Cinco años y dos días

Me fui de mi casa hace cinco años y dos días.
Creo que ha pesar de todo, de las épocas de precariedad, soledad, trabajo intenso e insomnio;
Me ha ido bien.
Supongo que en cierta forma el trabajo duro tuvo recompensas, más por golpes de suertes que por el propio ingenio.
Quizá sí existe Dios, y aún contradiciendo a una de mis películas preferidas, quizá sí le caigo bien.
Quedan muchas cosas que resolver, como mi relación con mi madre, ojalá algún día tenga la suficiente fuerza para enfrentarla y cuidarla.
Creo que todo ese episodio me enseñó muchas cosas...
Me acuerdo que en uno de esos días agotadores, un viernes por la noche, cuando iba camino a la pequeña habitación donde vivía, sentada en el autobús observando a los transeúntes, iba pensando en mi precaria situación económica, en que mientras gran parte de las personas se preparaba para salir o "celebrar" que era viernes por la noche, yo llegaría a una pequeña habitación a estar sola, pensaba en que el futuro no se veía auspicioso, que estaba costando "sacar" el título, que tenía que hacer más clases si quería juntar la plata del arriendo y así la cantaleta de "problemas", entonces, mientras la ansiedad se elevaba y el estrés se hacia sentir, supongo que mi yo de alguna reencarnación anterior (si es que existe eso) se hizo presente, miré mi mano que estaba sujetada en el asiento de enfrente y me supe en un acto masoquista, "me estoy estresando por sucesos que no están pasando en este momento". Debería concentrarme en que voy cómodamente sentada, hay buena temperatura, la vista está bien y justo aquí y ahora no tengo el montón de problemas en los que estoy pensando.
Me relajé un poco.
Esa noche un amigo me invitó a comer pizza.
Creo que esa noche ocurrieron dos cosas destacables. Una; que concluí por mi misma, en un chispazo de sabiduría, algo muy parecido a lo que los budistas predican: Lo mejor es estar presente en el aquí y el ahora. Lo segundo, fue que noté que la señora impermanencia se hace presente cuando uno menos se lo espera. Al final esa noche no fue como yo vislumbré mientras iba en el autobús.
Creo que en general la vida me ha ido conduciendo hacia el budismo. A veces me alejo, lo dudo, y un ente algo flojillo y con una visión romántica del beber con amigo se resiste, pero pensándolo bien; Creo que muchos de los cambios positivos en mi se vinculan por mi "coqueteo" con el budismo, y varios de los actos de los cuales podría "arrepentirme" se vinculan con alejarme de esa filosofía.
Paciencia.
Aún tengo mucho que aprender.
Paciencia mamá.

No hay comentarios.: