mayor medida, por un corto o muy largo plazo.



PD: Ahora me hace aún más sentido la entrada “De todo corazón: que 2018 sea un mal año para ti”.

2 comentarios:

Vian dijo...

suerte en el viaje. y en el regreso.

Victoria Volcánica dijo...

Gracias Señor Vian :) Ha sido un buen viaje. Espero que sea un buen regreso =) y me convierta en la más "pulenta" de las profesoras ;)